El 2020, el año de Ibai y Twitch, el cambio generacional comunicativo
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La forma de comunicar está cambiando. Nunca lo ha dejado de hacer, pero desde hace un tiempo estos cambios tienen nombre, rostro y plataforma propia. Ibai Llanos, de 25 años, lleva meses emitiendo en directo desde su habitación. En ocasiones habla de experiencias personales, otras veces juega en directo o comenta vídeos, pero independientemente de lo que haga congrega diariamente a cientos de miles de personas simultáneamente.
Ibai lleva únicamente unos meses en el trabajo y entretenimiento del streaming (emisiones en directo), pero ya ha conseguido logros con los que muchos otros medios tradicionales sueñan. Por sus directos han pasado jugadores de la talla de Neymar, El Kun Agüero y Courtois, cantantes como C. Tangana o presentadores como David Broncano. Además, ha sido entrevistado por Matías Prats en Antena 3, el Fútbol Club Barcelona le ha enviado una caja con regalos a partir de una serie de tuits, y más recientemente ha ganado el premio al mejor streamer del mundo en 2020. Dos de sus últimos hitos más grandes han sido dar el salto a Netflix y conseguir que la primera entrevista de Marc Gasol, con motivo de su fichaje por Los Ángeles Lakers, fuera en su canal.
Todas las celebridades quieren a Ibai
No hay guiones ni estructuras detrás, tampoco hay negociaciones de por medio para que cada uno de estos invitados acuda a sus directos. Son estas celebridades las que toman la iniciativa a la hora de aparecer en sus directos. Probablemente son los ambientes relajados y cómicos, en los que Ibai siempre logra que todos sus invitados actúen de forma natural y nada impostada, los que actúan como imán para estas personalidades. Así, parece que la fórmula es, precisamente, la ausencia de esta misma. El éxito le acompaña desde hace tiempo. Su canal ha sido este mes de noviembre el cuarto más visto del mundo en la plataforma Twitch con más de diez millones de horas vistas y 133 emitidas. Sus directos rara vez bajan de los 80.000 espectadores de media y tiene una de las comunidades de seguidores más positivas y fieles de Internet. Rechaza siempre la toxicidad y confesó delante de centenares de miles de personas haber sufrido una ansiedad que le obligó a buscar ayuda profesional. La frase «si necesitáis ayuda, buscadla, no pasa nada» ha podido significar un mundo para muchos seguidores adolescentes. Sin embargo, hay otra cara de la moneda más negativa. El Mundo publicaba hace varias semanas una noticia con el título: «Ibai Llanos: El vasco de 25 años que gana 1,3 millones al año enseñando a tus hijos cómo juega al ordenador».
La anecdótica y mal atinada noticia de El Mundo solo constituyó otro síntoma más de un mismo problema de incomprensión que los medios tradicionales llevan sufriendo desde hace tiempo con los nuevos fenómenos digitales. Un problema que tiene que ver con cambios generacionales y profundos en el mercado de consumo del entretenimiento y de la información, y que se traducen en la imagen común de una familia en la que los padres ven la televisión en el salón y el hijo o hija Twitch en su habitación. Unos padres que no entienden por qué sus hijos se ríen viendo abrir cajas misteriosas a un desconocido, y unos hijos que cada vez comprenden menos por qué sus padres dedican horas a ver programas sin gracia o informativos atrofiados.
Nuevas formas de entretenimiento
Pero, ¿a qué se debe el éxito de esta nueva forma de entretenimiento? Cabe destacar que no hay nada de novedoso en estas plataformas de emisiones en directo. Ni en su propuesta ni en sus protagonistas. Desde hace mucho tiempo grandes figuras del mundo de YouTube (ElRubius, AuronPlay, TheGrefg) han estado operando en Twitch y cosechando grandes números. De hecho, TheGrefg obtuvo recientemente el récord mundial de espectadores en directo. A pesar de ello, no ha sido hasta la llegada de Ibai cuando todo ha desbordado las fronteras del mundo gaming, con estrellas, futbolistas y un contenido que se aleja del nicho de los videojuegos a través del espectáculo y del humor. Ibai comenta vídeos en Youtube o charla con sus espectadores, y las pocas veces que juega lo hace con videojuegos para todo tipo de público generalista, donde lo menos importante es precisamente el propio videojuego.
