Riders: Sus guionistas creen que los jóvenes tienen ahora mayores conflictos
- Hablamos con los guionistas sobre todos los temas que deja al descubierto la serie
- Precariedad, ludopatía, explotación laboral, la necesidad de un cambio de modelo económico y mucho más
Antes de la emisión del capítulo final de Riders, que se publica este miércoles 16 de junio, hablamos con sus guionistas: Alejandro Alcaraz y Javier Valera, sobre todos los temas y las tramas que la serie toca. Ellos consideran "que simplemente retratando la realidad ya lo tienes todo". Y es que hay cosas que están en nuestro día a día, aunque a veces miremos hacia otro lado. Nos referimos a la precariedad laboral de jóvenes y no tan jovenes, a la cultura del esfuerzo que tratan de vendernos, a la vulnerabilidad de los derechos laborales, al discurso de 'ser tu propio jefe', a la ludopatía... Conflictos que están ahí y que la serie ha querido visibilizar.
"Al final se está ocultando la realidad laboral más clásica de explotadores y explotados", apunta Javi. ¿Cómo se produce este ocultamiento? A través de palabras como libertad o de apps que te prometen lo que quieras, cuando quieras. Pero lo más perverso de todo, según señala el guionista, es que te hacen competir con alguien que está "igual de jodido que tú".
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P: Hace meses la noticia del rider en la farola y la supuesta “sociedad del esfuerzo” generó mucha controversia. ¿Cómo lo veis vosotros?
Alejandro: Esto es la lucha de cómo cuentes el relato. Yo siempre digo que yo he utilizado estas aplicaciones, porque está lo que sucede y luego lo que a ti te venden como algo super guay. Estamos metidos en un mundo donde te lo cuentan todo como la libertad de poder elegir tus horarios, de compatibilizarlo con otros trabajos. Y es como; ¿qué tiene de guay tener muchos trabajos?
Javi: Quien compatibiliza muchos trabajos es porque necesitaría uno en el que le pagasen bien, no es que quiera tener muchos trabajos para sentirse más realizado. De hecho, ese discurso de la cultura del esfuerzo es algo que queríamos transmitir con la serie. Ese caso concreto es justo el del protagonista, que tiene que dejar un poco de lado los estudios porque tiene que empezar a trabajar como rider y no puede dedicarle todo el tiempo que necesitaría a los estudios. Una de las reflexiones que queríamos hacer llegar era un poco esa falta de libertad que te venden como libertad absoluta, ese si tú te esfuerzas vas a llegar. Es como no, me estás vendiendo eso, pero a mí me está costando 12 veces más que al hijo de no sé quién.
P: Luego está el: “Sé tu propio jefe”…
Alejandro: La cosa es que ni siquiera conoces a tus jefes. De hecho, nosotros una de las primeras cosas que tuvimos que hacer fue crear la aplicación, porque nos basábamos en apps reales, pero tuvimos que meter más cosas. Entonces, al final, íbamos detectando incluso cómo manipular nosotros la app. Por ejemplo, el inicio de la serie está basado en un hecho real que fue el de un rider que repartiendo una pizza tuvo un accidente y la aplicación le quitaba puntuación porque llegaba tarde y los mensajes luego eran de: ‘Oye, ¿por qué no ha llegado mi pizza. Voy a darte una mala puntuación.’ Esto hace a la aplicación (al algoritmo), el jefe.
Javi: El truco de esto es saber ocultar todo debajo de capas del lenguaje moderno y de binarismo. Al final se está ocultando la realidad laboral más clásica de explotadores y explotados. Es el “Sé tu propio jefe” porque tampoco puedes detectar ningún jefe humano, porque está escondido detrás de esos algoritmos que hacen lo posible por esquivar las leyes laborales básicas.
P: Entonces, ¿qué tipo de modelo laboral o económico estamos creando?
Javi: A mí una de las cosas que más me impactó de mi viaje a Estados Unidos fue llegar y ver a abuelos (de 80 años) trabajando recogiendo maletas en el aeropuerto o de jardineros en una rotonda. Claro, es lo que pasa cuando no hay jubilaciones dignas y todo eso.
Alejandro: Al final esto es como una muñeca rusa de problemas. Estamos hablando de los riders, pero se puede extender mucho más. Lo que decíamos antes: '¡Qué guay poder acceder al mercado laboral con 45 años1’. No perdona, no es guay. Entonces a lo mejor lo que hay que arreglar es lo de antes. Hay que cambiar el modelo precario que tenemos. Nosotros no hemos sido riders, pero como guionistas hemos sido precarios. Sabemos lo que es, quizás ahora tenemos cierta distancia para analizarlo, pero todos hemos aceptado trabajos de mierda o en los que nos explotaban. Para muchas personas es su primer trabajo y realmente no saben cómo funcionan las cosas. Entonces te lo venden como bonito, en plan una mierda con un lacito y tú te adaptas. Pero si rascas un poco, te das cuenta de que lo que hay ahí es muy heavy.
