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Memes de salud mental: la "terapia" de la generación Z

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Meme de la cuenta de Instagram Policía del Afecto.
Meme de la cuenta de Instagram Policía del Afecto.

Los problemas de salud mental están a la orden del día. Desde el comienzo de la pandemia, el incremento de trastornos mentales ha evidenciado la urgencia de recursos públicos de psicología y de crear una conversación que ayude a concienciar y desestigmatizar las enfermedades mentales. Para la generación Z, más allá de las series y los documentales, de los debates y los reportajes o de las confesiones de los famosos sobre sus problemas mentales, la conversación sobre la salud mental ha encontrado su espacio en los memes. Pero, ¿pueden los memes llegar a ser terapéuticos?

La encuesta del CIS, publicada en febrero de este año, reveló el estado de la salud mental de los españoles tras un año de pandemia, apuntando a un aumento de las cifras de personas que han sufrido algún ataque de pánico o ansiedad desde el inicio de la pandemia (15,7%), que han desarrollado problemas para conciliar el sueño (41,9%) o que sufre dolores de cabeza y otros síntomas propios de la ansiedad como taquicardia y mareos (38,7%). En el contexto actual de crisis sanitaria y económica, los jóvenes también son propensos a sufrir problemas como ansiedad y depresión y se han visto especialmente perjudicados por un mercado laboral que arrastra un 40% de paro juvenil. Los servicios de atención psicológica se han visto desbordados ante la emergencia sanitaria del mismo modo que ha ocurrido en los hospitales.

Carencias en el sistema público: seis psicólogos por cada 100.000 habitantes

Ante esta situación alarmante, el contenido audiovisual sobre salud mental parece haberse convertido en un género al alza y es cada vez más común encontrar charlas en YouTube sobre gestión emocional, podcasts sobre psicología, tendencias en Tiktok como #TherapistsOfTikTok, series generacionales como Euphoria en las que se representan trastornos mentales, memes que reflexionan sobre relaciones tóxicas o traumas infantiles, un sinfín de artículos y reportajes en todo tipo de medios informativos que divulgan sobre cuestiones de salud mental.

Jesús Linares, psicólogo y coordinador académico en la Universidad Europea, ha estado al frente del servicio telefónico de primera atención psicológica para afectados por COVID-19 como jefe de sala y lo ha vivido en primera persona. "La situación de la atención en salud mental en España es bastante deficiente. Siempre lo ha sido, pero con la pandemia la hemos necesitado más que nunca y se han puesto en evidencia las carencias que ya existían en la sanidad pública", afirma Linares. Y estas carencias no son circunstanciales a la crisis sanitaria, ya que "en Europa la media de psicólogos públicos es de dieciocho por cada 100.000 habitantes, mientras que en España es solamente de seis, y en algunas comunidades baja hasta cuatro".

La falta de personal afecta directamente a las listas de espera para asistir a terapia, situando el tiempo medio de espera en torno a los tres meses antes de la pandemia. "Dependiendo de la comunidad hay listas de espera que superan los 3 meses, o directamente que tienen las listas cerradas. Se apuntan los datos del paciente y se le receta antidepresivos o ansiolíticos", dice Linares, quien también señala que el problema no es sólo la espera, sino el seguimiento: "Cuando te atienden, son veinte minutos de consulta y la siguiente sesión puede llegar dentro de tres o seis meses, y hay pacientes de emergencia que necesitan un seguimiento semanal". Por la vía privada, los precios disuaden a gran parte de la población que no se puede permitir asistir con regularidad a las sesiones que tienen un precio medio de 51€ la hora, según la web Mundopsicologos.com. Algunas asociaciones como Necesito Terapia han surgido para hacer frente a esta situación de desamparo, ofreciendo sesiones para personas sin recursos estableciendo una tarifa según sus ingresos. "La salud mental se ha convertido en un privilegio y un lujo que la mayoría de personas no pueden permitirse, sobre todo los jóvenes que son los que menos ingresos tienen", denuncia Inés Bárcenas, presidenta de la asociación, que además remarca el aumento de casos de depresión en adolescentes de 18, 19 y 20 años "que en condiciones normales no deberían ser tan frecuentes".

Memes como "terapia"

Las redes sociales son una fuente inagotable de frustraciones, aspiraciones y comparaciones, pero también ofrecen la posibilidad de crear discursos alternativos que se opongan a los modelos hegemónicos de conducta emocional, cuestionen sus bases y divulguen sus efectos en nuestros estados de ánimo. Hoy en día, el poder de autorrepresentación que ofrecen estas plataformas se ha convertido en la herramienta perfecta para diseñar un escaparate que muestre nuestras facetas y emociones más positivas, poniendo todo nuestro empeño en construir esa actitud positivista frente a la adversidad, silenciando las emociones negativas que no queremos que nos representen y nos gobiernen. Un estudio de la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge analizó el impacto negativo del uso de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes, y entre las causas principales, destaca el aislamiento social derivado de una constante exposición a los atributos personales, creativos y físicos de otros usuarios con los que nos comparamos.

