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Dame Stella Rimington, Ex Directora General del MI5 británico y escritora de novelas de espionaje.

Stella Rimington: "Me halaga que la jefa de James Bond esté inspirada en mí" (Asuntos Propios)

 Dame Stella Rimington (Londres, 1935) podría ser una señora inglesa cualquiera, bebedora de té y aficionada a la jardinería. Y probablemente lo fuera, de no ser porque en 1969, recién casada y aburrida de sus labores, alguien le dio un golpecito en el hombro: ¿¿te interesaría trabajar para los servicios secretos?¿ Acabó siendo la jefa de todo el cotarro. Hoy esta madre, esposa, archivera y espía disfruta de una nueva identidad: autora de éxito. 

Por
Stella Remington
Stella Remington

En su paso por España, para presentar su novela "La invisible" (Ediciones B) ha concedido esta entrevista a Asuntos Propios:

Asuntos Propios: Estamos hablando con Dame Stella Rimington, que fue la directora general del MI5 hasta finales de los 90 y que ahora va ya por su cuarta novela de espionaje.

Stella Rimington: en realidad estoy ya escribiendo la quinta, pero se han publicado cuatro. 

AP: ¿Está usted disfrutando de su segunda vida?

SR: La estoy disfrutando muchísimo, la verdad. Supongo que en realidad ésta es mi tercera vida, porque después de irme del MI5 estuve en el consejo de dirección de diversas compañías, y en ONGs y tal, y cuando llegué al final de aquello me dije a mí misma, ¿y ahora qué hago? Y decidí intentar cumplir con una ambición que había tenido toda la vida, que era escribir un thriller. Así que empecé, y, como dices, ya estoy escribiendo el quinto. 

AP: ¿Las cualidades que le hacen buen espía, son diferentes a las que le hacen una buena escritora de novelas de espionaje?

SR: Supongo que eso es verdad. Porque ser un buen espía consiste en no hablar de ello, mientras que si eres novelista lo que haces es escribir sobre ello. Pero por supuesto también hay similitudes. Una de las cosas que más disfruto a la hora de escribir mis libros es la construcción de los personajes; y el interés cercano en las personas, y en lo que las motiva, comprenderlos y así conseguir que te den la información que necesitas es una parte muy importante del trabajo de un agente de inteligencia. Así que sí, hay similitudes: se trata de fijarte en la gente, de observar los detalles... 

AP: En uno de los primeros momentos de la novela tenemos a su protagonista, Liz Carlyle, sentada en el metro, intentando averiguar a qué se dedica una pasajera, y descubriendo que probablemente sea peluquera por una pequeña depresión en el pulgar producida por las tijeras¿ ¿La obsesión llega a ese punto?

SR: Ja, ja, ese es un pequeño momento Sherlock Holmes. No, probablemente no llegue tan lejos. En realidad tiene más que ver con hablar con la gente, y comprendiéndoles a través de lo que dicen y de cómo se comportan. Como digo, aquello era más bien un homenaje a Sherlock Holmes¿

AP: ¿De verdad no tuvo usted momentos Holmes? Tuvo que haberlos.

SR: Supongo que sí los hubo, pero en realidad lo que Liz Carlyle está haciendo en ese momento es entretenerse una lluviosa y aburrida mañana de lunes antes de ir al trabajo, metida en un metro parado, ejercitando sus capacidades de observación, y eso es algo que supongo que yo también he hecho. 

AP: La segunda reflexión del libro tiene que ver con qué ropa ponerse, siendo mujer. Sé que éste es un tema que le ha preocupado, el ser mujer en un entorno en el que no te toman en serio, al principio. ¿Le llena de satisfacción el hecho de que las cosas hayan mejorado tanto?

SR: Pues sí, la verdad, no sólo en mi propio servicio, sino para todas las mujeres en el mundo laboral en general. Pero no creo que la situación sea perfecta. Desde luego en mi propio servicio, cuando yo me incorporé, a finales de los 60, a las mujeres no se las tomaba en serio. Se consideraba que sólo eran capaces de ser asistentes; trabajábamos para los hombres. Gradualmente, con el paso de los años, se empezó a reconocer que las mujeres podían contribuir de maneras muy valiosas, y ahora creo que mi antiguo servicio es paritario al 50%, y las mujeres trabajan en todas las áreas del servicio. Pero creo que en otras áreas, particularmente en el mundo de los negocios, las jóvenes con las que me encuentro siguen teniendo dificultades para que las tomen completamente en serio, y siguen sintiendo que tienen que ser el doble de buenas que los hombres, lo que me parece una lástima enorme. Habría que tomar igualmente en serio a todas las mujeres en todos los ámbitos de la vida. 

