¿Terror poliamoroso? Cinco productos culturales para gestionar tus celos
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- Todo el mundo habla de las ventajas del poliamor, pero no se cuenta cómo afrontar uno de los mayores enemigos de esta forma de relación afectiva: los celos
Todo el mundo habla de las ventajas del poliamor, pero pocas veces se nos cuenta cómo afrontar uno de los mayores enemigos de esta forma de relación afectiva: los celos. A continuación, recomendamos libros, poemas, vídeos y hasta memes que nos ayudarán a "superar los celos" y empezar a hablar en serio de poliamor.
1. Doeuleur sentimentale puante de Sara Hébert
Apestoso dolor sentimental. Así es como la escritora canadiense Sara Hébert define los celos en el libro homónimo Doeuleur sentimentale puante (Éditions Somme Toute, 2019). Un nauseabundo dolor de la emoción amorosa. La jalousie. O esa afección vomitiva del alma que, según diccionario de la lengua francesa, nos suele sobrevenir «suscitada por las exigencias de un amor incómodo, el deseo de posesión exclusiva del ser amado o el miedo a su infidelidad». A pesar de ocuparse de un tema delicado, el libro de Hébert es muy entretenido. A través de testimonios ajenos y de collages de imágenes recortadas de viejas revistas del corazón, Douleur sentimentale puante reúne historias muy variopintas sobre cómo la celosía nos afecta de maneras diferentes —y a menudo inevitables— por mucho que hayamos tratado de comprender tal sentimiento.
¿Y cómo describen los celos los protagonistas de este texto? Un picor. Cuchillada. Falta de aire. Algo parecido a la ansiedad. La antesala del gesto violento. Imposibilidad de contener las lágrimas. Escalofrío. Del libro de Sara Hébert una sale vapuleada, y no ya por las complejas historias que nos desvela, sino más bien por la certeza de lo complicado que es trabajar la apestosa dolencia. Una forma de egoísmo que llevamos tan dentro de nuestros cuerpos educados para así serlo. Un peso del que no podemos desprendernos así como así. Porque la mierda no se limpia a fuerza de obviarla, y el hedor —¿el dolor?— tampoco se disuelve a fuerza de ocultarlo.
2. El canal de YouTube de Amarna Miller
Amarna Miller nunca oculta que fue una persona muy celosa. Lo cuenta ella misma cada vez que sus seguidoras le preguntan por su experiencia con el poliamor. La artista e influencer madrileña no obvia el hedor, sino que lo airea para poder gestionarlo. Desde su canal de YouTube, Amarna Miller lleva años analizando y promoviendo otras maneras de relacionarnos afectivamente más allá de la monogamia. Su tutorial ¿Cómo gestionar los celos? tiene más de 180.000 visualizaciones y en él da una serie de consejos muy útiles para comprender ese "come-come" que nos asalta especialmente en relaciones abiertas, cuando nuestra pareja o una de nuestras parejas comienza una relación con alguien más. De hecho, solemos pensar que los celos son la consecuencia directa de las acciones de los otros, que son ellos los que, amando a alguien más, flirteando más allá de nuestro círculo íntimo o acostándose esporádicamente con otras personas, manejan las riendas de nuestros sentimientos. Nada más lejos de la realidad. En el fondo, dice Miller, "los celos los construyen las inseguridades con una misma", y nunca podremos ser felices o entender a los vínculos de nuestras parejas si no somos capaces de domar nuestros propios miedos.
Añade Miller refiriéndose a su larga experiencia: "Mis celos no han desaparecido con el tiempo, simplemente he aprendido a usar una serie de herramientas para que no se conviertan en una emoción tóxica". Y al final, sus recomendaciones son sencillas, pero requieren bastante esfuerzo:
1/ analizar de dónde vienen nuestros celos hasta depurar todo lo que nos da miedo
2/ apoyarnos en nuestra parejas, pero sin hacerles sentir culpables de lo que sentimos
3/ comprender entonces qué es lo que activa esos celos para estar prevenidas ante esas situaciones
4/ crear mantras o rutinas que nos generen seguridad
5/ tener paciencia, confianza, velar por el trabajo en equipo, ¿o no habíamos quedado en que "si tú eres feliz, yo soy feliz"?
3. Los poemas de Hilda Doolittle y Marina Tsviétiaieva
LA TEORÍA. La compersión, entonces, es para quien se la trabaja. En palabras del filósofo Ernesto Castro —durante una amplia charla sobre poliamor con Belén Quejigo— la compersión sería exactamente lo contrario de los celos. En el ensayo Apuntes sobre poliamor (Continta Me Tienes, 2019) la socióloga Elisabeth Sheff es un poco más concreta en la definición de esta curiosa palabra: «Compersión: la emoción (extraña) que siente una persona poliamorosa cuando ve a una de las personas con quien tiene una relación siendo feliz con otra persona». Desde Twitter, el poeta y periodista Adrián Viéitez se aproximó a este ideal de una manera mucho más bella, incluso si luego aclaró que él no estaba hablando de poliamor, sino de algo, en teoría, “"mucho menos complejo": «Es difícil pero importante hacer el esfuerzo de comprender el amor que las personas que queremos destinan a terceros y que, en consecuencia, no podemos recibir nosotros. En tanto también creo que entender cómo y por qué ama una persona es una de las manifestaciones más humildes y limpias de amor hacia ella que podemos procurar. Asumir otro espacio no implica renegar de nadie, ¡o no debería!». Después de Viéitez, la escalada lírica hacia la gestión de los celos vía compersión, nos llevaría de cabeza a dos de los poemas del amor plural más hermosos que existen. El primero, de Hilda Doolittle, quien tras la una intensa aventura extramarital de su esposo reflexionó así sobre la trampa de la exclusividad afectiva:
«¿Es amargo devolverle / amor a tu amante si lo desea para un nuevo favorito, quién puede decir, / o acaso es dulce? / ¿Es dulce poseer completamente o es amargo, / amargo como la ceniza?»
