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REPORTAJE

La responsabilidad afectiva y el peso de nuestros actos sobre los demás

  • Charlamos con la psicóloga Denisa Praje sobre la importancia de cuidar los vínculos afectivos y ser consecuentes con nuestras acciones
  • "La responsabilidad afectiva es actuar conforme al impacto que tenemos en los estados emocionales del resto"
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La responsabilidad afectiva y el peso de nuestros actos sobre los demás
La responsabilidad afectiva y el peso de nuestros actos sobre los demás

El equilibrio entre el conseguir lo que uno quiere y no dañar a los demás a veces es todo un reto. Sin embargo, existe una clave en psicología sobre un comportamiento que define ese punto medio que se encuentra entre actuar pensando en nosotros mismos pero sin descuidar a los de nuestro alrededor. Se llama "responsabilidad afectiva" y consiste en ser responsables con las consecuencias de nuestras acciones respecto al resto. Este término se ha popularizado cada vez más en la sociedad y en redes sociales, pero, ¿sabemos realmente lo que significa y cómo podemos aplicarlo en el día a día? Charlamos con la psicóloga Denisa Praje (@psidenisa) sobre la importancia de cuidar los vínculos afectivos y por qué hay que ser consecuentes con nuestros actos.

"No vivimos en burbujas individuales aisladas, sino en comunidad"

P- ¿Qué es la responsabilidad afectiva?

R- La responsabilidad afectiva es una forma que tenemos de actuar con la que consideramos cómo influye en otras personas lo que hacemos y decimos y nos hacemos cargo de nuestras acciones. Esta forma de actuar engloba gestos, presencia, comunicación de estados emocionales, expectativas, explicaciones sobre actos… Además, la responsabilidad afectiva no es algo que se tenga o no se tenga (en el sentido de esencia o de algo dentro), sino que es una forma de comportarse. No somos responsables afectivamente, nos comportamos de forma responsable con personas concretas en situaciones concretas. Se puede aprender, no es un "rasgo" con el que se nazca, aunque haya experiencias tempranas que puedan favorecer que haya una tendencia a comportarse de esta manera o que se aprenda con mayor facilidad, pero todos podemos mejorar.

P- ¿Cuánto de importante es cuidarla para formar vínculos responsables con los demás?

R- Creo que es importante cuidar cómo nos relacionamos con el otro y cómo impactan nuestras acciones en los demás: en sus pensamientos, preocupaciones, incertidumbres, emociones, organización vital o rutinaria… porque no vivimos en burbujas individuales aisladas, sino en comunidad. Además, aunque cada vez cala más el discurso de que "hay que depender solo de uno mismo", esto no es cierto: dependemos de los demás y eso no se puede evitar. Lo único que nos queda es cuidarnos los unos a los otros para que al menos esa dependencia se mueva dentro de unos márgenes adaptativos, aceptables, que no sean dañinos y que sirva como redes de apoyo que nos protejan ante problemas psicológicos.

P- Mucha gente piensa que la responsabilidad afectiva es "pensar en los demás pero no en ti". Para evitar la desinformación sobre este tema, ¿qué no es la responsabilidad afectiva?

R- Dejaríamos de referirnos a "responsabilidad afectiva" cuando alguien ajusta su comportamiento a las necesidades de los demás, pero descuidando las suyas propias. Una cosa es tener en consideración cómo afecta lo que hacemos a cómo se siente el otro y hacernos cargo cuando algo que hemos hecho ha causado un daño, y otra cosa es someterse a todas las expectativas ajenas, intentar controlar cómo se siente el otro ante cada cosa que hacemos y pretender no herir o decepcionar nunca a nadie.

El "ghosting", una práctica nada responsable: "Dejas a la otra persona haciendo malabares con la incertidumbre"

P- ¿Qué problemas conlleva no ser responsable afectivamente con los demás? ¿Cómo daña nuestras relaciones?

R- Comportarse de forma negligente, pasivo-agresiva o agresiva con los demás supone influir en su autoestima, expectativas sobre siguientes relaciones, proyectos futuros… Por ejemplo, el "ghosting" (que significa cesar el contacto con alguien sin ninguna explicación, desaparecer, estar ausente de la noche a la mañana), es una práctica que puede dejar a la otra persona dando vueltas a pensamientos, haciendo malabares con la incertidumbre y, en muchas ocasiones, escapando de ella mediante explicaciones que le dejan en muy mal lugar (“habré hecho algo mal”, "no soy suficiente", "no merezco ser querido"...). Esta forma de actuar con las personas a las que conocemos (independientemente de cuánto las conozcamos) impacta sobre la imagen que se hacen sobre sí mismas y sobre lo que pueden esperar del mundo y de las siguientes personas que entren en su vida.

Según los datos ofrecidos por Lara Ferreiro, psicóloga portavoz de Ashley Madison, "el 26% de las mujeres y 33% de los hombres han afirmado sufrir ghosting alguna vez": "el ghosting implica una desaparición sin explicación cuando ya se había establecido una vinculación emocional, mental y/o sexual". Y "se produce por pura comodidad narcisista de no dar la cara y por cobardía de no querer enfrentar el momento de dejar a esa otra persona", explica la especialista.

P- ¿Por qué cuándo se habla de "responsabilidad afectiva" también se menciona la "comunicación asertiva"?

R- La comunicación asertiva es una forma de defender nuestras necesidades, peticiones y derechos sin pisotear los de otra persona. Es un elemento clave en la responsabilidad afectiva porque nos permite llegar a acuerdos comunes, trasladar expectativas al otro, pedir perdón, explicar situaciones y conflictos…

"No hay dos personas con las mismas historias, aprendizajes, recursos, condiciones y experiencias"

P- ¿Cómo ser responsable afectivamente con los demás? Algunos "tips" para conseguirlo y crear una relación responsable.