AP: En España ha habido una gran polémica últimamente, no sé si le habrán contado otros periodistas; tenemos a una mujer como ministra de defensa que estaba embarazada cuando tomó posesión: sus fotos pasando revista a las tropas dieron la vuelta al mundo. Más recientemente, la segunda del jefe de la oposición se hizo unas fotos con traje de noche, muy elegante, y la masacraron en la prensa¿ Esto también pasa en la prensa británica. ¿Cómo gestionaba usted esto? ¿Qué actitud adoptaba? Ya sabe, si una es guapa por guapa, si una es fea por fea¿ en cualquier caso van a hablar de ti¿

SR: Sí, lo harán. Siempre se comentará el aspecto de las mujeres, creo yo, de una manera de la que no se habla de la de los hombres. Creo que si eres una mujer en cualquier ámbito de la vida pública vas a tener que acostumbrarte y aprender a no hacerle caso, pero, claro, nunca haces del todo caso omiso porque siempre piensas, todo el rato, van a decir algo sobre mi aspecto, así que voy a asegurarme de que tengo buena pinta. Y esa es una de las cosas que mi heroína, Liz Carlyle, aunque no esté en la vida pública, tiene que preocuparse de que su aspecto es correcto para el día que tiene por delante, y, como nos pasa a todos, no siempre lo es porque no siempre tiene la ropa que tendría que tener en el armario para el día que le espera. Y esa es otra de las ideas que quería transmitir, la verdad, en el libro, sobre las dificultades que tienen las mujeres para conciliar su vida laboral con su vida privada, asegurándose que lo tienen todo sincronizado, lo que es muy difícil. 

AP: Liz Carlyle, de hecho, prefiere no tener relaciones sentimentales porque se complican mucho¿

SR: Bueno, sin duda no se ve a sí misma en relaciones duraderas, y creo que el problema en concreto para ella es que trabaja para una organización secreta en la que no puedes hablar sobre lo que haces, cosa que no es muy buena base para iniciar una relación. Cada vez que conoce a alguien nuevo tiene que pensar en qué va a decir sobre lo que hace. Eso sí que es una situación de la vida real. Cuando trabajas para una organización secreta te encuentras inventándote coartadas sobre lo que haces, y si luego una relación continúa entonces tienes que decidir en qué momento le comunicas a la persona: verás, lo que te conté no es cierto, en realidad hago esto otro.

AP: Es casi como ser ilegal, como trabajar para una organización ilegal.

SR: No es trabajar para una organización ilegal, claro, es trabajar para una organización de lo más legal, pero sí que es una organización en la que, si vas a trabajar de incógnito tienes que tener una historia-tapadera sobre dónde trabajas y qué haces. Esa fue una de las dificultades que yo tuve cuando me convertí en directora general de MI5 y mi nombre se hizo público, de repente todo el mundo sabía a qué me dedicaba, y por supuesto, a mucha gente a la que conocía de hacía años, no le había dicho lo que hacía. Y a algunos no les gustó nada aquella revelación de que le hubiera estado contando que trabajaba para un departamento cualquiera del gobierno cuando en realidad trabajaba para el MI5. Y fue una dificultad no sólo para mí sino también para mis hijas.

AP: Claro. de repente el nombre de su madre estaba en toda la prensa. Y encima su nombre fue el primero que se hizo público como directora de MI5.

SR: Así fue. Esa decisión se tomó antes de que se me comunicara que me iban a dar el trabajo. Se me presentó como un paquete: vas a ser la próxima directora general, y se ha decidido que al nombrarte, se hará público el nombramiento. Fue un paquete que me fue dado y me preocupó mucho, porque sabía que iba a haber mucha excitación mediática: era la primera vez que se hacía público el nombramiento, y era la primera vez que era una mujer, y todo el mundo en los medios esperaba a alguien tipo James Bond para ese puesto. Y resulta que es una mujer de mediana edad con dos hijas¿ no esperaban aquello. Y hubo mucho interés mediático. Yo siempre había sido una persona anónima, vivíamos en una calle cualquiera de Londres, y enseguida descubrieron dónde vivíamos, y llegaron muchos periodistas con fotógrafos, alguien publicó una foto de nuestra casa, y era una época en la que el IRA estaba muy activo en las calles de Londres, y al final tuvimos que mudarnos y vender la casa, y aquello fue un circo para mis dos hijas. Fueron unos principios muy incómodos, la verdad, causado por el difícil equilibrio entre una organización secreta y la apertura. 