Javi: Yo creo que este modelo es un poco peor al que teníamos nosotros de jóvenes. Porque antes podíamos tener becas infames, trabajos chapuza, pero teníamos un jefe y un pagador. Había una empresa. Ahora, además de ganar una miseria, se supone que eres tu jefe y no tienes a quién protestar o a quién pedir ciertas cosas. Es un plan para destrozar la empatía y que no te des cuenta de que quien tienes al lado no es tu competidor. Te amargan tanto que intentas competir con alguien que está igual de jodido que tú. Eso es lo perverso.
P: ¿Hay subtramas como la del juego que también son una denuncia de la sociedad en la que actualmente vivimos?
Javi: Teníamos claro que la serie tenía que tener un detonante para que Axel tuviese que dejar un poco los estudios y meterse a rider por una necesidad de dinero. Encima que le pase a su hermano menor, porque es a quienes al final va dirigida toda la publicidad del juego. Se supone que ellos no pueden jugar, pero evidentemente es lo más puenteable del mundo. Al final lo del juego es algo muy extendido, y que como todo el mundo sabe, los barrios más pobres son más vulnerables. Muchos chavales entran de una forma muy natural. Es una cosa que se ha cogido desde el principio como algo inocente, como puede ser meter un euro en un juego de móvil y a partir de ahí vas acabando en casas de apuestas, apuestas deportivas… Vas subiendo la apuesta.
P: ¿De dónde sacáis los testimonios?
Javi: Leímos muchísimos artículos y casos concretos de conocidos que nos contaban ciertas cosas. Por ejemplo, nos llegó el caso de un menor que le pidió a sus padres que le quitasen el acceso a sus cuentas.
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Alejandro: Hemos trabajado en muchos programas que tratan esos temas. Entonces estamos muy al tanto de ese tipo de noticias. Hace poco salió un estudio del porcentaje de jóvenes que dan el salto de las luz boxes de los videojuegos a la ludopatía. Cada vez está bajando más la edad de los ludópatas. También porque las casas de apuestas, en su mayoría, se colocan en barrios más marginales, cerca de institutos… Donde vivo, se abrió una casa de apuestas literal al lado de un hospital que trata la ludopatía. Al final, ese tipo de cosas están pasando. Sales a la calle o ves las noticias y lo tienes. Así que es fácil inspirarse en esa realidad.
P: ¿Es también una serie denuncia?
Alejandro: Obviamente no deja de ser una serie. Es un thriller con comedia, con misterio, con tramas adolescentes… Y a la hora de preparar la serie, una de las líneas de trabajo fue ver cómo íbamos a crear tensión entre los personajes, pero también es verdad que lo primero a lo que dedicamos tiempo es a pensar de qué queríamos hablar. Y nos salieron todos estos temas: los microracismos, el machismo en la música, en las redes… Algunas están solo esbozadas o forman parte del ecosistema en que los jóvenes están viviendo. Luego nos dimos cuenta de que nos iban entrando todas de manera casi orgánica. Cuando construyes un tipo de personajes, eres capaz de meterles todas estas cosas porque son muy reales. Intentando retratar la realidad, ya lo tienes todo.
Javi: De hecho, no lo teníamos pensado. La cosa de la denuncia puede ser algo de la inercia de nuestra ética personal. En realidad, buscamos todos estos elementos, porque a nivel egoísta como guionistas, es lo que genera más conflicto. De verdad creemos que la juventud hoy en día tiene una serie de conflictos súper potentes y bastante mayores a los que teníamos nosotros cuando teníamos 17 años. La denuncia surge simplemente de la plasmación de eso. En el tema riders, la denuncia viene simplemente de explicar sus condiciones. Si tú explicas bien lo que significa ese algoritmo, pues te das cuenta de que es un despropósito. Lo mismo con el juego y los menores de edad.
P: ¿Vivimos dentro de todo ello un poco sin darnos cuenta?
Alejandro: Yo creo que los medios y la ficción tienden siempre a venderte como esa imagen aspiracional y de éxito. Las series juveniles lo demuestran: el prota siempre es alguien de un estrato acomodado y de repente tiene que hacerlo. ¿Cómo engaño a mis amigos del insti de pijos que soy rider si lo que se ve es gente guapa y con dinero de fiesta? Nosotros decidimos irnos hacia esas cosas que intentamos evitar pero que están ahí. Es que no es rebuscar, es que esto pasa en la calle en nuestro día a día. Lo que pasa es que nuestra sociedad es cada vez más individualista, más egoísta y esto hace que no miremos lo que está sucediendo a nuestro alrededor.
P: ¿Ya estáis pensando en Riders 2?
Alejandro: Tenemos en mente una segunda temporada de Riders. Ojalá la haya.
Javi: Una temporada dos con cositas nuevas y cositas que se nos quedaron en el tintero de la primera.