Sinopsis
En Estercuel, un pequeño pueblo de Teruel con un paisaje marcado por años de explotación minera, los jóvenes que viven allí se están movilizando en contra de una mina a cielo abierto que, según dicen, va a acabar con la última montaña que les queda. Su alcalde asegura que es imparable y que no hay más alternativas de empleo. La empresa que gestiona la mina dice que tiene todos los permisos en regla.
A un abismo de 100 metros de profundidad, kilómetro y medio de cráter. Es la enorme cicatriz de un pueblo asediado por las minas desde hace 80 años. Enterrado el carbón, ahora extraen una arcilla que devora la montaña. Enfrente, la peña Santana, la última superviviente."Cuando las minas abandonen, hayan hecho su dinero, al final nos va a quedar aquí un desierto". "Esto es una barbaridad, hay que frenarlo", defiende el exminero y miembro de la plataforma 'Estercuel es futuro', Juan Francisco García.
Solo dos vecinos emplean las dos minas de arcilla que quedan. El resto no quiere trabajar ahí, dicen, por sueldos precarios. A pesar de la actividad minera. Estercuel ha perdido la mitad de su población en 40 años, 200 menos. Los jóvenes han emprendido la vía judicial. Buscan también alternativas de empleo.
