Langostinos mar y montaña

Los langostinos son un producto estrella en las comidas y cenas de Navidad. Los pescadores en España capturan los más cotizados en el Atlántico y el Mediterráneo. Concretamente, en Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del Guadalquivir, se pescan los que alcanzan los precios más altos. En la Lonja, vendedores y mayoristas pujan alto por los más grandes: los llaman Pablo Romero, en referencia a la ganadería taurina, por su tamaño. Junto a la playa de Bajo de Guía, en Sanlúcar, los restaurantes se llenan de personas que quieren probarlos. Cuestan sobre 5 euros la unidad. Y cocerlos para que queden en su punto, tiene su truco. Luego, para degustarlos, a mano o con cubiertos, ya es cosa de cada uno.

Más allá de la pesca tradicional, la mayor parte de los langostinos que compramos en tiendas y supermercados, proceden de criaderos situados en el ecuador del planeta. Millones de ellos viajan hasta la localidad de Valdorros (Burgos) donde los procesan y los envasan para luego distribuirlos por Europa. Y a pocos kilómetros, en Medina del Campo (Valladolid) hace algunos años que ya los crían también. Según nos cuentan, pueden controlar mejor los parámetros como la temperatura y la alimentación. Nacen y crecen en carpas sobre la llanura castellana, y se distribuyen, a clientes cercanos, mientras buscan la manera de ampliar el negocio y hacerse un espacio en el mercado.