La suya fue la historia de una obsesión que se preocupó en disimular: matar en nombre de Alá. El minuto de silencio en todas las comisarías de...
Disponible hasta 22-05-2116
15/06/2016 00:01:36La suya fue la historia de una obsesión que se preocupó en disimular: matar en nombre de Alá. El minuto de silencio en todas las comisarías de...
Disponible hasta 22-05-2116
15/06/2016 00:01:36Disponible hasta: 22-05-2116 15:28:00
La suya fue la historia de una obsesión que se preocupó en disimular: matar en nombre de Alá. El minuto de silencio en todas las comisarías de Francia ha pesado como la peor de las impotencias. Mientras los investigadores buscan posibles cómplices de Larossi Abballa. Indicios hubo en 2011. Arrestado por participar en una red yihadista, decía en uno de sus mensajes: "tengo sed de sangre, pongo a Alá por testigo". Hablaba de limpiar infieles y tenía propaganda yihadista y una lista de potenciales objetivos. Junto a otros detenidos, frecuentaba parques, degollaba conejos y se entrenaba física y religiosamente. Pero el perfil limitado e influenciable que Abballa mostró en el juicio, rebajó la alerta. Cumplida la pena de 3 años, abrió un negocio de comida a domicilio. Era, dicen los vecinos, un chico normal. En Febrero pasado su nombre apareció en otra investigación sobre redes yihadistas. Y su teléfono fue intervenido. No hubo conversación sospechosa. Lo que sucedió hasta la noche del lunes, lo contó él mismo en Facebook, tras asesinar al comisario y su pareja: tres semanas antes había jurado lealtad al jefe del estado islámico. El Gobierno dice que sólo se pueden juzgar hechos, no intenciones, y que ese salto es muy difícil de detectar a tiempo.