Y el escenario se encendió a ritmo de 'Wonderwall'
- Oasis sale con sobresaliente de su misión de abrir el FIB Heineken 2009 como cabezas de cartel
- Los escoceses Glasvegas decepcionan con su propuesta
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La primera jornada del Festival de Benicàssim sirvió para contrastar la aceptación del público ante una primera jornada que siempre se caracteriza por la desaforada pasión de una legión de FIBERS con las pilas muy cargadas y ganas intactas de acabar la jornada a horas intempestivas, desconocedores aún de que las energías irán reduciéndose conforme se acerquen las fechas finales de esta edición 2009.
Como anticipo, un cartel para todos los gustos con grupos patrios que cultivan estilos muy diversos (léase el consagrado pop electrónico de los incombustibles Fangoria, la sutileza de la aterciopelada voz de Anni B Sweet o las descargas funkys hiperbailables de los bilbaínos We are Standard a altas horas de la noche). Entre la propuesta foránea, unos convincentes Mistery Jets, la veteranía de Gang of Four o la sutileza sonora de The Walkmen. Pero sin duda, los dos platos fuertes de la jornada a priori eran los escoceses Glasvegas y como no, Oasis.
Oasis no defrauda
Con los Gallagher no hay medias tintas. O los adoras o lo más posible es que acabes repudiando su apellido. Son espectáculo, posiblemente un pasito más de la pose autocomplaciente de estrellitas del pop que a nadie deja indiferente, pero nunca fallan. Una precisión inigualable, un sonido limpio y una colección de canciones perfectamente reconocibles, añadiendo alguna canción e intercalándolas con breves comentarios al uso de Liam, todos sazonados con varios y sonoros "fucks". A las 23 horas del jueves, primera jornada del festival, con previsible puntualidad británica (y una gran mayoría de público congregado allí de ésa nacionalidad) la formación original de la banda ponía sus pies en el escenario.
Despegando
Liam, ataviado con su tradicional trenca verde pese al calor imperante y Noel con su imagen de eterno despistado/engreído congregaron a una audiencia ávida de escuchar los temas más representativos de la historia del grupo. Rápidamente consiguieron conectar al público con una batería de canciones como 'Lyla', 'Roll with it' o 'The Shock of the Lightning'. La imagen de un Liam con su habitual pose anudando sus manos detrás de la espalda, manteniendo miradas fijas y desafiantes, en ocasiones con su habitual pandereta entre los dientes para arengar a una masa que constituía una amalgama de voces que coreaban sin descanso todas las canciones.
Un ligero remanso de paz
Tras una coreada interpretación de 'What's the story morning glory?' llegaron canciones más relajadas, medios tiempos en los británicos bajaron un poco el listón enérgico de su fulgurante concierto. Algunas canciones de su último álbum de estudio, 'Dig Out your Soul'. La calma que precede la tormenta. Cuando comenzaron a sonar los acordes de 'Wonderwall' se produjo uno de los momentos más emotivos de la noche. La banda, en un ataque de aires de grandeza, detuvieron la canción en seco para que el público comenzara a corearla brazos en alto. Una panorámica del escenario verde completamente repleto de gente que sin duda dejó satisfechos a los componentes del grupo, sabedores de que su órdago a la grande había vuelto a salir bien.
'Live Forever' precedió a 'Don't look back in anger', donde la rabia contenida que los británicos habían acumulado en el escenario pareció diluirse para dar paso a una serenidad matizada con tonos morados, en un efecto lumínico no visto hasta entonces en todo el concierto. Los Gallagher supieron alargar ese efecto cercano a la catarsis con una interpretación de 'Champaign Supernova', que pese a contar con un grave problema de sonido a mitad de la canción, no consiguió inquietar a una multitud entregada desde la primera canción.
Para cerrar el concierto, Oasis llevó a cabo la única versión de su repertorio, una meritoria adaptación de la mítica 'I am the Walrus' de The Beatles. Momento que sirvió para cerrar un concierto que sirvió para cerciorarnos de lo que todos ya sabíamos. Oasis sigue siendo una apuesta segura en directo.
Glasvegas, ligera decepción
La organización tuvo a bien colocar tras Oasis en el festival de Benicàssim a Glasvegas, formación escocesa proveniente de Glasgow, una ciudad tocada con la varita mágica a la hora de producir en serie grandes grupos de la escena independiente. Franz Ferdinand (presentes también en ésta edición del FIB) o Belle and Sebastian son ejemplos sintomáticos de ello.
Glasvegas sorprendió al mundo con un disco homónimo editado en 2008 por el algunos críticos los catalogaron incluso como el mejor disco del año o una banda de culto. Realmente un disco impactante que trataron de defender en su primera comparecencia en el FIB. El horario les era propicio, y la sensación de euforia colectiva que habían dejado latente en el ambiente los hermanos Gallagher hacía presagiar un lleno absoluto en el Escenario Verde.
Finalmente así se produjo, pero a medida que los primos James y Rab Allan defendían las canciones de su hasta ahora único trabajo -si exceptuamos el EP en formato acústico que vio la luz hace unos meses-, los medios tiempos y las canciones que simplemente se aderezaban con la voz del cantante -que subió al escenario con una imagen totalmente desacertada- y una percusión repetitiva, generó una situación en la que el público dejó de estar tan atento al escenario y se formaron los típicos corrillos en el suelo donde refrescarse a base de la ingesta desaforada de diversos líquidos con propiedades espirituosas. Éso a pesar de la conseguida iluminación, con un espectacular GLASVEGAS iluminado en el escenario.
Intentaron remontar el vuelo aferrándose a un par de versiones, una de ellas el 'Definitely Maybe' de Oasis. A su favor, pese a que la propuesta desentona en un festival multitudinario, cabe decir que fueron coherentes con su peculiar modo de entender la música, y que, pese a algunos fallos evidentes en la ejecución, por lo general fue correcta y supo contentar a los muy fans de la formación escocesa.
Grandes expectativas de cara a la jornada del viernes
La del viernes, que podría ser entendida como una jornada de transición, se escapa con creces de esa definición. Actuarán grupos y artistas de la talla de Christina Rosenvinge y Nacho Vegas (cantando por separado), el personal estilo de Fight Like Apes, la propuesta pop Cooper, los esperados The Horrors, la apuesta que nunca falla (y este año de última hora) de Los Planetas, el incombustible Paul Weller, la festividad de Maximo Park y una formación californiana que se ha ganado a pulso ser considerada una de las cabezas del cartel: Kings of Leon. Y todo lo tendréis al detalle en nuestra página web. El FIB como nunca antes lo habías visto.