María Peláe y Sara Socas desmontando clichés lésbicos en 'Está el horno para bollos'

• Las artistas debaten con Ares y Paula sobre los estereotipos que les hacen daño y los que no
• Llega Nerea Pérez de las Heras con su sección: 'La comentada'
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Está el horno para bollos - Programa 2: María Peláe y Sara Socas

Sara Socas y María Peláe son las invitadas del segundo episodio de 'Está el horno para bollos'. La rapera y la cantautora no tienen pelos en la lengua a la hora de hablar sobre todos esos estereotipos y clichés que han marcado sus vidas. Algunos porque desean que desaparezcan y otros, en cambio, porque les arropan y les hacen sentir parte de una comunidad. ¿De qué manera han marcado los estereotipos y los prejuicios su infancia y adolescencia? ¿Qué clichés cumplen y cuáles no? ¿Creen que las nuevas generaciones tienen superados los estereotipos sobre lesbianas y bisexuales o que todavía persisten? 

Reflejo de la falta de referentes

"Hay cosas que localizas de mayor. La amiga que te cae muy, muy, muy bien, pero que muy bien. Tú dices: ¿por qué me da corajillo que no me haya llamado? En el momento, lo mismo no te das cuenta de esos corajes o de chicos con los que quedabas y decías: en realidad yo no sé porque estoy quedando con este ser. Pues porque era lo que tocaba o lo que se suponía que tenía que pasar", describe María.

La falta de referentes, de representación y de comunicación ha llevado a la invisibilización de una buena parte del colectivo LGTBIQ+. "Recuerdo encender la tele y como mucho veía a la Maca de Hospital Central", reconoce Peláe, que aún así piensa que actualmente las cosas han mejorado bastante.

Durante el programa se trata el tema de cómo les han influido los roles. "Me tuve que hacer una revisión a mí misma para ver qué cosas eran más por gustos propios o por estereotipos", admite Sara, y añade que cuando logras quitarte esa presión de la cabeza, te sientes genial. Sara se plantea cómo le han afectado los roles de género que nos impone la sociedad y cómo se deshizo de ellos. También sale a relucir la influencia del heteropatriarcado en las relaciones lésbicas y la necesidad de deconstruirse de este.

Lesbiana, hay que decirlo más

En cuanto al uso de las palabras "bollera" y "lesbiana", y al significado que le otorgan a estas, María reconoce que para ella "bollera" siempre ha sonado en su cabeza como un insulto. En cambio, con la palabra "lesbiana" no le ocurre lo mismo. De hecho, considera que es un término que tenemos que usar más para conseguir normalizarlo. Y es que, como señala María, "no es más que la descripción de la tendencia sexual que tenemos y hay que decirla". Y es que Peláe todavía recuerda una época en la que se ocultaban términos como tener novia, llamándole pareja. "Yo en las entrevistas digo mucho novia, y no pareja, para poner las palabras encima de la mesa y que se note que seguimos avanzando", concluye la artista.

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Sin embargo, Sara Socas considera que su generación se ha apropiado del término "bollera". Un concepto que para ella y su círculo suena mucho mejor que "lesbiana". "Sé que debería sonar más ofensivo lo de bollera, pero yo ya me he criado con ese término". Paula también se siente más cómoda con la palabra bollera. Para ella lesbiana suena muchísimo más formal. He aquí la diferencia según la generación a la que pertenezcas.

El cliché que menos soportan

Para Nerea sin ninguna duda es el bollodrama. La periodista no está de acuerdo con esa creencia tan extendida de que las lesbianas son unas intensas y de que todo en su vida lo convierten en un drama. "Yo creo que tenemos relaciones humanas complejas y profundas, que es lo que tienen que ser las relaciones humanas. Las lesbianas somos la vanguardia de la humanidad", remarca Nerea. Según ella, la explicación es bien sencilla. "A las mujeres nos enseñan desde pequeñas a comunicarnos mucho y muy bien". Por lo tanto, es normal que las relaciones entre mujeres tengan muchos más matices.

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