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Los guionistas de Riders: "Ser rider es la gamificación de la vida en plan mal"

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Riders
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"Fue un rodaje milagro. El equipo consiguió rodar una serie en dos semanas y con pandemia de por medio. Son unos cracks", explica Alejandro Alcaraz, uno de los guionistas de la serie Riders. Con él y con su compañero, Javier Valera, hemos hablado largo y tendido sobre la ficción web del momento, o al menos, una de las que mejor refleja los tiempos que estamos viviendo, porque como bien señala Alejandro: "Esta serie es una reflexión también sobre nosotros como consumidores, no solo del trabajo de rider".

La serie se pensó y se planteó previa a la pandemia, pero la realidad, como tantas otras veces, ha conseguido superar con creces a la ficción. Javi y Alejandro nos cuentan cómo lo que habían plasmasdo en los guiones se convertía en noticia día sí y día también. Desde la televisión de su casa veían como de repente habían pillado a un rider transportando droga o como habían atropellado a otro. Algo que ellos ya tenían escrito sobre el papel.

Mientras este tipo de titulares inundaban los medios de comunicación, ellos ya se estaban imaginando "a la policía nacional en la puerta de nuestra casa en plan: ‘¿qué habéis inventado que se está extendiendo?’", cuentan ahora entre risas. Con la intención de conocer todos los detalles de las tramas que aborda Riders, hablamos con ellos y os lo contamos en dos partes, porque la conversación ha dado para mucho. Esta es la primera. ¡Atentos!

P: ¿Cómo definiríais Riders en una frase?

Javi: Es un thriller cómico juvenil sobre la precariedad laboral y otras sustancias ilegales.

Alejandro: Para mí es un thriller sobre el thriller de ser rider. Ser rider es un thriller en sí mismo porque tiene el suspense de que no sabes cuánto vas a ganar al final de mes, no sabes cuánto vas a poder trabajar, si vas a sufrir un accidente… Todo lo decide un algoritmo secreto y maligno que guía el devenir de los riders. A eso nosotros le sumamos dos cucharadas más de thriller con un misterioso accidente y narcotraficantes.

P: ¿Qué factores o hechos de la realidad inspiraron la serie?

Alejandro: Hicimos una batida de experiencias de riders y nos encontramos de todo: desde gente que te abre la puerta desnuda, a parejas que te ofrecen un trío, hasta temas de acoso. Cualquier app que se cree acaba sirviendo para ligar. Ahora mismo se liga hasta con Wallapop. Hay casos de hombres que acaban acosando a chicas y ellas intentando vender una mesa. ¿Por qué hay que soportar esto?

P: ¿Cómo veis ahora la vida de los riders?

Javi: Poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que ser rider es como vivir en un videojuego. Es la gamificación de la vida, pero en plan mal porque estás jugando de verdad con todo lo tuyo. Es una especie de competición con una máquina en la que te estás jugando la vida, el dinero, tus horarios. Tienes que ajustar un montón de cosas, como en un videojuego, pero aquí las repercusiones son completamente reales.

Alejandro: Competición con la máquina y con los propios compañeros. Esto es algo que quisimos mostrar, que tú con la puntuación consigues más ventajas a la hora de elegir horarios, por ejemplo. Entonces, te puede dar la sensación de que son colegas, pero están obligados a competir entre ellos. Es algo que para ellos es un problema porque crea un sistema de lucha y comparación continua. Además, juegan con unas reglas que ni conocen.

P: ¿La pensasteis en confinamiento?

Alejandro: La serie estaba hecha antes de la pandemia, y luego, metimos el tema de la pandemia porque nos venía genial. Pero tampoco en ese momento sabíamos a que mundo íbamos a llegar.

P: ¿Es un elemento principal de la serie?

Alejandro: Sí, porque a raíz de la pandemia la gente pedía mucho más a domicilio. Se convirtieron en trabajadores esenciales, sobre todo para la gente que no podía salir a la calle porque eran personas vulnerables. Luego estaban las personas que por comodidad lo demandaban todo el rato. Entonces, veíamos eso, que nuestra idea se iba haciendo realidad. Al final, era casi lo único que veías por las calles. En las noticas continuamente salían riders que pillaban repartiendo droga. Y era como: ¡a ver si nos van a pisar la serie!

Javi: El hecho del miedo a un confinamiento, que creo que es algo que se va repetir mucho en nuestra generación, está todo el rato presente en la serie. Algo que antes era pura ciencia ficción, de repente lo hemos vivido. En la serie existe la pandemia como algo de fondo. La idea de cuarentena está presente como: ¿y si esto vuelve a pasar qué sucedería? Los riders siguen siendo muy importantes a esos efectos, porque sigue habiendo gente que pide cosas, comida, mercancías de todo tipo. Mucha gente ya se ha acomodado a vivir así.

P: ¿Sois un poco Los Simpson que predecís cosas antes de que sucedan?

