Elizabeth Duval: "Tenemos género para rato"
- La escritora madrileña ha presentado el ensayo Después de lo trans (La caja books)
- Afirma que "no se puede debatir con seriedad" en redes sociales
Elizabeth Duval cree que el hecho de etiquetar y categorizar a las personas está “tan engranado dentro de cómo funciona la mente humana que es muy difícil que nos dirijamos a una desaparición absoluta de las etiquetas, por ejemplo el género, lo que son los hombres y las mujeres”, ha explicado en Tarde lo que tarde. Se muestra crítica con posiciones más optimistas, como defiende Paul B. Preciado: “Habla de que el género estaría ya desaparecido o desapareciendo en los próximos 10 o 20 años. Creo que no, que por suerte o por desgracia, tenemos género para rato. Lo que podemos hacer es intentar minimizar lo máximo posible las violencias e intentar que esas etiquetas importen los menos posible, aunque sigan existiendo”.
No sabe lo que hay detrás de lo trans a nivel teórico, pero sí por dónde empieza y desde ahí parte el ensayo Después de lo trans (La caja books) que ha presentado en RNE. Un libro que también surge del hartazgo: “Estoy hasta el coño de lo trans”. Añade que “el hecho de que a la gente que pertenecemos a una minoría, el colectivo LGTB o en este caso a lo trans, constantemente cuando se nos da voz en medios o cuando se nos concede una pequeña parcela para expresarnos sea siempre en relación a estos temas”. Recuerda que “cuando publicaba libros que no tenían que ver con el tema”, las preguntas que les hacían siempre iban dirigidas a lo trans. Su intención con este libro es “jubilarse” en relación a ello en 2022 y “poder decir no sabe no contesta, zanjar el tema”.
El borrador de la ley trans
Para la escritora, la norma que está elaborando el Ministerio de Igualdad lo que hace es “corregir una deficiencia en derechos humanos que tiene España y que señala el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en casos contra Francia y Hungría que es la obligación a que las personas trans para adquirir un cambio de nombre o de la mención registral de sexo tengan que pasar por procesos, o bien quirúrgicos o bien por procesos médicos esterilizantes, para poder cambiar esos datos en el registro civil”.
El TEDH señala que es “una vulneración de los derechos humanos", ha dicho Duval. "Obligaba a escoger entre dos derechos: un derecho a la vida privada y el derecho a la integridad física. Lo que hace este borrador de ley, que todavía no ha pasado ni siquiera por Consejo de Ministros, es quitar ese requisito, y hacer como recomiendan también consejeros independientes de Naciones Unidas o de las indicaciones del Consejo Europeo, sobre como se tiene que legislar la materia trans, hacer ese proceso lo más rápido, eficaz y transparente posible para que ayude a las personas trans”.
Es optimista ante la aprovación de la ley: “Hay que conservar algo de esperanza”. Añade que “más allá del enfrentamiento dentro del feminismo y sus variantes que creo que se han exagerado o desproporcionado en relación con lo que realmente se es. A parte de ese feminismo que ha intentado hacer ver que todo lo que no fuera esa parte, no era feminismo. Arrogándose el nombre del feminismo para un sector muy concreto, un grupo que yo creo que en realidad es muy minoritario, el transexcluyente”. El bloqueo de la ley por parte del PSEO cree que se debe a un “enfrentamiento” partidista y confía que se “acabe superando tarde o temprano”.
El borrado de las mujeres
En cuanto a los argumentos de los colectivos transexcluyentes sobre la posibilidad de que la ley trans haga desaparecer a la mujeres ha explicado que no lo va hacer: “Incluso esta cosa que se dice a veces de que se invisibiliza a las mujeres porque desaparece la mujer y aparece personas gestantes es un falsedad. Lo que hace la ley en todo caso es corregir para por ejemplo, si llega a haber un hombre trans que geste, que se quede embarazado que pueda ser contemplado en la legalidad, pero no borra en ningún caso la mención a las mujeres”.
Sobre los posibles casos de violencia contra una mujer y que la persona modifique su sexo registral ha apuntado que la ley “sería juzgada por esa violencia de género, según antes del cambio del sexo registral. Me parece intentar retorcer un poco la ley para decir cosas que no dice. Además que ya se han aprobado cuestiones muy similares en comunidades autónomas y otros países como Argentina, en la que llevan muchos años y sabemos a ciencia cierta que las mujeres no han desaparecido”.
Debates en 280 caracteres
“En las redes sociales no se puede debatir con seriedad y con ningún tipo de coherencia, menos aún en Twitter donde el espacio de debate se reduce a 280 caracteres. Es una cosa que he vivido también mucho. En estos últimos meses, no solo con la promoción del libro y en general con la cuestión de la ley trans, poco importaba mi posicionamiento con lo que yo dijera o con los argumentos que sacara, sino que había realmente gente a la cual lo que le molestaba primordialmente que yo tuviera un altavoz, que yo pudiera opinar, que se prestara atención a lo que yo estaba opinando”, le ha dicho a Imanol Durán.
Señala que el acoso o abuso verbal que recibe “se debe a las redes y principalmente a que hablo abiertamente en defensa de ciertos temas de manera explícita, si me callara, si no hablara sobre ello la violencia que recibiría sería muchísimo menor. Al mínimo momento que hablo sobre esto en Twitter tengo oleadas de mensajes llenos de odio. Lo que hago básicamente es ponerme con mis gatos, ponerme una serie y desconectar de Twitter un tiempo”.
Invisibilizadas por lo trans
Cree que cuando se habla sobre las personas trans se hace de una forma “un poco grosera” y que cuando se usa el término “se invisibilizan las diferencias dentro de ese mismo colectivo que en muchos casos pueden ser mayores de lo que sea las similitudes”. Se refiere a la “precariedad” o raza: “Estoy viviendo en París, lo que comparto o puedo llegar a compartir con una mujer trans migrante, mayor, que inicia su tránsito a los 50 años o a una edad mucho más avanzada que tienen menos passing o que sufre más transfobia, es muy poco”.
La escritora señala que no todas las personas trans tienen “los mismo índices de paro” o sufren “las mismas cosas”. Según Duval, lo que hace es “invisibilizar otras opresiones como la dominación capitalista de clase, la opresión por la raza, etc. que son procesos más complicados y a los que se tiene que atender también”.
Estadísticas para dar pena
Es habitual escuchar o leer que alrededor del 80 % de las personas están en paro. Se muestra muy crítica con estos argumentos: “Creo que para defender cosas tan justas como los derechos de las personas trans, no tenemos que hacerlo a través de datos que no sabemos de dónde vienen ni de estadísticas que nos conviertan automáticamente en víctimas que susciten pena por parte de la sociedad”.
“Básicamente esa estadística del 80 %, que no es cierta, surge de un informe participativo realizado en Barcelona con 33 mujeres trans de las cuales se extrapola a toda la población trans de España, de las cuales prácticamente la mitad son inmigrantes, es decir, una muestra que no es en absoluto representativa, pero que se ha tomado y se ha extendido en la sociedad de manera bastante grande para hablar de ese presunto 80 % de paro de personas trans, que además va cambiando todo el rato, se habla de mujeres trans, de personas trans, un 80 %, un 85 %, un 70 %. No es posible verificarlo”, ha dicho en Tarde lo que tarde.
Lamenta que en España “no se han hecho estudios casi sobre lo trans, no tenemos auténtica información de la sociología o de las ciencias sociales que nos cuente cuál es la situación real de esas personas porque no existen esos estudios y tendrían que hacerse”.