El incendio ha pintado un horizonte negro. El monte muestra las dimensiones de la catástrofe. Ya no hay fuego, pero todavía trabajan en la zona, en tierra, y aire. Para evitar que el calor y la falta de humedad puedan reavivar alguna llama. Al menos, la alarma en los pueblos ha pasado.
Humea el manto vegetal y los pinos arrasados. Con ellos han desparecido la resina, las setas, la caza,..., pero también las colmenas, fuentes de riqueza de los que viven en las faldas del Teleno. Más de diez mil hectáreas arrasadas, en un perímetro de sesenta kilómetros.Todavía no se aventuran cifras de pérdidas. Primero, toca apagar del todo el incendio y después se evaluarán los daños. La Junta de Castilla y León ofrece su apoyo a los tres ayuntamientos afectados.
Han sido cinco días de trabajo duro. Con turnos de hasta cuarenta y ocho horas sin parar. El cansancio y las emociones se viven sobre el terreno. La actividad no cesa. Llega el momento de retirar cenizas y buscar al culpable de la catástrofe, porque todo apunta a un incendio intencionado. ,
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