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Hablamos con la instapoeta Lae Sánchez de Tinder, relaciones tóxicas y desamor

  • La escritora vallisoletana acaba de lanzar su último libro de poemas: Justo el día después
  • Charlamos con ella sobre el confinamiento, las relaciones tóxicas, sus inicios, y por supuesto, poesía

Por
Lae Sánchez: "No me considero ni siquiera poeta"

Lae Sánchez se encuentra dentro de ese nuevo género, que probablemente alguien se sacó en su día de la manga, al que muchos denominan "Instapoeta". Aunque ella no se siente identificada ni con este término, ni con otros que ya existían como poeta, escritora o influencer. Denominaciones aparte, la vallisoletana acaba de publicar su cuarto libro, Justo el día después, que surgió antes de la pandemia pero que terminó en cuarentena. Con su creadora hablamos largo y tendido de cosas que solo una millennial como ella sabría contestar.

Empezó a escribir porque sus amigas se cansaron de los textos con los que a diario las bombardeaba. Entonces decidió abrirse una cuenta en Facebook donde colgar sus poemas y sus maravillosas frases. En cuestión de meses consiguió miles de seguidores. Después vino la llamada de la editorial, que por supuesto no se esperaba. Ahora su comunidad ha crecido exponencialmente. En Instagram, por ejemplo, cuenta actualmente con una comunidad de 137.000 seguidores.  Lo cual le ha llevado a publicar hoy su cuarto libro. Su triunfo se basa en una sencilla fórmula: frases sobre el desamor que ha sufrido en primera persona y que logran conectar con muchísima gente que probablemente ha pasado por experiencias similares. También habla abiertamente sobre las relaciones tóxicas. Pero desde un punto de vista diferente al habitual. No las criminaliza, porque cree que es algo que hay que vivir y superar queriendose más a uno mismo.

¿Por qué este título? ¿Es la continuación de la trilogía anterior?

No es una continuación del resto de libros. La Esfera de los libros se puso en contacto conmigo porque quería sacar una colección teniendo en cuenta la sensibilidad del momento actual que estamos viviendo. Que tuviese la pandemia como tema central. Por lo que me desmarqué un poco de la temática de mis anteriores libros. Centrándome en cómo estamos viviendo cada uno de nosotros esta situación inquietante en nuestro día a día. Por eso el título, Justo el día después, que remarca la idea de que nos enfocamos siempre en el momento justo pero que de repente el mundo nos enseñó que también teníamos que pensar mucho en qué va a pasar mañana.

Es ya tu cuarto libro, con la singularidad de que éste está escrito durante la pandemia, ¿Te resultó fácil encontrar inspiración en cuarentena?

Bueno, tengo que reconocer que yo aparte de escribir tengo mi trabajo normal. Por llamarlo de alguna forma. Si que es verdad que yo ya estaba en el proceso creativo antes de la pandemia. Entonces no tuve problema de inspiración porque mi proceso ya había comenzado. Todos a partir de marzo, creo que de una u otra forma, estábamos viviendo un torrente de sensaciones que al final cada uno canalizamos de una manera y la mía fue escribiendo.

Con la cuarentena, aumentaron exponencialmente las interacciones en Tinder, ¿qué te parece esta nueva forma de ligar?

Creo que esto nos va a cambiar a todos: desde la manera en qué consumimos productos hasta cómo nos relacionamos. Todo ha evolucionado de tal manera que nos arrastra. En cuanto a las relaciones personales, siempre va a haber ese romanticismo de la gente que prefiere conocer a otros de manera tradicional. Pero sin lugar a duda, las nuevas aplicaciones, las nuevas formas de conocer te están arrastrando de alguna forma a ellas porque ahora los encuentros sociales son mucho más reducidos. Los jóvenes tenemos que ser responsables y no debemos asistir a fiestas u otros lugares donde normalmente se conocía la gente. Respeto mucho a las personas que usan estas apps, y sin duda es una tendencia que se va a mantener. Pero siempre va a quedar ahí esa manera tradicional de conocer. Es algo que no va a desaparecer, como los libros en papel.

