El presidente islamista de Egipto, Mohamed Mursi, aumenta sus poderes, y desata la ira de los opositores. Los principales artífices de la primavera árabe le acusan de querer ser un nuevo faraón. Sus decisiones no podrán ser revocadas, ni siquiera por el poder judicial. El anuncio del decreto ha sacado inmediatamente a la calle a partidarios y oponentes que se han enfrentado violentamente en la capital, El Cairo, y en Alejandría. También ha habido ataques contra las oficinas de los Hermanos Musulmanes, el movimiento islamista del presidente, en Port Said y en Ismailia.
Lo analizamos con Jesús Núñez, Director del Instituto de Estudios sobre conflictos y acción humanitaria.
En El mundo en 24 horas hablamos también de esa Europa dividida, incapaz de sacar adelante sus presupuestos.
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