Animal Crossing New Horizons, ¿merece la pena el videojuego de mayor éxito de la cuarentena?
- Son muchas las novedades incluidas en la nueva versión New Horizons, pero no todas convencen al usuario
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En 2005 se lanzó su primera versión y desde entonces no ha dejado de crecer. Y no nos referimos solo al número de fanáticos: Nintendo sorprendía con la actualización de Animal Crossing para Nintendo Switch en pleno confinamiento. Han sido muchos los dispositivos en los que hemos podido disfrutar del juego (Nintendo DS, 3DS, Wii o móvil), pero el hecho de adaptarlo a la Switch atrajo a un gran número de gamers -y no tan gamers- que esperaban con curiosidad las anunciadas novedades de New Horizons. Entre algunas de las mejoras incluidas están las siguientes:
- Gran cantidad de eventos estacionales, como la Caza del Huevo
- Posibilidad de construir y personalizar tus propios muebles y herramientas
- Aplicaciones móviles que amplían las opciones de juego
- Nacimiento de las millas, nueva forma de pago junto a las tradicionales bayas
- Oportunidad de modificar el terreno: tanto el agua como el suelo son totalmente amoldables a tus preferencias
Y aunque muchos consideraban estos factores como elementos clave para adentrarse de nuevo -o por primera vez- en su mundo virtual, existe un gran número de usuarios que no han quedado satisfechos con ellos. Una de las ventajas con las que siempre ha contado Animal Crossing es el público tan amplio al que accede. Porque da igual si tienes 15 o 40 años: si te sumerges en las rutinas diarias que recoge el universo Tom Nook puedes llegar a engancharte. Pero precisamente su principal fortaleza se convierte al mismo tiempo en debilidad: no se puede contentar a todo el mundo.
Inversión inicial elevada
Uno de los mayores alicientes cuando entras por primera vez al juego es, sin duda, el abanico tan amplio que existe para pagar la hipoteca de tu casa. Sin embargo, en New Horizons no tienes ningún inmueble, ¡sino una tienda de campaña! Y aunque pagar ese pequeño préstamo es relativamente sencillo, ese aumento de cuota cada vez que amplías tu vivienda se ha encarecido respecto a versiones anteriores. De hecho, una de las principales quejas al respecto es la diferencia que existe entre lo que tienes que pagar (tanto en forma de alquiler como en inversión para mejorar el pueblo) y lo que recibes cada vez que vendes peces, fósiles, insectos o cualquier tipo de mobiliario que cotice durante el día.
Quizás sea algo calculado a la perfección y forme parte de la estrategia para mantener nuestra atención. Pero otra de las reacciones generadas entre los usuarios es precisamente la cantidad de días que necesitas para ir consiguiendo los primeros logros. Por ejemplo, son necesarios unos 15 días para obtener dos herramientas fundamentales para el desarrollo de tu estancia virtual: la pértiga y la escalera. Aunque en versiones anteriores no se contemplaba, New Horizons cambia el pueblo por una isla y añade la posibilidad de crear terrenos inaccesibles durante los primeros días. También necesitarás alrededor de un mes para poder disfrutar del museo y de la tienda de accesorios y complementos de las Hermanas Manitas. Un tiempo que se considera elevado si tenemos en cuenta que, hasta su consecución, el día a día se ve extremadamente ralentizado por la falta de acciones que realizar.
Modificar el terreno, pero... ¿a qué precio?
Uno de los principales atractivos de esta versión es la posibilidad de modificar el terreno a nuestro antojo: desde la creación de cataratas y ríos hasta la construcción de elevaciones para crear nuevas áreas de ocio. Las opciones son infinitas y no tienes que pagar por ellas. Sin embargo, cada modificación trae consigo una serie de elementos necesarios para que la nueva zona esté completamente dotada de comodidades y sea totalmente accesible. Y ahí es donde radica una de nuestras perdiciones: la inversión.
Gracias a las millas -la nueva forma de pago complementaria a las bayas-, puedes tener acceso a un catálogo de elementos con los que decorar toda tu isla. Farolas, buzones, vallas, faros y demás construcciones pueden estar a tu alcance desembolsando una buena cantidad de millas. Pero la inversión no se queda ahí: Tom Nook también ofrece la posibilidad de construir puentes y escaleras. Y claro, materializarlas no resulta barato. Mercedes tiene 24 años y su opinión refleja a la perfección el descontento de muchos jugadores: "Tienes que gastarte tu dinero en la isla. O arreglo mi casa o hago el pueblo. Dos cosas no puedo hacer".
Avance demasiado lento
Es lógico que cada vez que iniciamos una partida tengamos que aguardar unos segundos hasta que carga por completo. Pero en Animal Crossing no solo tienes que esperar ese tiempo, sino que además cada día te topas con una pantalla donde Tom Nook o Canela (dependiendo de lo avanzado que te encuentres en el juego) te pone al día con las novedades de la jornada. Pero... ¡sorpresa! No siempre las hay, por lo que ese tiempo de espera genera a veces la sensación de sumergirte en un juego que, de por sí, va más despacio de lo que debería.
