'El Hype' analiza la serie sobre Jeffrey Epstein: "No solo él era deplorable, sino también el sistema que le protegió"
- Lisa Bryant dirige la serie Jeffrey Epstein, Asquerosamente rico
- El documental retrata la trama de abusos a menores de Epstein y da voz por primera vez a las víctimas
El Hype, el programa de Playz que analiza las series más comentadas del momento, vuelve esta semana para adentrarse en Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico, la serie documental que aborda uno de los casos de tráfico y abuso sexual de menores más inquietantes de los últimos años. Inquietante por lo mucho que se silenció, por el sufrimiento de unas menores desamparadas por la justicia, por los poderosos nombres que podrían estar implicados en la trama y por lo que aún nos queda por saber.
Inés Hernand (youtuber y jurista), Lara Alcázar (Femen España) y Tomás Ocaña (periodista de investigación) acompañan a nuestro hyper Agustín Alonso para hablar de esta serie que a través de cuatro capítulos nos adentra en el sombrío mundo de Jeffrey Epstein (1953 - 2019). Un neoyorquino de origen humilde que se hizo multimillonario, aparentemente, a través de su trabajo gestionando las finanzas de las grandes fortunas estadounidenses y sus business con la élite política y económica mundial.
Aviones privados, fiestas exclusivas, amigos intelectuales y multimillonarios, dolce vita en su isla exclusiva en las islas vírgenes o en su inmenso rancho en México. Decidiendo sus acciones filántropas desde su mansión en el Palm Beach de Miami o desde su palacete en el corazón de Manhattan. Pero esta historia no tiene nada de idílica ni admirable.
Jeffrey Epstein era un depredador sexual. Con la ayuda de su amiga y cómplice Ghislaine Maxwell tejió una trama piramidal de mujeres, la mayoría menores de edad y en situación de vulnerabilidad, a las que violaba sistemáticamente y que, presuntamente, obligaba a prostituirse para terceros.
"Es un documental desagradable de ver, pero tampoco hay que apartar la mirada del algo tan escandaloso. De un millonario con un perfil narcisista, con un perfil muy cazador-presa, sociópata, sin arrepentimiento, que juega con los puntos flacos de sus víctimas", destaca Inés Hernand en El Hype sobre esta serie que dirige Lisa Bryant. La historia cuenta "la punta del iceberg", como incide su directora, de esta trama de pedofilia auspiciada por el multimillonario Epstein.
Criticas a favor y en contra del documental
A pesar de su éxito, la serie tiene sus fans y detractores. Los fans aplauden que por primera vez se haya dado voz a unas víctimas -o supervivientes, como así las rotulan en el documental- que durante quince años fueron ninguneadas por la justicia y silenciadas por unos medios de comunicación sobre los que Epstein tenía un control asfixiante.
"Como documental me gusta mucho que al principio juega con la idea de si este caso era o no para tanto, pero cuando vas viendo los siguientes capítulos ves que sí, que va a más, a mucho más. Te genera mucha indignación y consigue que te enfades", explica Ocaña.
Pero los detractores también critican cierto carácter morboso en el relato de las víctimas, el caer en ciertos estereotipos y en barrer a favor de algunos personajes por los que cualquier espectador con espíritu crítico no pondría la mano en el fuego.
"Se trata de una producción que juega más a desarrollar el morbo que a desarrollar un sentido más crítico. Con tres o cuatro testimonios de las supervivientes ya ves el patrón de abuso que tenía él, no había necesidad de regodearse tanto en ese sufrimiento. Y también creo que al final, con intención o sin intención, se llega a mitificar la figura de Epstein. También me molestó que hablan mucho del personaje americano hecho a sí mismo, en uno de los capítulos se incide mucho en ello. Me pareció que trata de crear un halo alrededor del personaje, el retrato de un hombre blanco, cis y hetero que está en las esferas de poder", analiza Lara Alcázar durante su charla en El Hype.
Muerto Epstein... ¿se desvelarán más nombres de poderosos implicados en la trama pedófila?
Pero lo que no podemos poner en duda es una de las cosas que más engancha de esta investigación: la cantidad de preguntas -aún sin respuesta- que nos plantea el visionado de esta serie. ¿Por qué cuando se destapó por primera vez la trama Epstein, en 2005, cayó en el olvido y el multimillonario retomó su vida normal sin apenas pisar la cárcel? ¿Por qué nadie puso el grito en el cielo cuando el fiscal federal para el distrito del Sur de la Florida, Alexander Acosta, le concedió la inmunidad a Epstein y a todas las personas que pudieran ser cómplices de la red pederasta? ¿Por qué ese interés en proteger a los cómplices? ¿Qué vínculo real existió entre Epstein y algunos de sus conocidos como Bill Clinton o Donald Trump? ¿Hay pruebas suficientes para dudar del suicidio de Epstein y plantear que fuera asesinado?
Y, lo más importante. Una vez muerto Epstein, pero con todo su archivo pedófilo y documentos incrimatorios en manos del FBI y la fiscalía de Nueva York, ¿qué va a pasar con este caso? ¿Se seguirá investigando? ¿Salpicará a nombres influyentes del sistema?