¿Crees que la gente se comporta igual a través de una app que cara a cara?

Detrás de una pantalla la gente pierde el miedo, pierde la vergüenza. No te desnudas de la misma manera que te desnudas cara a cara con una persona. La mirada, los gestos, la manera de expresarte dicen mucho. Pero también creo que nosotros pensamos así porque lo hemos vivido así. Pero las nuevas generaciones lo que verán normal será con lo que ellos crezcan. Al final todo depende de nuestra educación, de cómo nos hayamos relacionado desde pequeños. Ahora mismo los niños nacen casi con un móvil debajo de la mano. Para ellos apps como Tinder serán parte de su normalidad. Ahora yo, sin lugar a duda, me quedo con cómo he crecido yo.

¿Fomentan estas apps más tipos de relaciones tóxicas?

Lo fomenta, claro. Pero también te digo que casi que mejor. Porque al final: ¿cuántas parejas conocemos que se conocen, se quieren y al año son auténticos desconocidos? Por ejemplo, tengo amigas que me dicen: "Es que ya no creo en el amor. Conozco a gente en estas aplicaciones que me quitan las ganas de todo". Y yo les digo: es que esto es lo que te ibas a encontrar cuando quedases con él 20 veces en un bar. La gente creo que está falta de empatía, de un cariño especial y eso en estas apps es muy difícil de encontrar. Porque te encuentras con personas que tienen muy claro a lo que van y que de alguna manera piensan que tú vas a lo mismo. Te están prejuzgando sin tener una conversación. Entonces es cuando te llevas muchos chascos. Pero centrándome en las relaciones tóxicas, me parece importante que tengamos claro, tanto hombres como mujeres, que ciertos comportamientos no son normales y que no los normalicemos solo porque estemos empezando a conocer a alguien. No normalicemos el control: que quieran saber cuándo te conectas, por qué no contestas o a qué hora llegas. No es lo normal.

Lae Sánchez: "Me he planteado alguna vez dejar de escribir"

¿Cómo ha sido tu historia personal con la poesía?, ¿Cómo empezó todo?

Pues yo empecé a escribir de muy pequeña como manera de canalizar mis emociones. Abrí un blog porque mis amigas me dijeron: “Tía, estamos cansadas de ti.” Porque yo todas las publicaciones se las mandaba a mis amigas. Así que me animé y abrí un perfil de Facebook que en cuestión de 6 meses alcanzó los 30.000 seguidores. Fue en ese momento cuando una editorial me contactó para hacer un proyecto que saldría al año siguiente. Y me lancé a publicar un libro. Para mí era algo totalmente nuevo. Ni se me había pasado por la cabeza. Al principio no sabía ni el contrato que estaba firmando, pero mis compañeros de marketing de la editorial me enseñaron a manejarme bien en Instagram. Y fue un poco; ¿qué hago yo aquí? Pero luego congenié bien con el equipo, el primer libro fue muy bien y fue cuando empecé a trabajar un poco más sobre Instagram con el objetivo de igualar mis seguidores en Facebook. Porque al final fue una tendencia donde te llamaban según ibas teniendo seguidores. Lo que querían las editoriales era repercusión y ventas. Eso es así, es marketing puro. Yo conseguí enganchar a mucha gente con mi primer libro y así es como he ido publicando libro por año. No me ha ido mal.

¿Es complicado vivir de la poesía?, ¿Tú te lo has planteado?

