¿Existen los suficientes referentes LGTBIQ+ en la literatura?
- Hablamos con Nando López, autor de La edad de la ira: "La literatura es capaz de derribar prejuicios"
- "Si queremos cambiar la realidad, la ficción tiene que ser valiente y comprometida"
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Hace unos días, la noticia de que Neuer -jugador de la Selección alemana de fútbol- iba a ser investigado por la UEFA por lucir el brazalete de capitán con la bandera LGTBI dio la vuelta al mundo. ¿Cómo era posible que en pleno siglo XXI esto fuera motivo de polémica? Fueron muchos los que salieron en su defensa, pero también hubo quien aplaudió la posible sanción que acarrearía su gesto. Ante esta situación, hemos querido replantearnos el tema en otro tipo de disciplinas artísticas, como bien podría ser la literatura. Viendo el momento tan delicado que vive el mundo del deporte en este sentido, la escasez de referentes LGTBI en multitud de ámbitos culturales quizás sea algo más evidente de lo que esperábamos observar en 2021.
Para debatir sobre esto hablamos con Nando López, autor de obras como Por qué tiene que ser todo tan difícil y profesor de instituto durante varios años. "Yo creo que estamos cambiando un poco la tendencia, aunque queda mucho que hacer en cuanto a diversidad con los personajes en textos literarios de cualquier género y para todas las edades", explica a PlayzTrends. "Pero también estamos notando cambios a mejor. En mi caso te puedo poner varios ejemplos porque que La edad de la ira sea un longseller con personajes LGTBI y tenga numerosas reediciones, demuestra que estas historias tienen una larga vida. Yo creo que ahí sí que estamos rompiendo ese techo de cristal que existía y demostrando la universalidad de los textos literarios. Está cambiando, queda mucho por hacer, pero hay gente que estamos trabajando en esa línea".
"La literatura tiene que ser tan diversa como la realidad que retrata o inventa"
Muchos autores/as quizás hayan desarrollado personajes LGTBI, pero siempre se encargaban de explicarte los motivos por los que estaban en esa historia. ¿Por qué con el resto de personajes no ocurre?
Nando: Creo que ha habido una tendencia a lo largo del tiempo de presentar los personajes LGTBI siempre desde la victimización, y necesitamos presentarlos con la máxima naturalidad y en historias de todo tipo y condición donde la orientación o identidad del personaje sea un rasgo más. Es decir, no convertir la orientación en el único conflicto, sino en un rasgo de la personalidad del protagonista y que logre estar en cualquier tipo de historia al igual que lo estamos las personas LGTBI en la vida real. Todavía tenemos que tender a escribir géneros literarios muy diversos donde todos los personajes convivan en una absoluta igualdad e importancia narrativa. Ahora sale la segunda parte de la Leyenda del cíclope y tiene muchos personajes del colectivo, al igual que los tiene que no pertenecen a él. Y no se justifican ninguno de los dos. Creo que la clave está en defender que la literatura tiene que ser tan diversa como la realidad o la vida que retrata e inventa. A partir de ahí, si la diversidad no está dentro de la literatura, se quedará coja por no estar reflejando la riqueza que hay fuera de ella.
Nando: La literatura debe ofrecernos referentes que nos ayuden a entendernos y a darnos voz. A mí una cosa muy bonita que me pasa es que hay mucha gente LGTBI que no solo le gusta leer mis libros porque disfruta con ellos, sino que se lo regalan a sus familias para que entiendan su realidad. Esto me ha pasado recientemente. La literatura también es empatía: empatía al escribir porque te pones en la piel de otras vidas; pero también al leer, porque entras también en esas aventuras. Yo creo que las personas LGTBI las hemos echado de menos y además es que necesitamos referentes explícitos, no que podamos interpretar de manera ambigua que estén dentro del colectivo -como pasa en ciertas películas de animación-, sino que realmente lo sean de forma clara. Al final eso es lo que nos ayuda a entendernos y a conocernos mejor. Sobre todo necesitamos que estén en literatura para todas las edades y que esa diversidad se asuma con la máxima naturalidad desde una edad muy temprana. Que nadie se sienta fuera porque no encuentre un personaje que se sienta como él o como ella, ¿no?
"Si queremos cambiar la realidad, la ficción tiene que ser valiente y comprometida"
¿Has tenido lectores que te hayan agradecido la inclusión de personajes LGTBI en tus novelas?
Nando: Muchísimos y muy a menudo. Esto por un lado me hace muy feliz como escritor porque mucha gente me agradece que haya personajes LGBTI en mi literatura, pero por otro me preocupa que si me dan las gracias es porque siguen encontrando menos personajes así de lo que les gustaría. En la literatura juvenil por ejemplo queda mucho por hacer. Yo valoro muchísimo que me lo agradezcan, pero ojalá llegue el día en el que no haya que agradecer esto porque sea completamente cotidiano encontrar todo tipo de orientaciones en un libro.
