The Little Prince(ss), el corto de Disney que trata de romper con los roles de género
- Es el último cortometraje de Disney que da visibilidad al mundo queer y no binario desde la niñez
- Una historia de amistad entre dos niños marcada por los prejuicios de uno de los padres
- Esta maravilla surge cuando Disney se moja contra la homofobia
Quedan apenas días para que de comienzo el mes del Orgullo LGTBI y Disney + se encarga de recordárnoslo con el lanzamiento de esta entrañable historia. El nuevo corto, que la plataforma ha traducido en España como 'El Princesito', trata temas como el estigma marcado por los roles de género, la masculinidad tóxica, el racismo, el bullying o la inclusión LGTBI desde la infancia.
El cortometraje nos introduce en la vida de dos niños de origen chino, Gabriel y Robert, de 6 y 7 años respectivamente. El primero de ellos practica ballet, tiene devoción por el color rosa y juega con muñecas. El segundo juega al baloncesto y vive bajo la estricta y atenta mirada de su padre que pretende proyectar sobre él su mentalidad, gustos y frustraciones. Algo muy común en la historia de la humanidad.
Una de las escenas más llamativas de la ficción (ojo spoiler) se produce cuando Gabriel le pone a Robert una tirita rosa con fresitas en la rodilla a su amigo con el objetivo de curar la herida que se había hecho. Un acto aparentemente tierno y sin ninguna mala intención que el padre de Robert considera como negativo para su hijo. En cuanto le ve la cura, el padre se la quita y le dice que tiene que ser un niño fuerte y que eso se curará solo.
Entre los muchos mensajes que encontramos en menos de 18 minutos de corto están: el no encajar en lo que la sociedad considera como "normal", el enquistamiento de los roles de género que tratan de marcarnos desde pequeños, la masculinidad tóxica que proyectan los progenitores sobre sus hijos o la importancia que tiene en todo esto la educación que recibes desde pequeño. En el caso de los dos protagonistas de esta historia, la educación que reciben no tiene nada que ver. Los padres de Rob y de Gabriel son como el agua y el aceite.
Mientras Gabriel tiene unos progenitores que fomentan su creatividad y su libertad para experimientar y expresar su identidad como quiera, a Rob le ocurre justo lo contrario. El padre de Rob no entiende que su hijo se junte con un niño que, según su punto de vista, hace y se comporta como una niña. El asunto llega al punto de que se presenta en la casa de Gabriel para advertir a sus padres sobre la educación que le están dando a sus hijo: "Se han fijado es una niña, no es un niño... Siento decirle que su hijo parece una niña; la ropa que lleva es rosa, juega con muñecas y hace ballet… No es normal”, palabras que hacen llorar a Gabriel.
En este conflicto es dónde vemos otro importante mensaje que nos deja el corto: no debemos avergonzarnos de nuestras preferencias y mucho menos de quiénes somos. Para ello es importante que los educadores y los padres alenten al niño hacia la aceptación y la libertad de escoger lo que uno quiera. Gabriel, por ejemplo, es un niño dulce, amigable y sensible, razones más que suficientes para que sus padres se sientan orgullosos de él. Al final, el corto nos deja otra valiosísima lección y es que la amistad lo vence todo, incluso los prejuicios de los padres.
Basado en una historia real
"Quise arriesgarme y contar una buena historia, así que volví a parte de mis experiencias de vida. Yo me identifico como queer no binario, entonces regresé a mi infancia y capturé esa historia de este niño siendo diferente, siendo amigo con alguien que le cae bien y ser desafiado por los padres de él", cuenta su director, Moxie Peng, durante una entrevista para BioBioChile.
"Hay un poco de verdad en esto porque viene de mi propia experiencia. Creo que es importante contar la historia de niños queer no binarios. Me arriesgué y sorprendentemente Disney me apoyó y me dijeron “amamos tu trabajo, tu historia es muy conmovedora. Queremos hacerla”. Y así fue", destaca Peng.