No me planteo vivir de ello porque yo disfruto de la escritura porque es mi hobbie. No sé si llegaría a la calidad con la que escribo si tuviese unos plazos marcados. Disfruto de lo que hago, porque hago lo que me gusta y también tengo un trabajo paralelo que me encanta. Vivo bien en el equilibrio que tengo ahora. Además, que vivir de esto es difícil hasta para grandes escritores. Pues imagínate para nosotros que vivimos de una tendencia. Porque al final las redes sociales son una tendencia. Igual mañana Instagram desaparece. Esto es muy inestable. Y por una parte reconozco que me da miedo porque miro a las influencers y pienso: ¿se levantarán pensando qué van a hacer dentro de 10 años? Esa es mi pregunta diaria. Porque a mí me importa mucho el tema de la estabilidad. Por eso intento mantener mi trabajo “normal”.

La prosa poética ha sufrido un auge en los últimos años, ¿por qué?

Creo que estamos en un momento en el que la gente necesita empatizar. Hay personas que quizás no se les da bien plasmar sus sentimientos en letras, pero se le da bien la música o la profesión que tenga. Entonces buscan eso en otras personas que quizás tenemos la facilidad de transmitir sensaciones o emociones cotidianas que nos pasan a todos, como puede ser una ruptura. Yo tengo infinidad de mensajes de gente que me da las gracias por poner palabras a su historia. Igual es algo solo personal mío pero que la gente lo hace suyo. Porque la gente necesita cada vez más desahogarse. Aunque tampoco se si esto es tan bueno. Porque hay personas que pecan bastante de contar su vida en redes sociales y eso no va conmigo. Pero esta manera de desahogarse mediante palabras bonitas creo que es sano. En resumen, creo que es la empatía lo que une las historias de la gente. Y esto es bonito.

Para ti, ¿qué significa ser instapoeta?, ¿te sientes cómoda dentro de ese término?

A ver yo es que estoy bastante alejada de todo esto. Yo no me considero influencer, ni nada. Soy una persona normal que tiene un perfil con más seguidores de lo habitual pero que tampoco uso mi imagen para vender. Yo he decidido mostrar a la gente lo que recito, lo que escribo, pero no mi imagen. No me considero influencer, ni instapoeta, ni siquiera me considero poeta. Incluso cuando me llaman escritora me siento rara. Porque es algo que yo considero un hobbie. Al final yo soy una persona que plasma sus sentimientos y que ha conectado con un público bastante amplio. Pero no me gustan las etiquetas en general, ni encasillarme como nada.

¿Por qué el amor sigue siendo el principal tema de la prosa poética?

Porque el amor es lo que mueve el mundo. Entonces al final es lo que siempre va a vender. Pero mi temática principal es más el desamor. Porque los momentos en que yo más me inspiro son cuando me ha pasado algo, tengo más carencias o tengo la necesidad de decirle al mundo lo que me pasa. Cuando estoy feliz es como que me enfoco mucho en disfrutar ese momento. Lo que no quiere decir que porque todos mis libros hablen de desamor y yo no sea una persona feliz. Porque hay gente que me escribe, en plan: “Madre mía, estás fatal…” Y yo: a ver, que estoy bien. No me pasa nada. Pero si, pienso que cuando estás pasando un momento bajo, leer ciertas cosas te reconforta, te ayuda. Aunque sea una tontería. Hay mucha gente que me escribe y me dice: “Estoy pasando por un mal momento y no sabes lo que me ayudan tus frases". En mis textos plasmo el desamor no de la manera que lo conocemos de hundimiento, de tristeza o melancolía. Si no como algo bonito porque lo has vivido. Peor sería no vivirlo. Y al final te queda el amor propio. Porque tú vales más que eso y tienes que salir adelante. Por eso con mis obras intento no dejar ese sabor amargo de "¡qué triste estoy!", sino que siempre trato de dar ese aliento de esperanza, de vamos hacia adelante. Por eso al final conecto con la gente.

¿Alguna vez te has planteado escribir bajo pseudónimo?

