Francia y Alemania se han mostrado más unidas que nunca para que la locomotora del euro siga avanzando. Y lo haga con un verdadero gobierno económico europeo, para lo que proponen crear un consejo de jefes de estado y de gobierno que se reúnan al menos dos veces al año. Ni a la canciller alemana, Angela Merkel ni al presidente francés, Nicolas Sarkozy, les gustan, al menos de momento, los eurobonos, emisiones de deuda comunes y con el mismo tipo de interés para toda la zona euro. Perjudicarían, dicen, a los países más estables mientras Europa no avance en la integración fiscal y presupuestaria. Angela Merkel y Nicolas Sarkozy no quieren ser los únicos que tiren del carro de la moneda única. Por eso, proponen que los 17 países de la eurozona adopten una regla de oro que les comprometa a mantener el equilibrio presupuestario y no endeudarse más de la cuenta. Y piden que se recoja en las Constituciones de los Estados para ser ajena a las luchas partidistas.
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