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GEN Z TOPIC

Metaverso, ¿madriguera de adultos-rata?

  • A falta de que se materialicen los sueños Zuckerberg, ahora mismo solo tenemos metaversos blockchain
  • ¿Dónde están esos mundos de Zuckerberg en los que nos enamoraremos de desconocidos como la gente que salía en El Diario de Patricia?

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Una joven jugando juegos de realidad virtual en casa.
Una joven jugando juegos de realidad virtual en casa.

Casarte con un avatar de Shrek en un planeta llamado Omicron 69. Hacer footing dentro de un cuadro de Kandinsky. Asistir a clases de Chomsky los martes y los jueves, en Harvard. Tocar a Carl Sagan. Sentir calor. Besar a Carl Sagan. Morir. No morir. Tener 93 años y vaciar el cargador de una Uzi desde el Ferrari testarrosa de tu nieto. Recorrer el interior de las pirámides en el 3000 a.C con tu nueva novia nigeriana a la que nunca conocerás en persona. Ni falta que hará.

"Lo que viene a continuación está más allá de lo posible, más allá de las pantallas, más allá de los límites de la distancia y la física… Vamos hacia un futuro donde todo el mundo estará presente; donde crearemos nuevas oportunidades y experimentaremos sensaciones inimaginables", afirmó Mark Zuckerberg durante la presentación de su Metaverso el pasado mes de octubre.

Pero… ¿Ahora mismo qué tenemos? ¿Por qué escuchamos constantemente que las marcas están abriendo mercadillos en el Metaverso? ¿Acaso ya se puede entrar? ¿Dónde están esos mundos de Zuckerberg en los que, en teoría, viajaremos a través del cosmos, perderemos al ajedrez contra niños coreanos o nos enamoraremos de desconocidos como la gente que salía en El Diario de Patricia, pero abandonando al fin nuestros cuerpos cansados y rechonchos en un mundo aburrido, precario, feo, anacrónico, lento, contaminado y donde casi siempre hace mucho frío o mucho calor?

"Gráficos de consolas de hace más de 10 años"

Pues lo cierto es que, a falta de que se materialicen los sueños del fundador de Facebook y su Proyect Cambria, ahora mismo lo que tenemos son, fundamentalmente, metaversos blockchain. Los que más dinero mueven: Decentraland (MANA), The Sandbox (SAND) y Axie Infinity (AXY). ¿Y cuáles son los elementos fronterizos entre estos mundos?

1) Gráficos de consolas de hace más de 10 años

2) Aceptan NFTs y pagos con criptomonedas

3) Grandes corporaciones ya han organizado eventos no muy distintos al famoso mitin de Izquierda Unida en Second Life, allá por 2007. Es decir, una gilipollez. Un retroceso. Un juego de móvil. Una promesa, en el mejor de los casos. Un sacacuartos que no termina de llegar y que nada tiene que ver con la Realidad Virtual. Eso es el Metaverso HOY, sin Zuckerberg, colonizado deprisa y corriendo por marcas, criptobros y una nueva generación de adultos-rata.

Y aunque residualmente encontramos algún que otro metaverso de hacendado en VR, como Somnium Space VR, VR Chat o Bigscreen en Oculus Quest, todavía se encuentran a años luz, no solo de lo visto en el Connect 2021, sino de los metaversos blockchain. Es como comparar un plano de Torre-Pacheco con la inmensidad del Cosmos. El Metaverso es (o debería ser) un espacio virtual donde los límites impuestos por las pantallas se diluyen para que podamos experimentar un nuevo internet completamente inmersivo, multisensorial y cuyo acceso está mediatizado por un hardware dedicado. Y no un híbrido entre el chat de Terra y el sandbox de Torrente 3 para PS2.

Por su parte, los detractores del Metaverso Zuckerberg son casi tan irritantes como los enfervorecidos criptobros. Sus argumentos pueden resumirse en que "hay que prenderle fuego a esas malditas gafas antes de que nos roben la vida".

