La elección de la ministra francesa de finanzas como directora del FMI ha provocado, aparte de una remodelación en el gobierno francés, que hayamos vuelto a escuchar eso de "la primera mujer que....". Christine Lagarde ha roto otro techo de cristal para las mujeres en una institución especialmente poderosa y, hasta ayer mismo, especialmente masculina.
Para Christine Lagarde al mundo de las finanzas le sobran hormonas masculinas y lo había dicho antes incluso del escándalo sexual de Dominique Strauss Kahn. En febrero, por ejemplo, Lagarde declaró en una entrevista que los hombres tienden a crear líos si se les deja sólos y que el colapso financiero de 2008 fue en parte fruto del espíritu agresivo, avaricioso y alto en testosterona, son palabras textuales, del mundo de las finanzas. De hecho, en su proceso de selección, le ha resultado especialmente sorprendente que no hubiera más mujeres ni entre los candidatos ni en el comité ejecutivo. Cuando me vi interrogada por 24 hombres, ha contado hoy Lagarde, me dije a mi misma: está bien que las cosas cambien un poco, que se aporten diferencias, otras cualidades y una manera distinta de ver las cosas. Y eso que en su día ya fue la primera mujer que accedía a la cartera de economía en Francia y la primera mujer entre los ministros de economía del G7. Ahora es la primera mujer que dirigirá un organismo con apenas un 21% de mujeres entre sus directivos aunque hoy algunos analistas la acusan de haber jugado la carta del género y haber roto una tendencia, la de que el director del FMI sea hombre, para mantener otra, la de que el director del FMI sea europeo. En lo que todos están de acuerdo es en que, por encima de su género y de su nacionalidad está su trayectoriaAunque por encima de su género y su nacionalidad está su trayectoria, hoy aplaudida sin excepciones incluso por ella misma. Lagarde ha dicho que espera hacerlo tan bién en el FMI como lo ha hecho con las finanzas francesas.
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