AP: Pero usted fue una gran defensora de la apertura dentro del MI5. ¿Cuáles han sido las ventajas de abrir al público el servicio secreto?

SR: Ha habido varias. Pero al hablar de la apertura del servicio secreto hay que recordar siempre que hay que trazar una línea: hay cosas sobre las que uno puede ser abierto, y  cosas sobre las que nunca se puede ser abierto. Pero una de las cosas que estábamos intentando superar era la larga historia del MI5 en la que obviamente nunca se había dicho nada en absoluto, de manera que se habían desarrollado todo tipo de mitos sobre quiénes eran y lo que hacían. Pero parecía que había llegado un momento, al final de la Guerra Fría, en el que resultaba apropiado ser más abierto sobre qué era la organización y las cosas que hacía, y que no hacía, trabajando realmente sobre la base de la decisión del gobierno de hacer público mi nombramiento. Desarrollamos una especie de estrategia de apertura, y decidimos publicar un folleto sobre lo que tiene que hacer un servicio secreto en una democracia. Y di una conferencia en la BBC sobre el equilibrio entre el secretismo y la democracia. Y, bueno, nos fuimos haciendo gradualmente más abiertos. Y a partir de entonces, y de que yo me marchara se abrió una web donde puedes pedir un trabajo, ver qué empleos están disponibles y presentarte¿ mientras que cuando a mí me contrataron tenías que esperar a que alguien te diera un golpecito en el hombro y te susurrara algo al oído. Así que creo que la situación es mucho mejor ahora. Pero siempre habrá una línea, siempre habrá cosas de las que no hablarán, como los detalles de sus operaciones, o sus fuentes de información

AP: ¿A usted le dieron un golpecito en el hombro?

SR: Sí, absolutamente. Mi primera carrera fue de archivista histórica, y estaba trabajando en eso cuando me casé  a mi marido lo destinaron como diplomático a la India, a la embajada en Nueva Dehli, así que dejé el trabajo, y pensé, bueno, pues hasta aquí ha llegado mi carrera profesional, y me dediqué a ser esposa de diplomático. Y estaba ahí sin hacer gran cosa, sintiéndome un poco aburrida, y alguien me dio un golpecito en el hombro y me ofreció un trabajo como mecanógrafa y administrativa a tiempo parcial en la pequeña oficina del MI5 que había en aquellos tiempos en Nueva Dehli, en la embajada británica en la India. Y así empecé. Y cuando regresamos a Londres pensé, bueno, pues voy a ver si consigo un trabajo a tiempo completo, que parece más interesante que dedicarse a los archivos históricos, y lo hice, y así es como empezó mi carrera. Y ese era el método de reclutamiento en aquella época, esperabas a que alguien te dijera, "¿cómo lo ves?".

AP: ¿Y entonces qué, se ponía uno a caminar por callejuelas donde pudiera haber agentes del MI5, esperando que alguien te tocara en el hombro?

SR: O te pasaba en la universidad, que alguien te sugiriera que este tipo de trabajo podría pegarte. Pero no era un buen método de reclutamiento, por supuesto, y está muy pasado de moda. Ahora es mejor, consigues mucha más variedad de candidatos si puedes anunciarte de manera abierta.

AP: Exacto, por eso quería preguntarle. Si buscaban los reclutas entre universitarios, siempre conseguían a gente de clase media alta, todos con el mismo acento, y todos con el mismo aspecto, cuando evidentemente lo que se necesita es gente de distintas razas.

SR: Desde luego, eso es lo que hace falta. Y eso es lo que consiguen ahora, enfocar el tema del reclutamiento de una forma mucho más amplia de lo que lo hacían en los viejos tiempos, donde la gente salía de Oxford y Cambridge, o eran militares, o cosas así. Pero esos tiempos hace mucho, mucho que pasaron. Y la situación es ahora mucho más apropiada a los asuntos con los que hay que enfrentarse ahora.

