El destino ha querido que haya sido Milán, la capital económica de Italia, uno de los dos países más señalados en los últimos tiempos junto a Francia, donde la zona euro ha cerrado filas con la ortodoxia. "Creemos que la política monetaria debe ser complementada por una política fiscal fuerte y creíble, por reformas estructurales y por inversión", enfatizaba Jeroen Dijsselbloem. Nadie se ha desmarcado de este planteamiento, ni siquiera el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, quien aceptaba aplicar las reglas actuales marcadas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. A la zona euro le preocupa el actual estancamiento económico. Para España, que sigue creciendo, no es una buena noticia el parón en países como Alemania, Francia o Italia. Luis de Guindos ve riesgos de una tercera recesión. En el particular pulso entre Guindos y Dijsselbloem por la presidencia del Eurogrupo, un último dato. El holandés ha desmentido con rotundidad que aspire a presidir el Mecanismo de Liquidación Bancaria. Es decir, que quiere seguir al frente de la zona euro hasta junio de 2015.
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