Bisshnu Kumari tampoco pudo ir a la escuela cuando era una niña. Su padre, de la tribu tharu en Nepal, la vendió cuando tenía tan solo 9 años para saldar una deuda de 30 euros. Bisnu se convirtió durante dos años en lo que allí se conoce como una Kamalahari; una esclava doméstica al servicio de un amo. La tradición Kamlahari en Nepal es ilegal pero su práctica continúa con miles de niñas. Algunas sufren incluso abusos sexuales. Bisnu dejo de ser una esclava porque una ong convenció a su familia de que volviese a la escuela. Hoy es abogada y lucha porque otras Kamlaharis tengan un futuro. La historia de Bisnu es la de muchas niñas en el mundo. 75 millones no van a la escuela, o una de cada tres no llega a Secundaria. Organismos y ONGs insisten que la inversión en la educación de las niñas es futuro también para un país..
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