AP: Pensando en su carrera, creo que la he dividido en tres partes: la Guerra Fría, la amenaza del IRA, y ahora la amenaza islamista.

SR: Sí. Cuando entré era el punto álgido de la Guerra Fría, claro, y la amenaza principal a la seguridad del país venía de la antigua Unión Soviética, y de sus aliados en Europa del Este, y de sus esfuerzos de espionaje, por intentar conseguir información que les diera ventaja si en algún momento llegáramos a una guerra de verdad. Y también estaba la subversión, porque estaban intentando extender el comunismo mundial a base de minar las democracias occidentales. Y ésa fue mi gran primera época de trabajo, cuando me incorporé al principio. Y luego, gradualmente, empezando, supongo, a principios de los 70, una amenaza creciente de terrorismo que venía de la situación en Irlanda del Norte. Y eso nos ocupó, la verdad, hasta que abandoné el servicio a finales de los 90. Y luego, al mismo tiempo, lo que entonces llamábamos terrorismo internacional estaba empezando a levantar la cabeza, de diversas formas, sobre todo, en aquel tiempo, surgiendo a partir de la situación en Palestina, con las organizaciones extremistas palestinas, pero eso, como usted dice, ha continuado y ahora nos enfrentamos, todos, en el mundo islamistas variados de uno u otro tipo intentando lleva a cabo ataques en cualquier parte del mundo. 

AP: En la novela, traducida al español como La Invisible, hay una amenaza islamista que parte de alguien nacido y criado en el Reino Unido, que es blanco y de clase media. Ha habido ataques en Londres de gente nacida y criada en el Reino Unido, pero venían de una etnia diferente¿ ¿Cree que es posible que el fanatismo eche raíces en gente a la que no han criado en ese pensamiento?

SR: Creo que es posible. Escribí La Invisible antes de los ataques en el metro de Londres y estaba imaginando una situación en la que alguien viene de Afganistán pero era ayudado, como usted dice, por alguien blanco y de clase media, y la razón por la que se llama la invisible es porque esa persona sería extremadamente difícil de encontrar, porque, claro, los servicios secretos estarían buscando a alguien con aspecto de haber salido de esa parte del mundo. Los ataques contra el metro de Londres eran de gente nacida y criada en el Reino Unido, pero eran de una minoría étnica. Yo no estoy segura de que sea muy probable, en la realidad, que alguien blanco y de clase media se echara en brazos de este tipo de terrorismo. Pero nunca se sabe, creo que llevo por aquí el suficiente tiempo como para darme cuenta de que nunca se puede descartar ningún escenario, y que todo es posible. 

AP: A todo el mundo le horrorizaron los ataques contra el metro de Londres, pero para usted debió de ser particularmente horrible porque ya había escrito sobre ello¿ No sobre ese tipo de ataque, pero sí de unos ataques que simbólicamente resultan similares¿

SR: Bueno, no, no lo son¿ porque la razón que hay detrás del ataque en mi libro es completamente diferente¿ no diré qué pasa porque a la gente le destripo la trama¿ Así que supongo que en ese sentido no es igual, pero sí sabía, por mi historial, que este tipo de cosas eran probables. Y el ataque en el metro de Londres desde luego no fue el primero que se planeó, aunque sí fue el más dramático en llegar a suceder¿ pero, ya sabes, cuando vienes de donde yo vengo, sabes que este tipo de cosas suceden todo el tiempo. Y algunos pueden evitarse gracias al buen trabajo de mis antiguos colegas, pero no siempre podrán detenerse todos, me temo.

AP: Ya¿ Pero el fin del IRA debió de suponer una enorme satisfacción.

SR: Sí, por supuesto lo fue. Sin embargo, al hablar del fin del IRA creo que hay que recordar que sigue habiendo todavía grupos independientes en Irlanda del Norte que en el fondo no han aceptado que ha llegado el final, así que la situación no es quizá tan pacífica y reluciente como puedan pensar algunos. Y de hecho en el libro que estoy escribiendo ahora, que es ya mi quinta novela, es sobre un grupo independiente en Irlanda del Norte que sigue intentando seguir con la guerra.