R- Es importante empatizar, comunicar y preguntar cuando algo no se sabe o entiende.

Comunicar a otra persona algo desagradable, por ejemplo, que nos ha dejado de gustar o que no vamos a poder cumplir sus expectativas, es difícil, y puede llegar a ser más cómodo huir, dejarlo pasar, ignorar, engañar durante un tiempo… pero es solo una solución a corto plazo que a largo plazo se convertirá en un problema o dejará daños.

Dentro de la comunicación asertiva de la que hablábamos, creo que es muy útil hablar desde el "yo me siento así en esta circunstancia/cuando tú…" en vez de "tú me haces sentir…", que tiene una connotación de reproche. Por otro lado, tendemos a creer que los gestos buenos "nos tienen que nacer solos", pero muchas veces lo mejor es preguntar explícitamente: "Oye, ¿cómo te has sentido con esto que ha ocurrido?", "¿qué necesitas en estos momentos?", "¿qué esperas de mí en esta circunstancia?", o "¿cómo podemos hacerlo para que los dos estemos cómodos?".

Respecto a la capacidad de empatizar, se cae a menudo en el error de preguntarse "¿cómo me sentiría yo en su lugar?" pero yo creo que tratar de entender al otro es preguntarse: "¿cómo se debe sentir esta persona, en esta situación, habiendo tenido la historia vital que ha tenido?". A la primera pregunta que tenía el fin de empatizar, uno puede acabar contestándose: "No entiendo por qué se pone así, a mí no me pasaría", claro, pero no hay dos personas con las mismas historias, aprendizajes, recursos, condiciones y experiencias.

Por otro lado, para cambiar cualquier comportamiento, hay que premiar aquello que se aproxime o que se parezca cada vez más a lo que esperamos del otro.

"Pretendemos que nos lean la mente y lo cierto es que el amor hay que hablarlo y negociarlo"

P- En el amor, ¿qué es lo más importante para que la relación sea responsable afectivamente hablando?

R- Lo más importante será aquello que es importante para cada relación particular en cada momento. Pero, desde luego, el vehículo que permite que cualquier relación en la que hay amor vaya hacia una dirección conjunta es la comunicación. A veces se dice eso de "si se lo tengo que decir, ya no lo quiero", pero, precisamente quien cambia porque se lo has hecho saber, te está mostrando que tiene en cuenta tus necesidades y que está comprometido con ellas. Muchas veces pretendemos que nos lean la mente y creemos que el amor todo lo puede, pero el amor hay que hacerlo, negociarlo, hablarlo y reflexionarlo.

P- Se habla mucho de la responsabilidad afectiva en el amor, pero, ¿se puede tener responsabilidad afectiva también en otros ámbitos?

R- Hay que comportarse con empatía y responsabilidad con todas las personas, forma parte de vivir en sociedad, desde pedir perdón a un compañero de trabajo por haber hecho una broma que le ha ofendido hasta darle el pésame a un ser querido cuando ha perdido a alguien. Creo que estas acciones forman parte de eso que en conjunto llamamos "responsabilidad afectiva" porque es actuar conforme al impacto que tenemos en los estados emocionales del resto. Es cierto que es un concepto del que se habla más para referirse a relaciones sexo-afectivas, románticas o estables de otro tipo, pero yo creo que se debería extender a cada persona con la que tenemos una interacción.

"¿Estamos educando realmente sobre responsabilidad afectiva?"

P- A opinión personal, ¿crees que se educa correctamente sobre este tema? ¿Cómo es la situación actual?

R- Creo que el concepto de "responsabilidad afectiva" se ha puesto de moda, sobre todo entre jóvenes y en redes sociales (Twitter, Instagram), pero que esconde mucho postureo: hablar sobre responsabilidad afectiva en redes sociales mientras tu madre se encarga de todas las tareas de la casa o llevas meses sin preguntarle a tu colega qué tal está sin esperar una respuesta automática ("bien"). ¿Estamos educando realmente sobre responsabilidad afectiva o estamos colgándonos el cartel de "responsable afectivamente" para diferenciarnos de otros y colocarnos en un lugar moral superior?

P- ¿Cuánto de necesario ves que en los colegios/institutos se incluya el valor de la responsabilidad afectiva en sus programas educativos?

R- Seguramente esta pregunta deba responderla alguien dedicado a la pedagogía. Yo, como ciudadana, creo que sería muy positivo que se educase a los niños y adolescentes en estas cosas de forma transversal a todo, es decir, como un valor presente durante toda la etapa educativa independientemente de la materia y el momento.

P- Para terminar, ¿una conclusión/reflexión personal sobre la responsabilidad afectiva?

R- La distinción inicial ("no somos responsables afectivamente, nos comportamos de forma responsable con personas concretas en momentos concretos") es importante porque verlo como una forma de comportarse nos permite no dormirnos en los laureles si nos sentimos identificados con este concepto y tener esperanza de cambio si no nos sentimos interpelados por el concepto. Es decir, entenderlo como una forma de actuar en cada momento y con cada persona y no como algo global, abstracto, que forma parte de nuestra personalidad, permite no darlo por hecho, con el riesgo de dejar de cuidarlo. Por otro lado, ofrece la posibilidad de aprendizaje y cambio para quienes no se hayan sentido identificados: conseguir que ese comportamiento se dé cada vez con más frecuencia, en más vínculos y en más situaciones.