Los rumores aseguraban que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama estaba muy enfadado con la decisión de Standard&Poor's, que le convierte en el primer presidente de la historia de Estados Unidos en tener que lidiar con una rebaja de la nota, y a juzgar por su tono y sus palabras lo está. "No importa que caigan los mercados o lo que digan las agencias de calificación, esto son los Estados Unidos y vamos a resolver nuestros problemas", ha dicho pidiendo, además por enésima vez unidad a los partidos políticos que han vuelto a encender sus discrepancias si es que se habían apagado. Los republicanos culpan al presidente de haber fracasado con su política económica, los demócratas culpan al Tea Party de haber envenenado la credibilidad de Estados Unidos y el Departamento del Tesoro a la agencia de calificación crediticia Standard&nd Poor'ss de haber hecho mal las cuentas, de haberse equivocado nada menos que en 2.000 millones de dólares. Pero la agencia de calificación persevera, asegura que la trayectoria fiscal de Estados Unidos no es la adecuada y que si no cambia, hay un 33% de posibilidades de que la nota se rebaje más de aquí a los próximos dos años. Un anuncio que tampoco ha contribuido a tranquilizar a los mercados, pendientes del titular economico de cada día: mañana, por ejemplo, de si la Reserva Federal mueve los tipos de interés, compra grandes cantidades de deuda o anuncia nuevas medidas de apoyo al consumo.
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