¿Sirve de algo protestar?
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Arde la calle. Y no, no hablamos de la canción de Radio Futura. A raíz de la encarcelación del rapero Pablo Hasel, las manifestaciones han reabierto el debate sobre la idoneidad de la protesta como medio de cambio social. Pero ¿las protestas son solo por el encarcelamiento de un rapero? ¿O detrás está la precariedad y la desesperanza de millones de jóvenes? ¿Son realmente representativas? ¿Demonizan los medios a los jóvenes que protestan? De todo ello hablaremos hoy con una mesa inmejorable.
Nos acompañan Manuela Martín, estudiante y activista climática; Irune Ariño (@irunearino), politóloga y subdirectora del Instituto Juan de Mariana; Ernesto Castro, filósofo y escritor; Antxon Arizaleta (@antxonarizaleta); estudiante de Ciencias Políticas y miembro del espacio de comunicación El Observatorio; y Julio Llorente, periodista y editor. Por último, se incorporan Olmo Blancos, fotoreportero; y Celia del Barrio, portavoz del Sindicato de Estudiantes. ¡Allá vamos!
Pablo Hasel
El encarcelamiento del rapero parece que no ha dejado a nadie indiferente. “La verdad es que daba la sensación en los medios como que se echaban de menos las protestas”, apunta Antxon. A él le ha llamado la atención cómo los presentadores de los matinales estaban “casi emocionados” al narrar los acontecimientos.
Irune, por su parte, trae los deberes hechos de casa y confiesa que ha pensado en tres sesgos alrededor de todo esto: el primero es que creemos que cualquier tiempo pasado fue mejor “y no es verdad”, el segundo es que solemos pensar que "nuestros problemas son los peores del mundo y que “intentamos armarnos de muchas razones que nos permitan invalidar las críticas”.
“Uno de los grandes mares es la gente que dice ‘yo no apoyo a Pablo Hasel pero defendería su derecho a decir’, yo creo que no es una relación adversativa, es una relación de consecuencia”, sentencia Ernesto. Para él, “en el momento en el que Pablo Hasel es reprimido, deja de tener mil reproducciones en YouTube para convertirse en un fenómeno de masas”.
Por otro lado, Julio no llega a entender por qué la gente protesta por un rapero cuando habría cosas más urgentes por las que protestar: “Considero justo que la gente se manifieste por los precios disparatados del alquiler a los que sumamos unos salarios verdaderamente miserables, nos queda una situación muy difícil para que la gente viva dignamente”.
Mientras, Manuela se queja desde otra perspectiva: “Nos enfrentamos a la crisis climática y a un ecocidio monumental en el que los próximos 50 o 100 años van a ser los definitivos para ver si tenemos futuro o no en mi generación”.
Violencia
Algo que tampoco ha pasado desapercibido durante las protestas de los últimos días han sido los saqueos, la violencia y el mobiliario urbano destruído. Por eso, Irune se pregunta qué es la violencia exactamente: “Violencia es agredir a otras personas, lo haga un manifestante o lo que un policia excediéndose de sus protocolos, pero también es violencia atentar contra la propiedad privada de otras personas, incluidos los contenedores y escaparates”.
A Antxon le sorprende esta empatía hacia las grandes empresas: “Los grandes comercios de las calles más ricas de Barcelona o las sucursales bancarias pero luego no con las ancianas que esas mismas entidades bancarias desahucian”.