"Hay cosas muy importantes que no se cuentan en el documental. Se incide muy poco en el sistema. Epstein se pinta como un ser deplorable, pero ¿por qué no se habla del sistema que hay detrás de él? La parte del fiscal Acosta es muy interesante porque te está hablando de esa parte del sistema que permite que un loco como Epstein pueda hacer lo que quiera, que la justicia no es igual para todos. Me llama también la atención toda la gente de alrededor, como todos los trabajadores de Epstein que presenciaban lo que pasaba y miraban para otro lado", explica Tomás Ocaña.
Las conspiraciones sobre el caso Epstein
Tras la condena irrisoria de 2005, Epstein retomó su vida normal y con la tranquilidad de tener en su haber una inmunidad que le libraba de volver a rendir cuentas sobre sus delitos. En julio de 2019 el caso volvió a estallar, esta vez en Nueva York. En esta ocasión, la fiscalía y el FBI llevaron a cabo un registro en el domicilio de Manhattan de Epstein en el que hayaron un gran archivo de imágenes de las niñas abusadas y material sensible.
Esta vez Epstein ya no tenía escapatoria. Ingresó en el Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, una centro de máxima seguridad. Conocida como la Guántanamo de Nueva York, esta prisión acoge en sus celdas mafiosos, terroristas islamistas y traficantes de drogas (El Chapo Guzmán estuvo interno varios meses en este centro).
Unos días después, Epstein apareció muerto en su celda. La teoría oficial es que se suicidó, aunque las extrañas circunstancias de su muerte, así como la triple fractura localizada en su hueso hioides han desatado todo tipo de conspiraciones y teorías sobre su muerte.
"El centro correcional de Nueva York no es un cárcel cualquiera, es donde van los grandes criminales, están muy habituados a vigilar a ese tipo de gente. Se me hace difícil entender lo que pasó, tanto que alguien entrara y le matara como que alguien le diera las posibilidades para poder suicidarse. Es muy raro que pase esto en una cárcel que está acostumbrada a tener a los peces más gordos", explica Ocaña.
Lo peor de todo, como destacan las propias víctimas en el documental, es que la muerte de Epstein es una muy mala noticia. Como destaca Tomás Ocaña, con su muerte "se ha librado del linchamiento social que merecía. Esa sensación de indignación que dicen las supervivientes es muy comprensible. Esa idea de 'y encima se consigue suicidar', porque su muerte le ha permitido no pagar por lo que ha hecho".
"Aunque Epstein esté muerto, hay que reparar el dolor de las víctimas"
La muerte de Epstein tuvo consecuencias inmediatas. Sus abogados pidieron al juez del caso, Richard Berman, que diera por cerrado el proceso. El juez, en un gesto de apoyo a las supervivientes, les dio la oportunidad de seguir declarando. El caso, evidentemente, no se ha cerrado, y continúan las investigaciones e interrogatorios a testigos que puedan aportar un poco más de luz en la oscuridad Epstein. Este mismo lunes todos los medios británicos informaban que el príncipe Andrés de Inglaterra, cuya vinculación al escándalo Epstein le llevó a abandonar sus funciones públicas el pasado mes de noviembre, ha recibido una solicitud formal de la Fiscalía de Nueva York para participar en un interrogatorio para colaborar en el marco de las investigaciones abiertas por los supuestos delitos sexuales perpetrados por el magnate Epstein.
"Un tema fundamental y que no se toca mucho es la importancia de reparar el daño que tú has hecho, tiene que haber una reparación a nivel social y también a nivel psciológico y físico. La manera que tienen las supervivientes de moverse o de hablar en muchos casos representan patrones que demuestran que un abuso tiene memoria en el cuerpo. Es perverso que esas víctimas tengan que seguir sus vidas como están. Incluso aunque Esptein esté muerto, hay que reparar ese dolor", explica Alcázar.
Un dolor que no solo tiene que ver con el propio abuso, sino con el abandono que han vivido las supervivientes durante quince años. Como cuentan varias de ellas en el documental, cada vez que intentaron denunciar, si bien la policía daba credibilidad a todo su testimonio, durante 15 años jamás recibieron respuesta por parte de la justicia. Michael Reiter, jefe de policía de Palm Beach entre 2001 y 2009, aún habla con tristeza de cómo no pudo hacer nada por ayudar a las víctimas porque la fiscalía negociaba acuerdos con Epstein a espaldas de todos ellos. "De hecho la directora Lysa Brian cuenta que uno de sus mayores problemas al hacer el documental fue que las víctimas no se creían que el documental iba a salir adelante, solo querían hablar a cambio del compromiso de que este proyecto se fuera emitir. Temían que Epstein (aún vivo durante la filmación) llamara a Netflix para frenar la producción. Cuando llevas 15 años y todo el sistema está contra ti, te llevan a ese nivel de frustración".
"Para mi el titular de esta serie es que estamos ante la consecuencia más extrema del sistema: hablamos de cuotas de poder muy altas del sistema, que hacen lo que quieren sin que nadie del poder lo cuestione", sentencia Lara Alcázar.