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ENTREVISTA

Nando López, autor de 'Los elegidos': "Desde el colectivo LGTBI siempre hemos buscado la luz, incluso cuando nos la querían robar"

  • El escritor regresa con una novela repleta de lucha, reflexión y reivindicación de la cultura
  • "Debemos ser conscientes de lo frágil que es cualquier conquista social"

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Nando López: "Debemos ser conscientes de lo frágil que es cualquier conquista social"

"Es una novela que me motivó a seguir luchando y contando historias. Es un canto a quienes creemos que la cultura mueve el mundo, especialmente ahora, donde es realmente importante que nos recordemos que tenemos que implicarnos en todo lo que está ocurriendo". Con estas palabras, Nando López presenta Los elegidos, un proyecto que nació hace siete años y que ha visto la luz tras meses de estudio y reflexión. "Quise escribir un libro que hablara del poder de la cultura desde una lucha real", nos desvela el autor.

Asun y Santos son los protagonistas de una historia ambientada en la época del franquismo, donde la identidad sexual y las distintas caras del amor eran objeto de debate en la sociedad del momento. Un canto a todos aquellos que eligieron arriesgarse, combatir y, sobre todo, emplear el poder de la poesía, el cine y el teatro como arma para derrocar la homofobia y el machismo. "Hablamos del poliamor y de la pareja abierta como si fuera un invento de antes de ayer. Y eso que ha existido siempre, solo que las etiquetas no existían", confiesa durante la entrevista. "En el momento en el que transcurre esta historia de amor estamos en un tiempo muy duro en el que en el año 1954, los homosexuales son considerados criminales. Quise contar, a parte de esa lucha, esa parte positiva de cómo desde el colectivo siempre hemos luchado, siempre nos hemos resistido, siempre hemos buscado la luz, incluso cuando querían robarnos".

Catalogada como "novela adulta", Nando López no solo defiende la importancia de enfrentarnos a lecturas más allá de su etiqueta, como Los elegidos, sino de lo necesario que resulta verse reflejados en historias que reivindican la memoria histórica en derechos LGTBI. "Deberíamos dejar de tener prejuicios sobre qué lee o qué no lee la gente joven. Ahora mismo, la gente más lectora es muy joven. Y algo de lo que estoy muy orgulloso es de que mis libros los lea gente de edades muy diversas. Para mí era muy importante hablar de esas generaciones dentro de esta historia. La literatura no tiene edad y nos empeñamos en ponérsela".

"Debemos ser conscientes de lo frágil que es cualquier conquista social"

¿Qué papel ha tenido tu abuela en este libro?

Nando: Tengo la suerte de que sigue conmigo y de que es una persona a la que admiro mucho. Y es verdad que Asun, la protagonista, tiene rasgos de su biografía. Mi abuela tuvo que empezar a trabajar muy joven, era prácticamente una niña, mintiendo sobre su edad porque tenía que alimentar a su familia. Tuvo que abandonar los estudios en una época en la que apenas se podía estudiar, en la que muchas mujeres como ella, siendo niñas, tuvieron que ponerse a trabajar para sacar adelante a sus familias. Siento que vengo de una saga de mujeres que es mi abuela, mi madre... Que son mujeres luchadoras y que siempre han estado muy cerca de la poesía y de la cultura.

¿Crees que hemos evolucionado en derechos LGTB?

Nando: Esta es una pregunta difícil. Hemos avanzado, pero no hemos terminado de avanzar. Queda muchísimo. Justo ahora estamos inmersos en una polémica porque en un instituto se recomienda leer una joya de la novela gráfica, que es El azul es un color cálido. A mí mismo me han censurado libros como El libro de las primeras veces o La edad de la ira porque tratan a personajes LGTB como protagonistas. ¿Hemos avanzado? Sí. Tenemos un momento muy delicado en el que la ultraderecha, el fascismo, está intentando quitarnos derechos. Creo que ahora mismo tenemos que conocer muy bien de dónde venimos, ver lo frágil que es cualquier conquista social y recordarla para defenderla muchísimo. Yo estoy casado con mi marido y vivo de una manera visible y no puedo ir a un campo de concentración como el de Tefía, que aparece en esta novela. Ojalá algún día, cuando llegue junio, el mes del Orgullo sea solo un mes de fiesta y de recordar lo luchado. De momento, me temo que siempre va a ser un mes de lucha y de compromiso real.