Alejandro: Totalmente. Salió una noticia de que habían abierto un maletero de Cabify y estaba lleno de droga. Al final la supervivencia llegó a todos los trabajos y a todos los puestos. Los narcotraficantes dirían: ‘o renovarse o morir’. Se supone que los riders tienen que denunciar si creen que llevan un paquete sospechoso. Algunos riders contaban que, si dudabas un poco, casi mejor no coger el paquete, por si acaso estabas delinquiendo. Pensábamos que la pandemia nos haría más sensibles a las condiciones de ciertas profesiones, y al final se nos ha olvidado muy rápido.

Javi: Da un poco de miedo. No sé si es que fuimos previsores o que en realidad tenemos una especie de don predictivo y somos precogs como en Minority Report. Luego también fuimos un poco previsores torpes. Una de las cosas que pasó es que toda la trama de narcotráfico con riders que hay en la serie la habíamos pensado, y de repente, cuando empezó la pandemia se convirtió en una realidad que llenaba titulares día sí y día también. Ya nos imaginamos a la policía nacional en la puerta de nuestra casa en plan: ‘¿qué habéis inventado que se está extendiendo?’

Alejandro: Eso es lo que teníamos al principio, que era simplemente porque ellos eran “invisibles” dentro de una ciudad en la que pasan miles de personas y ellos entran y salen sin enterarse casi nadie. Un ejecutivo puede estar pillando droga y que la gente se piense que se ha pedido un taco. En ese punto era cómo lo teníamos nosotros al inicio, pero claro, lo de la pandemia ya lo justifica y lo convierte en una serie del año 2021.

P: ¿Qué perfiles queríais tener como protagonistas? ¿Era importante señalar la racialidad en los personajes?

Alejandro: Nosotros teníamos muy claros los perfiles. Queríamos que fuese lo más realista posible y que mostrase la diversidad de los orígenes de los riders, que hay mucha emigración. Queríamos que se viese que hay gente con diferentes edades y que ha llegado a ese trabajo de diferentes formas: bien porque es su primer trabajo, porque le han echado de otro sitio, porque no encuentra nada mejor o porque eres mayor y no sabes de que manera reincorporarte al mercado laboral y acabas siendo rider. Teníamos claro lo que queríamos representar y que fuese realista hasta el punto de que el protagonista fuese racializado, que es poco común en la ficción española. Estamos orgullosos porque no se me ocurre ninguna otra serie que tenga un prota racializado.

Javi: Hacer lo contrario sería raro, porque no sería real. Y nosotros lo único que queríamos era que fuese de verdad. De hecho, nosotros no teníamos un nombre en mente, sino que nuestra idea era sacar a gente nueva. O sea, cuanto más realista sea y cuánto más puedas creer que esa persona es un rider de verdad, mejor. Parte de la historia que también queríamos contar era que nadie pone, ni da la cara por ellos. Es como una máquina que hace llegar la comida a tu casa, y bueno, pues a lo mejor le das una propina de estas robóticas.

P: ¿O sea que lo hemos deshumanizado?

Alejandro: Totalmente, hemos perdido la cosa de dar las gracias o incluso llegar a exigir que te traigan la comida en perfecto estado. Nos creemos con derecho a calificarlos y clasificarlos. Esta serie es una reflexión también sobre nosotros como consumidores, no solo del trabajo de rider. Tienes que valorar a una persona por cómo ha llegado la comida, sin saber sus condiciones. A lo mejor esa persona ha venido a toda velocidad y se ha jugado la vida.

Javi: El algoritmo te permite esa deshumanización. A ti te hacen unas preguntas de cómo ha llegado mi paquete y puedes protestar sin ser consciente de la amonestación que le está cayendo a esa persona que está cobrando una auténtica miseria.

P: ¿Y los cameos los decidisteis vosotros?

Javi: Algunos teníamos muy claro que iban a ser cameos, pero no sabíamos los nombres de los actores. El único que tuvimos claro fue el de Victoria Martín, porque el papel estaba hecho para ella. Lo de los cameos es otra guerra, que por suerte no nos toca a nosotros.

Alejandro: De hecho, cuando desde la productora nos decían a quién estaban tanteando, nosotros pensábamos: ¡Qué bien!, pero no sabíamos si se iban a poder conseguir nombres tan potentes como Itziar Castro, Pantomima Full o Kike Pérez. Por ejemplo, con Pantomima Full pasó una cosa muy graciosa. Nosotros los escribimos como reponedores, pensando en unos señores mayores. Pero claro, se nos olvida que para nosotros no son señores, pero para la mayoría de los riders, que tienen poco más de 20 años, puede que lo sean.

P: ¿Tenéis datos de lo que puede ganar de media un rider?

Javi: El tema de las medias es complicado porque como dependen de las horas. De hecho, el conflicto que tienen ahora mismo es ese. Hay riders que dicen que ellos ganan al mes 3000 euros. Si trabajas los 7 días de la semana, 15 horas al día, pues a lo mejor puedes ganar ese dinero. Pero en principio hay un sistema laboral creado para que eso no exista porque eso echaría del mercado laboral a gente que no tenga esa posibilidad. Si tú tienes que cuidar a hijos, padres enfermos o si quieres estudiar, nunca podrás hacer eso.

Alejandro: Sí, te dicen que puedes conocer gente, hacer deporte, ser tu propio jefe, cuidar de tu hijo… Puedes conciliar claro, porque como trabajas noches, festivos y fines de semana.