El Salón Aeronáutico de París muestra los últimos modelos de aviones, pero es también un escaparate que refleja la rivalidad por un mercado, el de larga distancia, con cientos de miles de millones de euros en juego. En la lucha por la conquista del cielo, Boeing ha apostado fuerte anunciando más de 100 peticiones para su Dreamliner 787. Quieren así pasar página a los problemas de calentamiento en sus baterías que les han prohibido volar tres meses. De su gran rival, Airbus, hemos visto el superjumbo 380, pero todavía no han traído a Le Bourget su nuevo A350. A pesar de ello, adelantan a los americanos por algo más de 6 millones de euros en el valor total de encargos realizados. Otra novedad, del fabricante europeo EADS: la firma de un acuerdo para desarrollar motores eléctricos en los aviones. Búsqueda de alternativas con este prototipo como ejemplo, con una hora de autonomía. En cinco años estará listo en las escuelas, aunque para su comercialización habrá que esperar al menos una década. En lo militar se ha entregado el número 100 del C295: un aparato de transporte y vigilancia que se ensambla en España y el 14 de julio estará listo el A400M para que su primer cliente, el Ejército francés, lo haga desfilar sobre los Campos Elíseos.
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