El pianista y el ruido

En la Plaza Nova de Barcelona la vida esta noche transcurre con relativa normalidad... La gente vuelve a sus casas y nada se parece a lo que fue el pásado sábado, salvo el sonido lejano de un piano... Ese piano, teclado para ser exactos, ha vuelto este miércoles a su sitio después de lo vivido el fin de semana, cuando ese sonido se confundió con las sirenas y los gritos de las revueltas callejeras ante las medidas restrictivas para frenar la pandemia. Pero no enmudeció. Peter Gueddes siguió tocando Eternal flame, de The Blangles; a pesar de lo difícil que era hacerlo en aquellas circunstancias, cuando el mundo detrás parecía caerse a pedazos.