Alcampo

A Melchor, nada más nacer, la vida le jugó una mala pasada pues se resbaló de los brazos de la matrona y cayó al suelo, lo que le provocó una brecha en la cabeza y una dislexia para siempre.

Para él y para Alcampo, esto es sólo un pequeño inconveniente, pues desde hace 11 años forma parte de la plantilla como trabajador fijo.

En Alcampo creen en la enorme valía de las personas con discapacidad y desde hace unos años fomentan su contratación.

Con ellos, Melchor se siente cómodo, a gusto y arropado por sus compañeros: "bueno, compañeras" dice Melchor, "porque casi todo son mujeres".