En el elegante vestíbulo decimonónico de la estación de Przemysl, muy cerca de la frontera entre Polonia y Ucrania, no cabe un alma. Desde el...
01/03/2022 00:02:15En el elegante vestíbulo decimonónico de la estación de Przemysl, muy cerca de la frontera entre Polonia y Ucrania, no cabe un alma. Desde el pasado jueves, cuando comenzó la invasión rusa, se ha convertido en la zona cero de la crisis de refugiados. Aquí llegan cada día decenas de trenes con miles de personas, los pocos que han conseguido subir a bordo en unos vagones atestados, la principal vía de escape de la guerra. "Desde Leópolis hasta aquí tardamos 30 horas y tuve que ir de pie todo el rato. Era como el metro a hora punta pero durante 30 horas", cuenta a RTVE.es Alina, una treintañera ucraniana que ahora espera agotada a otro tren para ir a Varsovia. Leópolis, la última gran ciudad ucraniana antes de llegar a Polonia, está a menos de 100 kilómetros de la frontera y un tren en condiciones normales tardaría menos de tres horas. Cada vez que llega un tren las autoridades fronterizas polacas tienen que controlar los documentos de los refugiados. Esto, sumado al complicado tránsito desde un país en guerra, provoca que los retrasos sean largos, de hasta 16 horas. El cansancio y la desesperación se mezclan con la confusión en la ajetreada estación, pero también por el alivio de haber salido de Ucrania. Cada tren puede llegar a llevar hasta 2.000 personas, sobre todo mujeres y niños -por comparar, en un AVE hay cerca de 400 plazas-. Los asientos están reservados para los más pequeños y los ancianos, por lo que el resto, como Alina, tiene que ir de pie. Asegura que lleva cinco días sin dormir, justo desde que empezó el conflicto.
FOTO: EFE/ Biel Aliño
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