Pero de entre todas esas críticas (y pasando de puntillas por los memes de Evil Zuckberg), la de Alberto Olmos es una de las más interesantes. El periodista escribía en El Confidencial que "lo que oculta el metaverso como versión fantasmática de la realidad es que nadie querrá entrar en él para duplicar sus problemas, sus complejos y sus sufrimientos. Querremos entrar para librarnos de ellos, naturalmente". Y se pregunta: "¿Acaso van a copiar en el metaverso también a los mendigos, los suicidios, las violaciones y los asesinatos, el cáncer y la metadona o la suciedad en las calles? (…) El metaverso empieza mintiendo ("seremos una copia de la realidad"), por lo que pueden dar por hecho que acabará destrozando vidas".

"¿Y si el Metaverso es más honesto que la propia realidad?"

Pero yo me pregunto: ¿Por qué está mal vivir de vez en cuando en un mundo donde no hay violaciones, muerte, pobreza o contaminación? ¿Por qué este señor detesta, por ejemplo, la idea de volar como un superhéroe? ¿Vértigo? ¿O tal vez lo que teme es que nuestro futuro Creador es un multimillonario progre que ha vendido nuestros datos a Cambridge Analytica, impulsando involuntariamente proyectos políticos como el de Trump o El Brexit? ¿Ese es el problema? ¿La privacidad? ¿Estados Unidos? ¿Que Zuckerberg es medio reptiliano? Claramente, un mal menor.

Y sobre "la mentira del metaverso", lanzo otra pregunta más arriesgada: ¿Y si el Metaverso es más honesto que la propia realidad? Es decir, con la muerte y las leyes fuera de la ecuación, la Realidad Virtual abre un escenario en el que el ser humano no rinde cuentas más que su propio instinto de crecimiento, a la fuerza básica latente en toda actividad humana; a su voluntad de poder.

Cuando Žižek analiza la cuestión de la identidad en los videojuegos para explicar la conexión umbilical entre lo real y lo simbólico, reconoce que si nos metemos en la piel de, por ejemplo, CJ en el GTA San Andreas no es para suplir nuestra debilidad, "eso sería una lectura naif", sino todo lo contrario: "Esa identidad es mi verdadero ser” y, por las restricciones sociales, en la vida real no nos está permitido replicar las barrabasadas que hacemos en nombre de CJ. "En la ficción puede actuar una identidad más cercana a su verdadero ser", concluye. Es complicado de asimilar y da un poco de miedo, pero posiblemente tengamos más que ver con un avatar digital que nosotros hemos diseñamos que con el ser humano del espejo.

"¿Qué nos queda entonces? Rezar"

En todo caso, ya veremos cómo se va desarrollando. La única certeza que tenemos ahora mismo es que, insisto, el Metaverso no es una versión cutre de Minecraft en la que puedes comprar una camiseta con el logo de un chimpancé por 1500 euros. Eso es una versión cutre de Minecraft en la que puedes comprar una camiseta con el logo de un chimpancé por 1500 euros. No tiene más.

La adopción de los NFTs y las cryptos por parte del gran el público ha trasladado la lógica especulativa del mercado de valores al mundo del entretenimiento. Hemos corrido como ratas para llegar a un sitio en el que ya habíamos estado, pero que ha dejado de ser gratis.

Lo que llaman "videojuegos del futuro" son los videojuegos del pasado desarrollados por una casa de apuestas; el arte NFT casi siempre es una horterada serializada que bascula entre el graffiti de los 2000 y el pop art de la Casa de las carcasas. Todo es tramposo, desfasado, especulativo… ¿Qué nos queda entonces? Rezar. Rezar al arquitecto del nuevo mundo para que, en la medida de los posible, no permita que el vil metal criptográfico envenene la experiencia de los que, como Zuckenberg, soñamos con ovejas eléctricas desde que éramos niños. Y con besar a Carl Sagan.

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Eduardo Naudín, más conocido como GREY TRASH, es videoartista, creador de memes y colaborador del programa Gen Playz. Autor también del libro Me debes dinero.