Pero, entre todos los contenidos que encontramos en las redes sociales sobre estilos de vida, consumo, viajes, lujo y las infinitas actividades de vidas ajenas, las cuentas de memes de salud mental están siendo determinantes para cambiar la conversación. Si hace unos años el acercamiento por parte del contenido online sobre la salud mental se hacía en claves de ironía, nihilismo o humor (como las recopilaciones en YouTube de videos con títulos como “Vines that cured my depression”), actualmente encontramos un panorama de creadores de contenido mucho más maduro, constructivo y elaborado. Cuentas como @culomala, @fluorrazepam2, @policiadelafecto, @postoxicidad o @terriblesbichitos crean contenido en Instagram sobre salud mental con un lenguaje tan alejado del academicismo como de la inmediatez que requiere la plataforma. El poder de los memes para difundir información no se limita al humor o la política y estas cuentas son prueba de ello, demostrando que sus propuestas estéticas y discursivas pueden vencer incluso al peligro del "mucho texto" propio de las redes sociales, poco propensas a mensajes elaborados que requieran una lectura activa de más de unos segundos. Las publicaciones de estos creadores logran condensar información sobre crecimiento personal y salud mental mediante pequeñas cápsulas en forma de meme funcionando como atajos discursivos que nos acercan a grandes reflexiones.

Estas cuentas se han convertido en espacios digitales de terapia grupal, donde se comparten experiencias personales y se debate sobre todo tipo de mecanismos psicológicos que se esconden detrás de las relaciones interpersonales y con nosotros mismos. En el caso de la cuenta Policía del Afecto, además de creando memes, llegaron a sus seguidores a través de un consultorio del afecto, "como una forma de intentar utilizar el algoritmo de Instagram contra Instagram. La idea era generar un espacio confesional donde la gente pudiera tener una relación más estrecha entre ellos e incluso comentar y apoyar a otras personas que habían compartido su historia antes". Álvaro y Fran, administradores de la cuenta, explican que "el éxito y recibimiento que tuvo fue totalmente inesperado. En parte, creemos, por la dificultad que había durante el confinamiento para encontrar espacios de terapia”.

Algunas cuentas como la de @culomala, que se dedica a analizar los "juegos neuróticos", han creado verdaderas comunidades en la sección de comentarios de sus posts o entre los suscritos a su Patreon. Según Alejandra, su creadora, "los memes pueden ser como refranes, pueden servirnos de bastón, ayudarnos a darnos cuenta a reconocer algo que no era tan visible. No considero que sean terapia en sí, porque la terapia es algo mucho más serio y profesional, pero pueden ser vías para reflexionar que luego tratar en terapia".

"Los memes sobre salud mental pueden ser un arma de doble filo"

Como psicólogo, Jesús Linares afirma que este contenido puede llegar a ser un arma de doble filo. "Resultan muy interesantes como cualquier tipo de recurso que tengamos para poder expresar, normalizar y legitimar nuestras emociones. Sobre todo para no sentirse solo. Pero puede haber personas muy vulnerables que necesiten agarrarse a algo, encuentren en esos memes lo que necesitan escuchar para redirigir sus problemas y que se generen dinámicas de contagio emocional".

Si bien no se podría decir en ningún caso que estas publicaciones sean un sustitutivo de la terapia psicológica, su éxito revela el interés de los más jóvenes por la salud mental mientras ofrecen un material gratuito y accesible para reflexionar e identificar patrones sobre temas tan dispares como las relaciones tóxicas, la dependencia emocional, los traumas familiares, las dinámicas de poder o los conflictos en las amistades. Los seguidores de Culomala le suelen comentar que sus memes "les ayudan a mejorar ciertos conflictos: terminar de darse cuenta de que una relación no va bien, aprender a comunicarse, mejorar la confianza, el autoconocimiento, la autocrítica, permitirse ser vulnerables, etc" y asegura que estas reflexiones no se quedan en los memes, si no que también hacen de puente hacia el entorno terapéutico profesional: "me comentan mucho que llevan mis memes a terapia, no solo lxs pacientes sino también lxs terapeutas".

Cambio generacional

Culturalmente, el positivismo tóxico ha impuesto unos modelos de respuesta socialmente aceptables ante los problemas emocionales basados en una actitud de falso optimismo. El motor de nuestros impulsos y decisiones como humanos se alimenta de algo tan abstracto y volátil como la felicidad, muchas veces a costa de negar nuestras emociones negativas. La cultura del esfuerzo, que tanto se aplica en el ámbito laboral, ha ido permeando en nuestra forma de interpretar la psicología para afirmar sin reparos que el bienestar emocional depende de la actitud con la que cada uno afronte sus problemas.

El cambio generacional en las relaciones intrapersonales se pone de manifiesto en la comunicación entre padres e hijos. Según Alejandra, admin de Culomala, "lxs millennials y centennials hemos visto cómo el mundo adulto evitaba pensar en temas de salud mental, no estaban preparados para ello. En cambio nosotrxs, lo vemos como algo esencial. Nos permitimos ser vulnerables y comunicar nuestras emociones". La generación de nuestros padres, criada por nuestros abuelos, recibió una educación generalmente basada en unos valores que atendían más a los cánones sociales de la época que a las necesidades emocionales de cada uno, dando poco espacio al desarrollo personal y a la inteligencia emocional, por lo que no es de extrañar que la mayoría no hayamos visto llorar a nuestro padre jamás.

Este cambio de paradigma en la forma de entendernos a nosotros mismos, relacionarnos con los demás, desestigmatizar los trastornos mentales y reconocer que la vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad, es uno de los retos que la generación Z está afrontando como una respuesta necesaria a los patrones emocionales heredados de sus mayores. Las cuentas de memes de salud mental demuestran que es posible generar otras conversaciones, utilizando las redes para construir comunidades de apoyo que cambien el discurso generacional catastrófico y nihilista por uno más esperanzador. Los memes de salud mental nos recuerdan que otro enfoque es posible y sobretodo, que no estamos solos.