AP: Claro, es muy difícil erradicar esto completamente. Aparte del trabajo de los servicios secretos, ¿cree usted que con educación, y a través de las nuevas generaciones, se podrá mejorar esta situación?

SR: Sí, estoy segura. Tiene que ver con la educación, con mejoras en las condiciones económicas, y estoy segura de que gradualmente, este tipo de actividad terrorista del IRA quedará restringida muy a las franjas más extremas de la sociedad. Y puede muy bien convertirse más en un tipo de actividad criminal organizada que en el terrorismo clásico. Pero, ya sabes, no me gusta ser cínica, pero llevo mucho tiempo por aquí y me doy cuenta de que estas cosas nunca se van del todo, y hay que mantener los ojos abiertos sobre lo que está pasando. 

AP: Durante toda mi vida, no tan larga, pero lo suficiente, ETA no ha desaparecido, y siempre pensé que lo haría.

SR: Sí, en efecto. Y creo que ese es un buen ejemplo de cómo estas cosas cambian de naturaleza, se trasladan a los márgenes, pero en realidad se tarda mucho tiempo en que este tipo de cosa desaparezca

AP: Otra revolución que usted vivió fue la revolución en las telecomunicaciones. Usted estaba ahí cuando empezó Internet.

SR: Sí, eso es verdad. Y creo que Internet probablemente tuviera un efecto muy grande sobre el trabajo de mis antiguos colegas. Yo estaba ahí cuando empezó Internet, pero  en realidad creo que no se había convertido en un elemento tan significativo de la vida como lo es ahora. Y la facilidad de las comunicaciones, y la cantidad de páginas web de uno u otro tipo deben de ser un elemento clave de la investigación hoy en día. Probablemente haya cambiado la naturaleza de las investigaciones que yo hacía. 

AP: Para una mente que pensara en los 80 o en los 70 parecería el colmo de la sofisticación¿ pero también está disponible para los terroristas¿

SR: ¡Oh, absolutamente! Sí, y las webs están jugando un papel importantísimo en la comunicación entre grupos terroristas, y esto tienen que tenerlo muy en cuenta los investigadores.

AP: Y en la web hay todo tipo de información disponible, incluso cómo hacer bombas¿

SR: Sí, todo eso, por supuesto, y lo que es más importante, creo yo, la propaganda está disponible en la web: formas de persuadir a la gente para que hagan cosas, y de diseminar información que antes no estaba disponible, y eso desde luego ha aumentado la capacidad de los grupos que quieren reclutar a gente para hacer esas cosas.

AP: Pasando a su¿ quinta vida, como usted dice¿ ¿Es usted lectora de thrillers?

SR: Sí, siempre he sido lectora de thrillers y de novelas de policías, toda mi vida. Puede parecer una forma muy extraña de relajarse para alguien con mi carrera, pero para eso las uso. Así que sí, hay algunas, contemporáneas y antiguas, que han influido mucho en cómo escribo mis propios libros. Soy una gran lectora de los libros de John LeCarré, de la Guerra Fría especialmente, El Espía que Surgió del Frío, La Gente de Smiley y todos esos. Creo que creó un mundo maravilloso de espionaje de la Guerra Fría. Y hoy en día leo mucho a Henning Mankell, el escritor sueco, cuyos libros han estado en la tele en el Reino Unido, unas adaptaciones brillantes, con Kenneth Brannagh en el papel principal. Y también me gusta Donna Leon, que escribe sobre Venecia. Y lo que me gusta de esos libros, supongo, es la combinación de un gran personaje central, y el escenario¿ Donna Leon escribe sobre Venecia y crea todo ese ambiente, el clima, y la geografíaa del lugar. Y Henning Mankell y sus maravillosas descripciones de Suecia y del clima, la niebla, el frío y todo eso. Esos son los libros que de verdad disfruto.

AP: Sí, Mankell y sus "Eran las seis y tres minutos"

SR: ¡Sí! Ja, ja, Y hacía frío, y niebla.

AP: ¡El 3 de enero! 

SR: Ja ja, me encanta Henning Mankell.

AP: ¿Ha leído al otro sueco? ¿Stieg Larsson?

SR: No, la verdad es que no. Lo tengo en mi lista. Es curioso que de esa parte del mundo esté saliendo ahora mucha gente escribiendo libros de este tipo. Es genial.

