El escritor pasó tres semanas en el mítico caladero Gran Sol.
23/11/2021 00:13:25Todo ocurrió, como pasa muchas veces con la buena literatura, por una casualidad. Antonio Lucas había leído hace tiempo Gran Sol (1963) de Ignacio Aldecoa, un espléndido testimonio cargado de intención social sobre el oficio de los pescadores. Le encantó. Veinte años después, quedó a comer con un amigo, un periodista gallego. «Me contó algo que yo desconocía de él. No solo que su padre era marinero en el caladero de Gran Sol, sino que su hermano, también marinero, había muerto en su primera marea en Gran Sol. Tenía veintinueve años. Dejó viuda y tres hijos. Aquello me sobrecogió.» Siguieron charlando y cuando se despidieron, de modo espontáneo, el escritor le dijo: «Voy a hacer el mismo viaje que hizo tu hermano.» Y lo hizo. Y de allí salieron seis reportajes de los que Lucas quedó satisfecho, pero sintió que le había faltado explicar algo: la parte más emocional. El narrador, el protagonista de la novela, no es él, «pero tiene mis hechuras. Necesita una distancia para tener perspectiva.» Hay un viaje físico, que es duro, y otro mental, que es devastador. Buena mar (Alfaguara) es el homenaje a hombres que pasan trescientos días al año lejos de casa. Son silenciosos y escuetos, y dicen que el mar no es épico, solo agua. Óscar López le pregunta en la entrevista si aquella travesía le cambió la vida. «Sí veo muchos aspectos de otra manera. Y cada día me acuerdo de ellos.»
- Géneros
- Cultura
- Idiomas
- Castellano