Parece mentira, pero de lo que cuentas en Los elegidos no ha pasado tanto tiempo.

Nando: No hace tanto. A mi me parece terrible que no sepamos que existió un campo de concentración como el de Tefía. Y no solo ese, ¡hubo más! Porque cuando se reforma la Ley de Vagos y maleantes y se incluye a la gente homosexual, determina que entre las represalias que deben recibir, una de las "curas" era el internamiento en un campo de concentración. Me parece terrible que no cuidemos la memoria histórica como merece, ya no sólo porque tenemos que seguir luchando desde ella, sino como homenaje y como respeto a las personas que estuvieron allí. Eran personas que luego tenían muchísimos problemas para volver a sus trabajos y sufrían el destierro de sus propios hogares. Cuando yo nací, mi identidad, que todavía por supuesto no sabía, era delito. Y creo que es algo de lo que no somos muy conscientes.

"Me niego a que la autocensura forme parte de lo que hago"

¿Sientes que hemos involucionado en muchos aspectos?

Nando: Todo está ocurriendo en esa involución que tú dices. Estamos viendo hechos que se cuentan en el libro, como la censura. A lo mejor no es una censura tan evidente como la de la época, pero empieza a haber miedo a recomendar ciertas lecturas. Se están retirando libros de ciertas bibliotecas... Están pasando cosas muy oscuras. Y luego otro tipo de realidad que está volviendo es la autocensura. En esta novela se habla del exilio interior, es decir, de esas personas que dejaron de escribir porque no podían contar lo que querían, o que dejaron de tener voz. Por eso quise escribir este libro ahora, porque me niego a que esa autocensura forme parte de lo que yo hago.

¿Somos más libres que hace unos años?

Nando: Lo somos más en tanto que tenemos la posibilidad de hacerlo. Es decir, también me parece que debemos tener cuidado cuando hablamos de la falta de libertad, porque es algo que también está utilizando el fanatismo y el fascismo para decir: "no somos libres porque ya no puedo hacer un chiste homófobo ni machista". No, claro, es que nunca debiste hacerlo. Es decir, lo que estamos es poniendo límites a la violencia. Creo que por supuesto que somos más libres, en tanto que ahora tenemos la ley de nuestro lado. El problema es que el odio es muy venenoso, es muy rabioso. Tenemos una minoría que está muy rabiosa porque está perdiendo terreno, está viendo que ese avance no tiene vuelta atrás por mucho que quieran y que no vamos a dar ni un paso atrás. Ni desde el feminismo, ni desde la lucha LGTBI. Ante eso, tenemos que recordar que por supuesto que somos libres, que nos ha costado mucho conquistar esa libertad. Creo que no debemos olvidar lo que hemos conquistado.

"Empecé a decir "soy gay" después de leer a Cernuda"

La intuición está muy presente en esta novela. ¿Debemos seguirla?

Nando: El instinto hay que seguirlo. Como la que tienen Asun y su madre con lo que llaman "los avisos". Para mí también es un homenaje a la intuición y a la lucha de la mujer. ¿Dónde estaríamos sin la lucha feminista? Antes hablábamos de mi abuela, de todas esas mujeres de la posguerra que sacaron adelante un país, pero no están en los libros de historia. Están los nombres de ellos. Apenas aparecían y cuando aparecían en algún documento, lo hacían de forma anónima. La historia la estamos contando desde una mirada heteropatriarcal constantemente y eso está cambiando, pero está cambiando ahora. ¿Cuándo hemos empezado a hablar de las poetas del 27 que también se mencionan aquí? Pues apenas hace diez, quince años.

¿La cultura sigue siendo el arma más poderosa para la defensa de los derechos?

Nando: Yo empecé a decir algo tan sencillo como soy gay, dos palabras que en la adolescencia me costaron la vida, después de leer a Cernuda. Y hoy escribo con la esperanza de que cualquier adolescente que me lea no tenga miedo nunca a definirse, a buscarse, a indagar. Cualquier idea que ponga en peligro los derechos humanos no es respetable. Durante mucho tiempo, las personas LGTBI nos hemos buscado en referentes que no eran LGTBI porque no teníamos historias donde estuviésemos. Si yo me puedo ver reflejado en Madame Bovary, que es una señora francesa heterosexual del siglo XIX y no tengo ninguno de esos rasgos, ¿por qué alguien no se puede ver en Asun y Santos? Creo que también tenemos que romper esa frontera, y a mí me encanta que mis libros los lea cualquiera.