Nando: Lo que creo que falta ahí es valentía desde la creación. Yo tengo una experiencia muy reciente con El don de Ariadna, porque está llegando a gente muy joven y tiene a una pareja homoparental. Y la historia está llegando a gente que me dice que qué bien que haya una familia LGTB dentro del libro. Y es una novela completamente juvenil, de 12 años en adelante. La clave también está en que quienes creamos, perdamos el miedo a contar desde un lugar mucho más diverso, libre y donde esa realidad LGTB sea explícita. Y asumir que si alguien lo rechaza, el problema está en ese alguien, no del texto o de la película. Así que si queremos cambiar la realidad, la ficción tiene que ser valiente y comprometida. Lo que no podemos es jugar siempre a la ambigüedad. Las personas LGTB necesitamos referentes porque no pertenecemos a la mayoría del discurso, pero lo maravilloso es que esos referentes sean explícitos y no tengamos que forzarlos para vernos reflejados como nos ha pasado en muchas generaciones. Una de las cosas que reivindico es que los personajes del colectivo siempre hablan sobre la disidencia y la diversidad. ¿Y quién no es disidente de alguna manera? Hace poco salió un jugador de fútbol americano diciendo que era homosexual y los medios lo contaban como "ha confesado su sexualidad". Cuando dejemos de hablar de "confesar", de "normalizar" y ese tipo de palabras que lleven implícitas un subtexto negativo, es cuando habremos avanzado de verdad.
"Desde la cultura debemos tener un compromiso firme con la visibilidad"
Ahora que dices lo del fútbol, ¿viste que la UEFA quiso investigar a Neuer por llevar un brazalete con la bandera arcoíris en un partido de la Eurocopa de este año?
Nando: Sí, lo he visto y me entristece muchísimo porque además, el deporte es uno de los ámbitos donde todavía hay que pelear contra ese LGTBIfobia. Por desgracia siguen siendo minoría los deportistas en activo que hacen explícita su orientación sexual. Yo eso lo abordé además con jóvenes en Nadie nos oye, que habla de ello desde el mundo del waterpolo. Y es un libro que he comentado con mucha gente en institutos y para mi sorpresa, y esto sí me entristece, cuando surge el tema entre gente que hace deporte de forma habitual está de acuerdo en que sigue siendo un lugar en el que si fueran personas LGTB tendrían miedo a decirlo. Estamos hablando de algo que sigue pasando en pleno siglo XXI. Que desde entidades como la UEFA no se apoyen iniciativas así y que incluso se investiguen, es gravísimo. Se está alentando esa LGTBfobia. Ha pasado lo mismo con el escudo del Barça en Instagram, que recibió comentarios homófobos terribles. Hay ámbitos en los que todavía se ve, porque por desgracia sigue estando presente en todos los lugares de la sociedad, solo que en algunos se expresa de manera más violenta. Hoy en día estamos en un momento en el que, desde la cultura, tenemos que tener un compromiso muy firme con la visibilidad. Creo que ahí los libros son muy poderosos para poder defendiendo esa libertad e inclusión que por desgracia hay gente que no apoya. Situaciones como esta del fútbol lo demuestran.
Nando: En realidad tengo las emociones encontradas. Por un lado, me quedo con que mucha gente estamos en la lucha, pero al final vemos aquello que es más afín a nosotros, sobre todo en las redes y en los medios de comunicación. Pero también ocurre lo contrario: ha habido una parte de la sociedad que ha dicho exactamente lo opuesto. A mí eso me preocupa, porque igual que antes quizás no alzábamos la voz por estas cuestiones de una manera tan evidente y tan rotunda, también creo que de repente se ha alzado la voz de una manera muy violenta desde la homofobia, el machismo, la transfobia y el racismo. Estamos viendo un discurso terriblemente LGTBfóbico estos últimos años, sobre todo este año que estamos metidos en este clima pospandémico y con auge de la ultraderecha. Hay muchas cuestiones que están alimentando un odio que parecía olvidado pero que sigue ahí. A mí me preocupa. Confieso que tengo sensaciones encontradas: de esperanza, porque veo esa defensa de valores; pero también veo que hay un discurso muy violento porque hay gente que sí que considera que un jugador no debería llevar un brazalete con la bandera LGTB.
Nando: Otra cosa que me preocupa es el hecho de que alguien defienda que no se puede poner la bandera LGTB en el Ayuntamiento de Madrid. Hay gente que considera que eso es correcto, ¿no? Y lo consideran en un momento en el que Madrid lleva cerca de 90 agresiones LGTBfóbicas denunciadas en lo que va de año. Las no denunciadas sabemos que siempre son más. Justo en este año, esa bandera era necesaria. A veces tiendo a la esperanza y otras a la preocupación. Lo que sí creo es que no nos podemos relajar desde la cultura, educación, medios de comunicación. Es una época de beligerancia y compromiso donde el silencio es complicidad.