Aunque los diálogos resultan tediosos por la imposibilidad de pasarlos a mayor velocidad, la lentitud no solo radica en ese aspecto. Porque, ¿qué hay de la cantidad de mobiliario que podemos tener pero no conseguimos crear hasta hacernos con cada uno de los proyectos? Los objetivos a medio y largo plazo suponen uno de los principales quebraderos de cabeza de los usuarios. Está bien generar ciertas metas a los que cada uno debe acceder a su manera, por su camino y a su propio ritmo. Pero no es lógico que un juego que fomenta su uso diario se valga de varios días para que tú, como jugador, dediques horas y horas para conseguir las instrucciones de una construcción.
Noah tiene 23 años y ya jugó a Animal Crossing Wild World, así que no le resultó complicado establecer las diferencias entre ambas versiones: "Lo que me ha atascado un poco es cuando ya te pasas la parte inicial del juego. Si quieres tener más cosas necesitas bastante dinero y tienes que estar especulando mucho. Piden mucho tiempo de ti".
Más eventos, distinta dinámica
Uno de los factores que atraía a los jugadores era la celebración de eventos durante los fines de semana. Los torneos de pesca o la caza de insectos eran ya algo habitual para los usuarios. Y aunque no han sido eliminados totalmente, New Horizons presenta alguna que otra modificación que no termina de contentar a quienes lo prueban. Por ejemplo: tanto en Animal Crossing New Leaf como en versiones anteriores, el torneo de pesca lo ganaba quien encontraba el pez más grande. Sin embargo, en la versión Switch basta con pescar cinco peces en menos de tres minutos para alcanzar la victoria.
Y algo de lo que no podemos olvidarnos es de las herramientas tradicionales. Pala, hacha, red, caña, tirachinas y regadera se han convertido en todo un clásico. Pero no ha gustado en absoluto la facilidad con la que se rompen. Es cierto que no es necesario mucho material para volver a fabricarlas, pero esa mecánica produce frustración y no termina de añadir ningún valor a la rutina de juego. Porque lejos de motivar al usuario, puede resultar tedioso tener que dedicar más tiempo a su construcción que a su uso. Y aunque existe la posibilidad de obtener la versión oro -no se destruyen con el paso del tiempo-, es necesario obtener todo el muestrario de peces, insectos y fósiles para conseguirlas. Conclusión: necesitarás al menos un año para hacerte con ellas.
Entonces... ¿por qué nos engancha tanto?
"Me da mucha rabia empezar en una tienda de campaña y que cueste tanto ponerse en marcha. Realmente creo que es un juego que está pensado para meterse todos los días un buen rato". Como Noah, miles de personas han utilizado el lanzamiento de New Horizons para crear una esfera completamente relajante y conseguir desconectar de la situación que vive el mundo en la actualidad. Y una de las claves para enganchar nuestra atención y conseguir que el juego forme parte de nuestro día a día es que transcurra en tiempo real. Es decir: si te contectas por la noche, el mundo virtual también lo será. Y las consecuencias serán las mismas que en la vida real: menos luz, fauna distinta, establecimientos cerrados y vecinos en sus casas a punto de dormir.
Y puede pasar totalmente inadvertido, pero la gama cromática que utiliza desde su origen trae consigo una sensación de calma de la que no llegamos a ser del todo conscientes. No hay ningún elemento con colores llamativos. El uso de tonos apagados, suaves y pasteles proporciona un descanso visual que no obtenemos en juegos más vibrantes como SuperMario.
Tampoco podemos pasar por alto el momento en el que se produjo su lanzamiento (el 20 de marzo de este año). El mundo entero estaba sumido en medio de una pandemia y el confinamiento era algo prácticamente obligatorio en un gran porcentaje de países. Así que las condiciones de ocio han sido radicalmente opuestas a las que cualquier experto en marketing podría imaginar. "Justo me pilló en la cuarentena y me gustaba tener los deberes del día tan delimitados, como que el juego te dijera un poco por dónde tenías que ir", afirmaba Noah. Y es precisamente la "previsibilidad" de cada jornada lo que proporciona un mundo virtual repleto de tareas que pueden llegar a calmar nuestra ansiedad. Y no solo eso: el conocer con exactitud todo lo que va a ocurrir genera en nosotros la seguridad de que tenemos todo bajo control.
Y quizás la mayor ventaja de la que podamos beneficiarnos es de tener una consola conectada a internet. Esa posibilidad, ya activada en la 3DS, permite trasladar a tu avatar hasta cualquier isla. Gracias a ese viaje, Animal Crossing se convierte en toda una red social: permite charlar en directo, puedes interactuar con todos los habitantes del pueblo e incluso es posible conseguir mobiliario o proyectos -incluso frutas- diferentes a los nativos de tu pueblo.