Superado el pánico inicial a la página en blanco (o mejor dicho, a la pantalla del ordenador en blanco), el periodista Carlos del Amor hizo frente al reto con éxito.
Lo suyo han sido historias muy cotidianas, mínimas, como gusta decir ahora. Retazos de realidad que ha recogido a lo largo de su trayectoria profesional.
La ternura que desprenden los personajes de "La vida a veces" (Espasa) revela su amor por la profesión que le ha dado cierta notoriedad y ha hecho posible ese primigenio encargo editorial.
La violencia contenida propia de una sociedad -la de Israel- en permanente estado de alerta militar.
A su lado, Etgard Keret es todo un veterano.
Desde Tel - Aviv, este descendiente de supervivientes del gueto de Varsovia y de los campos de exterminio dota las narraciones de "De repente llaman a la puerta" (Siruela) una tensión inquietante.
La violencia contenida propia de una sociedad -la de Israel- en permanente estado de alerta militar.
Pero también hay mucha ironía: ¿cómo sobrevivir si no?
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