El planeta está ahora en el momento más silencioso de la historia moderna: así afecta a los sismógrafos nuestro confinamiento
- Los sismógrafos detectan el cese de actividades realizadas por humanos debido a la pandemia
- La media mundial de ruido disminuyó hasta en un 50% entre marzo y mayo de 2020
- El silencio comenzó en China a finales de enero
¿Alguna vez te habías parado a pensar la cantidad de ruido que genera el ser humano? La comunidad científica lleva años intentando medirlo con exactitud, pero la crisis sanitaria que asola el planeta ha permitido que se llegue a una conclusión: estamos inmersos en el periodo más silencioso de la historia moderna. Y el motivo no es otro que la pandemia. Según publica la revista Science, nosotros somos la tercera fuente de ruido. Así que la ausencia de viajes en tren, avión o participación en eventos multitudinarios como partidos de fútbol o manifestaciones, ha permitido de una vez por todas que la tierra descanse por un momento y se puedan cuantificar los daños que nuestro sonido produce al mundo.
Ahora bien... ¿cuál ha sido el modus operandi para hacer esta medición? Fácil: los sismógrafos. Estamos acostumbrados a que estos aparatos determinen la repercusión de las vibraciones terrestres, como puede ser un terremoto, maremoto o cambios en la presión atmosférica. Sin embargo, el impacto medioambiental del ser humano también está recogido en estos registros y evidencian que nuestros traslados en coche, camiones, trenes, aviones o incluso acceso a concentraciones de gran magnitud generan una fuente imparable de ruido. Algo que se ha frenado en seco tras el confinamiento impuesto en varios países de ambos hemisferios.
El silencio comenzó en China
Aunque en otras circunstancias ningún ser humano sería capaz de percibir este ruido, los sismógrafos tampoco han sido capaces de diferenciarlo de la actividad sísimica natural. El motivo es sencillo: ambas se fusionan y amortiguan. Pero mientras investigadores de todo el mundo veían como la población se replegaba en sus casas, en la comunidad científica tenía por fin la oportunidad de escuchar el ruido sísmico sin tener en cuenta la contaminación auditiva que generaba nuestra actividad humana.
Y los datos, lejos de pasar desapercibidos, son del todo reveladores. De las más de 260 estaciones de vigilancia sísmica repartida por los cinco continentes, 185 mostraron reducciones significativas del ruido ambiental de alta frecuencia. Es decir: de aquel producido por el ruido ambiental y el generado por el hombre. Algo que podría ser circunstancial pero, una vez más, las cifras hablan por sí solas y dejan claro que su descenso se debe a la emergencia sanitaria. De hecho, el silencio comenzó a finales de enero en China, el epicentro de la pandemia. Y a mediados de marzo, cuando Europa y América comenzaron a confinarse, ya se había extendido a lo largo de todo el planeta.
"La media mundial disminuyó hasta en un 50% entre marzo y mayo de 2020. La duración y la tranquilidad de este periodo representan la reducción de ruido sísmico global más larga en la historia registrada, existiendo una correlación globalmente alta entre los cambios registrados y la movilidad de la población", indican desde Science. Aunque haya sido por causa mayor, la sociedad no es consciente de que vivimos en un silencio que, si conseguimos prolongarlo en el tiempo, traerá consigo serenidad, menos estrés y, sobre todo, la mejora de nuestro planeta. ¿Seremos capaces de mantenerlo?