Asimismo, estas nuevas formas de entretenimiento han conseguido inaugurar nuevas formas de comunicación, rompiendo con dinámicas tradicionales entre el emisor y receptor. La tradicional comunicación mediática, en la que un presentador o presentadora conduce un programa cerrado y unidireccional, es superado ampliamente por las características de Twitch. En esta plataforma, al igual que en otras como YouTube, un espectador puede comunicarse con sus iguales y con el mismo creador de contenidos; la comunicación vertical y horizontal lo impregna todo. En la televisión uno consume aquello dado e inmodificable. En Internet, por el contrario, puedes reaccionar y ser partícipe del directo, constituyendo un elemento de empoderamiento del espectador determinante. Y lo que es más importante, hasta ahora los medios tradicionales no tenían un contraejemplo que les pudiera hacer frente. Hoy esto ya no es así. Ibai pudo reaccionar y desmentir la noticia de El Mundo en su propio directo delante de 100.000 personas para, más tarde, subir un resumen en YouTube que tiene casi 3 millones de reproducciones.
La misión de Ibai es entretener
Hay algo de incomprensión detrás del protagonismo de este fenómeno, sin duda alguna, pero también hay ansia de etiquetas y señalamiento. El Mundo se hizo eco, además del origen vasco anecdótico, de su edad y de sus ingreso: 1,3 millones de euros «por enseñar a tus hijos cómo juega al ordenador». Dejando de lado que su misión es entretener, y no enseñar cómo juega, el titular del periódico pone de manifiesto la necesidad de señalar la inmoralidad de las ganancias de este tipo de personalidades. Independientemente de lo que ganen, lo que hacen les reporta unos beneficios exacerbados, se dice de forma implícita. El streamer ya se apresuró a decir que esa cifra era a todas luces falsa, aunque nadie puede ignorar que reunir a cientos de miles de personas todos los días trae consigo ganancias muy altas.
Los medios tradicionales, no obstante, ni comprenden ni quieren comprender por qué viven horas bajas en términos de audiencia, ayudando a que cada día se amplíe más la desconexión mediática generacional. Así, los procesos de microsegmentación de la audiencia, que ya llevan años existiendo, se están viendo intensificados en los últimos tiempos. Periódicos o canales de televisión hablan cada vez menos para el conjunto de la población y se encierran más en sí mismos, apelando y dirigiéndose a su clásica audiencia, con una edad media cada vez mayor y con una gran dificultad de comprensión de las nuevas dinámicas de Internet.
En este contexto no son pocas las personas que están intentando abrirse paso a nuevas capas de la población. Un ejemplo importante lo representa la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, que en varias ocasiones ha emitido también en Twitch. En sus directos habla de política, de la importancia de los servicios públicos y anima a la gente a involucrarse en procesos electorales y participativos. Solo un dato: la congresista del Bronx está en la posición número cinco del ranking de espectadores simultáneos, con más de 438.000. Un hecho que no ha tardado en llegar a España y que ha motivado que Más Madrid haya sido el primer partido político español en sumarse a Twitch para hablar sobre LGTBIFobia y la placa de La Veneno.
Cuestionamiento de la lógica periodística
Pero no todo es política y entretenimiento. Nuevas profesiones como el periodismo están sufriendo transformaciones profundas que vienen directamente de Twitch. Uno de los casos con más resonancia recientemente es el de Emilio Doménech, periodista de Newtral y que, junto a la derrota de Donald Trump, fue una noticia que inundó redes sociales y periódicos durante las elecciones de los Estados Unidos. Doménech desplegó toda una red comunicativa directa, personal e inmediata tanto en Twitter como en Twitch que consiguió atraer la atención de miles de personas jóvenes. La reacción, el recuento y los condados determinantes no eran anunciados y escuchados en la televisión, sino desde el canal de un chaval de 30 años.
El éxito de Doménech, a la vez que la misma incomprensión que con el caso de Ibai, ha venido acompañado de un cuestionamiento de la lógica periodística. Numerosas líneas editoriales veían su creciente notoriedad con enorme escepticismo. Para muchos, el periodismo trae consigo una búsqueda física de la noticia o de lo reseñable. Una persona desde su silla, decían, no es periodismo.
Nombres propios los hay, pero mañana pueden desaparecer. Los actores son eso, jugadores finitos de una partida que se prolongará más allá de sus carreras. Ibai y los demás podrán desaparecer, pero el fenómeno que Twitch ha conseguido incrustar entre las nuevas generaciones ha llegado para quedarse. Oiremos críticas y alabanzas, pero seguiremos oyendo hablar sobre estas nuevas dinámicas que prometen seguir tambaleando los cimientos tradicionales de la comunicación.
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Daniel Vicente Guisado. 24 años. Politólogo especializado en datos, comportamiento electoral y derecha radical. Colabora en distintos medios como Agenda Pública, CTXT, El Salto y eldiario.es