El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha celebrado la primera de las tres sesiones en las que estudiará la constitucionalidad de la reforma sanitaria del presidente Barack Obama, su principal logro legislativo, en un test histórico que puede poner en peligro su lucha por la reelección en noviembre.
La sala del tribunal, en la que estaban 400 personas, ha estado llena de congresistas, prominentes abogados, altos cargos de la Admnistración Obama y aquellos que han pagado a otros o esperan ellos mismos desde este fin de semana para conseguir un asiento en la sala de audiencia pública.
En la primera sesión los nueve magistrados han examinado el aspectos más técnico pero desde luego el más esencial a corto plazo: si se puede denunciar una ley antes de que ésta entre en efecto.
Según una ley de 1867, denominada Anti-injuction Act, el contribuyente no puede impugnar una ley hasta que ésta le afecte, que en el caso de la reforma sería en 2015, cuando los que rechacen el mandato individual tendrían que empezar a pagar una tasa por ello.
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