La Iglesia de Inglaterra se convierte en copropietaria de éxitos como "Umbrella" de Rihanna y "Single Ladies" de Beyoncé
- Hipgnosis es la empresa encargada en adquirir los derechos de hits como "SexyBack" de Justin Timberlake
- "Estas canciones son más valiosas que el oro o el petróleo", afirma su fundador
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Por todos es sabido que cualquier tema que suene en radio o televisión recibe un feedback en forma de beneficio económico que le permite seguir "viviendo" durante, en ocasiones, varias décadas. Habitualmente suelen ser los propios autores y discográficas quienes se encuentran detrás de ese reembolso, pero... ¿qué ocurre cuando es una Iglesia la que está al otro lado de los ingresos? Esto, que a priori parece propio de una película, es lo que ha ocurrido con la Iglesia de Inglaterra.
Aunque su inversión no se produce de forma directa, a efectos legales puede decirse que es la copropietaria de canciones tan escuchadas como "Single Ladies" de Beyoncé o "Umbrella" de Rihanna. Dos temas que llevan varios años resonando en nuestras playlist y que, a pesar del tiempo transcurrido, siguen apareciendo en los medios de comunicación y películas de todo el mundo. Ahora bien, ¿cómo realiza esta transacción para poder recibir su parte de ingresos? Fácil: se trata de Hipgnosis, una empresa que hasta ahora ha gastado más de 1.000 millones de dólares en la adquisición de estos derechos y que se perfila como una de las formas de inversión más rentables a largo plazo.
"Son más valiosas que el oro o el petróleo"
¿Por qué el hecho de invertir en los derechos de canciones con tantos millones de streams es una apuesta casi segura? Precisamente porque son mucho menos susceptibles a los cambios que sufre la economía a medio y largo plazo. Cada vez que uno de estos temas suena en radio, televisión o cine, esta empresa se reembolsa la parte del beneficio que generan sus reproducciones. Merck Mercuriadis es el fundador de Hipgnosis y tal y como afirma la BBC, "la música que he comprado es más valiosa que el oro o el petróleo. Si coges una canción como "Livin On A Prayer" de Bon Jovi, estás hablando de tres o cuatro décadas de ingresos seguros", afirmaba.
Durante la pandemia, plataformas de streaming como Apple Music, YouTube o Spotify vieron cómo sus usuarios aumentaron significativamente durante los meses de confinamiento. Una episodio que supuso un tremendo stop en la industria discográfica, pero que permitió que empresas como en la que invierte la Iglesia de Inglaterra sigan monetizando nuestros comportamientos frente a una obra musical. "Las canciones reconfortan y ayudan a escapar, así que cada vez que se consume música, se generan ingresos", apunta Mercuriadis.
"Mis canciones son culturalmente importantes"
La Iglesia de Inglaterra evidencia con su acción la rentabilidad que puede llegar a obtenerse gracias a clásicos de la música contemporánea. Aunque cada vez son más los ciudadanos que se niegan a hacerse con un disco en formato físico y optan por consumirlo a través de plataformas de streaming, el creador de Hipgnosis quiso dejar clara la diferencia que existe entre su modelo de negocio y el de una discográfica al uso: "No nos centramos en encontrar el próximo súperventas. Lo único que tienen todas mis canciones en común es que son culturalmente importantes". Unos datos que casan a la perfección si tenemos en cuenta que, según apunta BBC, un tercio de los temas que posee tienen más de 10 años, casi el 60% tienen menos de una década y menos del 10% son versiones actuales.
Con inversiones como esta, Hipgnosis permite que instituciones como la Iglesia anglosajona apueste su capital en acciones de este tipo. Y es que su enfoque, lejos de descubrir nuevos talentos, es más bien el de comprar canciones clásicas y conseguir que pervivan a lo largo de los años. "Creemos que es hora de que las compañías discográficas den un paso al frente y reconozcan que existe un desequilibrio real entre lo que se paga por grabar la música y lo que se paga por la canción", confiesa su fundador.
En España y según recoge AGEDI (Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales), los derechos de interpretación de los artistas -que no los derechos de autor de su creador- duran 50 años desde la interpretación o ejecución del tema en cuestión por primera vez. Así que si tenemos en cuenta estas cifras, avalarían por completo la certeza de que invertir en este tipo de empresas reporta un beneficio económico a medio y largo plazo. ¿Estamos ante un nuevo modelo de negocio en la industria musical?