Sinopsis
1.600 millones de dólares en sobrecostes. Esta es la cantidad que ha originado el conflicto entre las Autoridades del Canal y el consorcio de empresas, liderado por la española Sacyr y la italiana Impreglio. Con más de la mitad de la obra finalizada, hace unos dos meses el consorcio avisó que le faltaba liquidez y que no podía seguir con la construcción del Tercer Juego de Esclusas. Uno de los motivos, argumentó, es que no se le había informado correctamente sobre la situación geológica. Panamá lo negó, dijo no estar dispuesta a pagar y amenazó con un plan B: dar el proyecto a otra constructora.
El conflicto saltó el 1 de enero, cuando el consorcio anunció que paraba las obras en 20 días si no se le abonaba el sobrecoste. El 7 de enero empezaron las negociaciones para ver cómo se lograba dotar de liquidez el proyecto y salir de una situación que había llegado a un punto muerto. Durante este mes, ha habido un tira y afloja constante en el que han intervenido los gobiernos de ambos países incluido el viaje exprés a Panamá de la ministra de Fomento, Ana Pastor.
Considerada una de las obras de ingeniería más importantes del mundo, la Unión Europea intentó mediar en el conflicto sin éxito. Hace dos semanas se incorporaba a escena un tercero: la aseguradora internacional Zurich. Esta podía poner sobre la mesa 600 millones de dólares de fianza.
En un baile de declaraciones de todos las partes, las autoridades de ambos paises hablaban este martes abiertamente de avances en las negociaciones. Todo, a pocas horas de que concluyera el plazo para evitar la paralización de las obras.
