Ibai, no tienes que demostrar nada
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"Lo único que os puedo decir, gente, es que estoy muy agradecido por todo lo que me ha pasado, para mí es como una forma de demostrar que todas las personas que nos dedicamos a esto y empezamos con los videojuegos, luego con el streaming, y que éramos un nicho de gente muy friqui... la gente se metía con el LoL, que sigue pasando, pero cada vez menos, obviamente estamos demostrando que nos respeta gente muy top o nos sigue gente muy top, como pueden ser Messi o el Kun. Que respetan más nuestro trabajo que algún padre de 45 años que cuando ve a su chaval viendo al Rubius le dice que qué cojones hace".
Después de una hora de risas contando la rocambolesca historia de cómo pasó en una tarde de estar tirado en el sofá de su casa viendo béisbol olímpico a aguantar los vaciles de Jordi Alba cenando en casa de Messi, Ibai Llanos se ponía serio para cerrar el stream (a partir del 1:21:30). Reivindicaba su trabajo. Y reivindicaba un respeto para sus millones de seguidores: "esto nos sirve para demostrar que sí que va en serio y que la gente que nos dedicamos a esto merecemos un respeto y la gente que nos ve también".
Este mismo año, en abril, un periodista deportivo argentino se indignó en su programa de radio porque Ibai había charlado en su canal de Twitch con Kun Agüero y Paulo Dybala. "Me molesta que sea algo recurrente lo de hablar con Ibai. ¿Quién es Ibai?", decía el periodista consagrado. "No sabe nada y saca por teléfono a Agüero y Dybala. No nos dan bola porque hay que darle bola a Ibai", repetía con histrionismo impostado.
Días después, Ibai contestaba al periodista desde su canal defendiendo su trayectoria (que comenzó desde el más completo anonimato) y el trabajo que le ha llevado al éxito actual e incluso dialogaban en directo. "Yo creo que el problema está en que hay mucha gente que no respeta el trabajo de creadores de contenidos [digitales] porque creen que es solo sentarse delante de una cámara, ganar mucho dinero y ya está y eso yo creo que puede llegar a afectar a muchos niños, niñas, gente más mayor que sigue a los streamers y que sus padres no respetan lo que consumen porque no lo conocen (...) y tienen problemas con sus propios familiares porque no respetan esto que ven ", explicaba al periodista, de nuevo en la skin de Ibai serio.
Unos meses antes, un artículo que definía al creador de contenidos y comunicador como "el vasco de 25 años que gana 1,3 millones al año enseñando a tus hijos cómo juega al ordenador" había puesto de uñas a los seguidores de Ibai, aunque él se lo tomó con humor.
Hoy, después de que Ibai fuese invitado a entrevistar a Messi el día de su presentación como nuevo jugador del PSG y lograse por primera vez que el futbolista argentino interviniese en directo en Twitch, se ha vuelto a desatar un debate generacional. El periodista Juanma Castaño afirmaba "no entender nada" en un tuit. A lo que, respondiéndole a él y a quienes critican que Ibai estuviese allí no siendo periodista, este replicó también a través de un tuit que "ni soy periodista, ni quiero competir con la prensa, respeto mucho la profesión y tengo muchos amigos. Pero no puedo rechazar estas cosas si me invitan, ya lo siento". Otros, como Josep Pedrerol, aplaudía al comunicador vasco.
Entiendo que Ibai empatice con sus seguidores y no quiera que sus padres les impidan disfrutar de su entretenimiento favorito o se burlen de esa forma de comunicación y ocio, pero, sinceramente, el desprecio por parte de generaciones mayores hacia las nuevas maneras de expresar y entender la realidad no es algo nuevo. Es lo que toca, Ibai. De hecho, si no sucediese, algo mal estaríais haciendo los jóvenes.
Como cuenta Irene Vallejo en El infinito en un junco, Sócrates desconfiaba de los textos escritos y hay quienes consideraban un atraso los pergaminos frente al incómodo papiro. La imprenta tuvo numerosos enemigos. El gran Unamuno hablaba del cine de forma peyorativa. Hay quienes lamentaban que el teléfono acabara con el romanticismo de las cartas postales. A la tele se le ha llamado la caja tonta y sin embargo ahora se dice hiperbólicamente que en ella se hace el mejor cine. No me cabe duda de que muchos de los que hoy gritan "boomer" a quienes desprecian a Ibai y compañía encontrarán en un par de décadas, o menos, geniales argumentos contra las nuevas formas de contar y entretener.
Ibai, no eres el futuro, sino el presente
Quienes llevamos años trabajando en contenidos digitales de empresas de comunicación tradicionales, podemos entenderte porque sabemos, aunque seamos calvos y estudiáramos EGB, lo que es aguantar incomprensiones o velada arrogancia en forma de decisiones y comentarios que rebajan consciente o inconscientemente la importancia de tu trabajo. "Sois el futuro", te dicen, pretendiendo impedir que tengas peso e influencia en el presente. Hoy, ahora, es el momento de los mayores. Ya te tocará.
Ibai, no eres el futuro. Eres el presente. Eres lo inevitable. No mendigues el interés de quienes, por ignorancia, por miedo, por envidia o por un poco de cada cosa, intentan minusvalorar tu trabajo y el de tantos creadores de contenidos. No busques la aprobación de quienes no quieren perder el trono de la influencia y el poder de la comunicación frente a una forma de narrar que desconocen.
No pidas que te tomen en serio quienes tienen la mente cerrada a los cambios. Quienes no entienden que tratándote con condescendencia difícilmente van a rascar un solo espectador, oyente o lector entre tu numeroso público. Ya eres historia de la comunicación y del entretenimiento. Un mayúsculo narrador oral. Poner tu nombre en un titular es sinónimo de alcance, porque generas un interés genuino.
Sigue currándotelo. Dando consejos maravillosos. No dejes de crecer en tu forma de contar, en los medios técnicos, en el talento del que te rodeas, en aprender, en formarte... y así afianzarás el numeroso público que ya tienes, y llegarás -ya lo estás haciendo- a nuevas audiencias.
Tienes un éxito cada vez más mayoritario. No pretendas además que todo el mundo reconozca tu talento porque eso es simplemente imposible. Ibai, no te castigues, no tienes que demostrar nada.