Su primer reto es dar con el punto exacto donde se inicia un fuego, es como encontrar una aguja en... cientos o miles de hectáreas quemadas. Vemos las condiciones del viento, la humedad y cuanto antes se llegue al incendio, por supuesto mucho mejor. En la tierra abrasada están las respuestas. Una rama, una piedra o una lata son valiosas pistas. Nos indica la zona por la que entró el fuego y nos dice la dirección del fuego. El adn de la saliva se coteja en el laboratorio de biología con la base de datos. Muestras de todo tipo se precintan y llegan al departamento de química y medioambienteLos artificios que recibimos, que analizamos dan idea que hay mentes que se dedican a pensar cómo quemar superficies de bosques. Y esa máquina dice: en esta tierra hay Gasolina. Otro caso cerrado en la temporada del año con más trabajo.
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