El segundo poema, de Marina Tsviétiaieva, quien además de ser una gran poeta, fue la más interesante de entre las viejas compersistas:
«Me gusta que puedas abrazar / a otra mujer delante de mí / y que no me mandes al infierno / por besarme con otro. / Y que no me llames cariñosamente / ni en la noche ni en el día. / Y que nunca, en el silencio de una iglesia / nos cantarán el Aleluya. / Con la mano en el corazón te doy las gracias / por amarme tanto sin saberlo siquiera / por mis noches tranquilas, / por los escasos encuentros / y los no paseos bajo la luna, / por el sol que no existe encima de nosotros / por no estar loco por mí, / por no estar yo loca por ti».
4. Memes sobre poliamor en Instagram
Apestoso dolor sentimental. Afección vomitiva del alma. Hediondo pensamiento tóxico. Por mucha hondura que encontremos en la poesía sáfica, por muy útiles que nos resulten los consejos en YouTube de Amarna Miller o de Noemí Casquet, y por mucha teoría que podamos aprender entre las páginas de manuales colectivos como (h)amor: celos y culpas (Contina Me Tienes, 2018) o como Ética promiscua (Melusina, 2018), también necesitamos reírnos. O decir palabrotas. O romper algún plato. Estúpido dolor sentimental. Putrefacto sentimiento de los cojones. Mierdoso cosquilleo nefasto. Jodidos celos, ¡que os vayáis de una puñetera vez! Por eso puede que uno de los lugares de Internet en los que la experiencia poliamorosa —o, al menos, la experiencia fuera de la heteronorma— está quedando cada vez mejor representada es en la comunidad memera de Instagram. Cuentas como @poliamorymemes (con más de 90.000 seguidores) o como @amorlibreymemes (con casi 70.000) alimentan a diario un imaginario cómico de las relaciones abiertas que ayuda a suavizar los golpes de los polidramas, y se convierte, a base de chiste fácil pero entrañable, en una de esas "defensas emocionales" a las que Miller se refería en su vídeo como "herramientas útiles" a la hora de gestionar nuestros celos.
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Además, que haya humor no es impedimento para hacer teoría, y por eso también es necesario pasearse por los importantes sermones de @fluorrazepam1 a propósito de las relaciones tóxicas y de la pobre representación de la sexualidad femenina en la ficción televisiva; o por los consultorios en stories de @policiadelafecto, en los que, entre otras muchas cosas, se nos ofrece atención si acaso ha vuelto a asaltarnos ese cansino apestoso dolor sentimental.
5. Experiencias poliamorosas de personas de carne y hueso: de Gabriela Wiener a Brigitte Vasallo
«Tú me dejaste de querer», y todo eso. O tal vez no. Tal vez no era el fin del amor sino el fin de una opresión muy concreta. Pero ahora que todo el mundo habla de poliamor y de otras maneras de relacionarse más allá de la monogamia, también hay que tener mucho cuidado para que esas nuevas maneras no nos opriman como las viejas. Sea cual sea el modelo que se consensue entre los vínculos, el trabajo, la comprensión, la sinceridad y la verborrea no nos las quitará nadie. Todo puede provocarnos dolor si no lo entendemos. Todo puede hacernos daño si no somos sinceras con nosotras mismas y con nuestras aspiraciones. En una entrevista a Gabriela Wiener, la escritora, activista y casa visible de un matrimonio a tres, confesó: «yo he pasado por momentos de bastante fe, de proselitismo del poliamor, de ponerme la camiseta, para luego encontrarme muerta de celos por alguna situación o descuidada por un lado, porque es que realmente esto funciona si uno logra equilibrar los deseos personales, propios, tus propias demandas y el cuidado de la otra persona». Wiener, al igual que Luciana Peker, Elena Codes, Tamara Tenenbaum o Brigitte Vasallo, se ha convertido en los últimos años una de las voces más relevantes de la experiencia poliamorosa. En un icono. Porque más allá de la literatura, de las ficciones televisivas —sin ir más lejos, en Netflix tenemos los casos agridulces de You, me, her, Easy o Wanderlust— la existencia de ejemplos reales, de modelos de conducta —¡aunque sea para mirarlos y luego romperlos!—, de personas de "carne y hueso" en las que poder reflejarnos, es una necesidad. Sólo así, a través de la curiosidad y del conocimiento, podremos nutrir nuestro amor para que sea más sano. Si el apestoso dolor es un trámite, si la compersión es un aprendizaje constante, y si a veces romperse es sencillamente inevitable, ayudémonos para que sea más fácil.
Reconstruyámonos. Es lo que toca.
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Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) trabaja como editora en Barcelona. Es autora de siete libros de poemas, de la novela El funeral de Lolita y de los ensayos El coloquio de las perras y Caliente. En redes sociales es @lunamonelle.