Sinopsis
En el Reino Unido, a 48 horas de votar para elegir nuevo Gobierno, la inmigración se ha convertido en uno de los asuntos clave de campaña. En un anuncio, divulgado por el primer ministro Rishi Sunak, los conservadores prometen mano dura y aseguran que los laboristas pondrán una alfombra roja a quienes llegan a la isla, y ha generado controversia. Sus críticos a la derecha le acusan, precisamente, de no haber frenado la llegada de inmigrantes, este año en cifras récord. La antigua base aérea de Wethersfield alberga a varios centenares de solicitantes de asilo. En los últimos meses, algunos vídeos grabados por los propios migrantes prueban los abusos de los guardias de seguridad, autolesiones o incluso intentos de suicidio. Las autoridades admiten hasta diez solo en enero. Habibur Rahmán Niazí, médico en Afganistán, de donde huyó dejando atrás esposa, hijos y dos hermanos muertos, estuvo internado en uno de estos centros y denuncia que no tenía ventilación, ni estaba limpio y que por eso le salieron sarpullidos en la piel y le ha afectado a su salud mental.
La inmigración neta en el Reino Unido se ha más que duplicado en la última década, hasta las casi 700.000 personas el año pasado. Y en lo que llevamos de 2024, más de 13.000 personas han atravesado el canal de la Mancha de forma irregular, un récord histórico.
"Para terminar con el problema de la inmigración ilegal hace falta un elemento disuasorio, y eso son las deportaciones a Ruanda", insiste el primer ministro, Rishi Sunak. Los laboristas aseguran que eliminarán el llamado "plan Ruanda", aunque coinciden en que hay que atajar la inmigración irregular.