AP: John LeCarré, también fue un espía.

SR: Sí.

AP: Y Graham Greene¿

SR: Y Graham Greene, sí. Sigo una larga tradición de gente que trabajó en el servicio secreto y luego se dedicaron a la ficción.

AP: En efecto. Hablando de que la realidad y la ficción se entremezclen, a sus editores, y a los periodistas, les encanta decir que el personaje de ¿M¿ en las pelis de James Bond está basado en usted. ¿Qué hay de verdad en eso?

SR: Creo que es verdad. A mí me halagó bastante que poco después de que me nombraran directora general del MI5, ¿M¿ se convirtió en una mujer en las películas, con Judy Dench. Y desde luego en la primera película que vi se parecía muchísimo a mí en aquella época. Tenía el pelo muy corto, igual que ella, e incluso tenía una chaqueta que me ponía mucho, como de tres cuartos, sin cuello, y ella llevaba exactamente la misma chaqueta en la primera película. Y cuando fueron mis hijas al cine a ver esa película volvieron a casa dicendo: ¡mamá, es exactamente igual que tú! Y la verdad es que sí. Me halaga que ella  construyera el personaje basándose mí.

AP: ¿La conoce?

SR: No, nunca la he conocido, no. 

AP: ¿Pues?

SR: Estaría genial, la verdad. Me encantaría.

AP: Qué buena foto.

SR: Sin duda. 

AP: Y tengo que preguntárselo: esta serie tuvo mucho éxito en España en los 80, cuando yo era pequeña¿ una serie de tele que se llamaba Remington Steele¿

SR: Ah, sí, lo sé, la gente me lo ha contado. ¿Era Remington Steele una especie de espía?

AP: No, es interesante. Ella era una detective que no conseguía trabajo porque no se la tomaban en serio por ser mujer.

SR: ¡Anda! Fíjate ¿has visto? Eso nos retrotrae de vuelta a mis primeros tiempos, aunque yo sí conseguí un trabajo, me alegra poderlo decir.

AP: Ella lo que hace es inventarse a Remington Steele, un jefe imaginario, y entonces es cuando llega Pierce Brosnan y dice: yo puedo ser Remington Steele.

SR: ¡Entiendo!

AP: ¡Y luego él se convierte en James Bond! ¡Es un lío!

SR: ¡Complicadísimo! En todo esto hay un tema común.

AP: Bueno¿ su primera novela era sobre una amenaza islamista¿ la última es sobre el IRA¿. ¿Esto podría seguir para siempre?

SR: Bueno, no creo que yo dure para siempre, pero me gustaría que durara un poco más porque la verdad es que estoy disfrutando mucho escribiendo los libros. Es mi tercera o cuarta carrera profesional, pero la disfruto, me da muchas satisfacciones, y de alguna manera me divierte. Eso me gusta.

AP: Mi última pregunta es sobre Liz Carlyle. Una de las mayores diferencias entre ustedes es que ella no tiene familia, y usted empezó a trabajar teniendo ya una. ¿Cree que de no haber estado casada de antemano hubiera encontrado muy difícil construir una familia?

SR: Bueno, no lo creo. Conseguí dos periodos de baja maternal cuando nacieron mis hijas. Estoy segura de que eso ralentizó mi carrera, pero desde luego no evitó que tuviera una carrera. Hay muchas mujeres con familia hoy día trabajando en mi antiguo servicio. Ahora hay mujeres que trabajan a tiempo parcial. Cuando yo entré eso se hubiera considerado imposible: ser un agente de inteligencia y trabajar a tiempo parcial. Ahora es posible. Hay mujeres que sólo trabajan durante el curso escolar, por ejemplo. Hay mucha flexibilidad incorporada al trabajo, lo que hubiera sido imposible al principio. Estoy muy contenta de poder decir que las mujeres ahora las mujeres pueden combinar si vida profesional con su vida familiar mucho mejor que cuando yo era joven.

AP: Especialmente si es un trabajo de oficina.

SR: Sí. Si tuviera que trabajar en el filo sería mucho más difícil. Pero siempre puedes variar de actividad a lo largo de tu vida profesional, dependiendo de tu familia. Es mucho más flexible, y hay mucho más apertura de miras sobre cómo organizar tu carrera.

AP: Muchísimas gracias.

SR: A vosotros.