Las violentas protestas contra el Gobierno turco, que se han expandido por toda Turquía desde el pasado viernes, se han ido reduciendo este domingo paulatinamente, aunque la situación sigue siendo tensa, en particular en Ankara, donde se han vuelto a producir choques entre Policía y manifestantes.
Las fuerzas del orden capitalinas intentaron desalojar por la fuerza la céntrica plaza Kizilay, donde se habían concentrado unas 10.000 personas, según ha constatado la agencia Efe.
Inicialmente la Policía reprimió con gases lacrimógenos y cañones de agua a cientos de estudiantes que intentaban acercarse a la sede del Gobierno del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.
Poco después iniciaron el desalojo de la plaza, lo que desencadenó una batalla campal entre manifestantes y los agentes.
Según Efe, ha habido numerosos heridos y varios médicos han confirmado que la Policía estaba disparando con balas de caucho contra los manifestantes.
Además, la Policía disparó gases lacrimógenos contra hospitales y edificios de viviendas en el centro de la ciudad, causando el pánico entre manifestantes y habitantes.
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