Las recetas indicarán el principio activo que el enfermo tiene que tomar, no la marca del medicamento y el farmacéutico tendrá que dispensar siempre el más barato. Los médicos están de acuerdo con la medida, porque dicen que no altera el criterio que siguen: prescribir siempre lo que más conviene al paciente. Los medicamentos de marca con más de 10 años para los que no haya equivalente genérico, tendrán que bajar su precio un 15% y los que pierdan la patente ya no tendrán dos años de margen para abaratarse. El real decreto también prevé avances en el ajuste de los envases a las dosis necesarias para evitar que se acumulen fármacos en casa y fija las ayudas para las farmacias de pequeñas poblaciones. El paquete de medidas permitirá ahorrar al sistema nacional de salud 2.400 millones de euros al año y 167 millones a los ciudadanos.
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