Lula deja la presidencia de Brasil con un 80% de aprobación gracias, en buena medida, a su lucha contra la pobreza. Y el símbolo de esa pobreza son las favelas. TVE ha entrado, con el ejército brasileño, en el Complexo do Alemao, una favela arrancada al control de los narcotraficantes hace solo un mes. Ver aquí a los soldados simboliza que el Estado quiere llegar por fin a estos territorios marginales donde malviven los más pobres, rodeados de droga y bandas armadas.
El verdadero reto es mejorar las condiciones de vida de la gente, que tengan la oportunidad de conseguir un trabajo digno lejos de la delincuencia. Por eso el gobierno acompaña la presencia militar con proyectos sociales. Y si Lula amplió el tiempo de escolarización, el gran reto de Dilma será mejorar la calidad de la enseñanza.
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