Pues no. Pero lo que si que me he planteado es dejar de escribir. Porque en algún momento de mi vida he llegado a creer que yo era mi propio bucle. Que quizás estaba, sin saberlo, alimentando mi propia tristeza desde esa manera de escribir. Por eso se me pasó por la cabeza dejarlo. Pero es al final es a lo que siempre he vuelto. Así que de momento no quiero dejarlo. Quiero seguir explorando nuevos géneros. Pero escribir bajo pseudónimo no lo he pensado nunca porque estaría contradiciendo lo que yo siempre he dicho: que todo lo que escribo es verdad. Si no fuera algo verdadero, yo no podría escribir. Mucha gente me pide que le escriba un texto para su prima que se casa o para su novio. Pero digo que no. Porque no puedo escribir desde un falso yo. No me siento cómoda si lo que transmito no es mi verdad.

No sé escribir algo que no sea de verdad, dijiste en su día… ¿Tu obra siempre habla de ti y de tus experiencias?, ¿Crees que esto es fundamental a la hora de hablar de sentimientos?

Me he sentido en alguna ocasión en un bucle. Porque mi temática al final es como muy repetitiva, aunque el tema lo puedes enfocar de diferente manera. Pero sentía en que al final en los momentos en que yo no estaba bien, o no estaba pasando por mi mejor momento, el escribir de esa manera me afectaba y realmente el seguir escribiendo así, y no salir de eso, lo único que hacía es retroalimentar esa tristeza. Pero luego cuando lo he dejado un poco de lado durante una temporada, siempre lo he acabado echando de menos. Porque es mi forma de desahogarme. También entiendo que cuando eres tan real y hablas de lo que te pasa, hay una parte que estás tocando que no es tuya. Porque una relación son dos personas. Vivo con la tranquilidad de que como esas personas son anónimas, nadie conoce quién es la otra persona. Pero si que hay una parte un poco peligrosa porque hablo de mi intimidad con mucha alegría.

¿Alguien se ha sentido aludido o indignado?

He tenido un exnovio que me dijo: "Bueno, a ver cuando me das mi parte de los derechos". Y yo: "mira como te acerques, te doy con el libro en la cabeza". Así que ni me preguntes eso. Pero yo tengo la tranquilidad de que nadie conoce a las personas de las que estoy hablando. Incluso cuando en algún texto pongo alguna inicial, a veces no se corresponde con la inicial real. Porque al final la intimidad es un derecho. También digo mucho: que se tranquilicen todos porque al final voy mezclando de unos y de otros y no hablo en concreto de nadie.

En tus textos hablas de relaciones tóxicas y de cómo salir de ellas. ¿Pero cómo se da una cuenta de que está dentro de una?, ¿Cuáles son las señales que te avisan?

Una relación tóxica no tiene por qué significar que alguna de las partes son malas personas. Simplemente que esa relación en ese momento y en esas circunstancias no te está viniendo bien. Quizás esa relación en 5 años, con un nivel de madurez diferente, una forma de ver la vida diferente, unas prioridades distintas, podría ser la relación adecuada. Pero a veces nos encontramos con personas en momentos que no te cuadran o que directamente falla algo básico. Metafóricamente yo sé que una relación es tóxica cuando están jugando un partido de fútbol la cabeza y el corazón, y el corazón te está pidiendo el cambio porque está cansado o al borde de la lesión. Osea que ya no puede más. Y es muy importante darse cuenta. No tiene por qué ser tóxico porque alguna de las dos partes esté haciendo daño de manera consciente. A veces nos sentimos menospreciados por alguien y ese alguien no lo está haciendo con mala intención. Sino que en ese momento no saben darte lo que tu estás pidiendo. Es muy difícil darse cuenta porque muchas veces nosotros mismos nos obligamos a que tiene que salir bien. A mí me ha pasado. Yo que soy súper competitiva y me empeñaba en que tenía que salir bien. Y al final, me decía una amiga mía: "Leticia es que cuando lo consigas, a los dos días, vas a decidir que ya no lo quieres. Porque tu partido es contigo misma y no con el amor". Porque en la vida hay que saber perder. Porque perdiendo también se gana muchas veces.