Ellos también crecieron al ritmo de la música
Desde que el mundo existe, el fenómeno de los niños prodigio ha dado mucho de sí. Quizás es en la música y en la actuación donde más se dan a conocer, e incluso en estos ámbitos es donde crecen bajo la atenta lupa de un público que muchas veces les adora y otras tantas les olvida.
Los hay en todos los géneros, y en las últimas décadas son en su mayoría adolescentes que terminan por madurar y buscar un sonido propio. Ya pasó con Alex Turner y sus colegas, que comenzaron pasados los 16 años y siete después, lejos de las canciones sobre juergas nocturnas condimentadas con chicas, cervezas y kebabs, exploran un sonido oscuro bajo la tutoría de Josh Homme. Es una historia que sucedía años antes y al otro lado del océano, para ser exactos en Nueva York. Allí, Julian Fernando Casablancas -nieto de españoles- formaba en 1999 un grupo insignia para la música alternativa de la década que se avecinaba: The Strokes. Ahora, con 31 años prepara la publicación de un disco en solitario, en el que también ha buscado un sonido más personal y acorde con sus gustos.
Jovencitos pero muy rockeros
Estos son sólo algunos ejemplos de esta nueva generación que sigue creando estrellas infantiles más allá de las series de Disney. Probablemente no son tan conocidos como los Jonas Brothers o Miley Cirus, pero en Brooklyn se les conoce de sobra en el circuito de la música underground a pesar de sólo contar con 15 y 13 años. Son Ivan -guitarra- y Ada -bajo-, dados a conocer como Tiny Masters of Today. Por ese mismo camino, van The Muldoons, una banda que abrió unos cuantos conciertos de los White Stripes en 2005. La historia es sencilla: Brian Muldoon, viejo amigo de Jack White, dedice crear un grupo y decide fichar como compañeros a sus hijos Shane -11 años- y Hunter -15-. Al igual que los 'Tiny Masters', ya han pasado por el estudio en varias ocasiones, para grabar discos que han sido bien valorados por la crítica.
Son distintos, no son creaciones del mainstream. "Estas bandas juveniles emergen de una tradición musical de garage, hardcore e indie rock. Es una reflexión del gusto de sus padres y de sus colecciones musicales con música de los 80 y los 90", apunta el New York Times en un artículo que explicaba un fenómeno que empezó sobre todo en el Nueva York de 2006.
La alegría colorida de los 90
Precisamente a finales de los 90, el pop chicloso también tuvo a sus protagonistas infantiles. 'I Want Candy', la canción de los Strangeloves del año 65, volvió a sonar en las radios de todo el mundo a principios del 2000. El responsable era un chico rubito que había debutado en 1997 con apenas 10 años: Aaron Carter. El hermano menor del Backstreet Boy Nick Carter, llegó al Top 10 de varios países europeos con el Bubblegum Pop por bandera, un género eternamente alegre que sonaba desde principios de década gracias a grupos como Shampoo o Hanson.
¿Cómo no acordarse de los Hanson Tres hermanos que debutaban como grupo en 1992 en un festival musical de su Tulsa natal. Tan sólo 4 años después de su debut Isaac, Jordan y Zachary, se sacaron de la manga uno de los estribillos más conocidos de la historia de la música moderna, el de 'Mmmbop'. La canción, fue número uno en 27 países incluyendo Estados Unidos o Reino Unido, y según la televisión musical VH1 ocupa el puesto 20 de las 100 mejores canciones de los 90. En la actualidad, y a diferencia de Carter -más dado a los flirteos amorosos con chicas Disney-, los tres hermanos han seguido profundizando en sus inquietudes. En 2003 los Hanson crearon 3CG Records, su propia discográfica, con la que ya han publicado dos discos, y preparan un tercero que se publicará en primavera de 2010.
Latinoamérica no escapa del fenómeno
¿Les suenan nombres como Ricky Martin o Robbie Rosa? Su gran boom no empezó hace unos 15 años como más de uno podría pensar. Ambos fueron niños artistas criados bajo la sombra de un grupo que a principios de los 80 fue el azote de carpetas y paredes de todas las hermanas menores desde Argentina hasta Los Angeles: Menudo. Con éxitos y apariencia prefabricados, el gran boom musical tuvo en estos dos cantantes a sus mejores alumnos. Mención de honor y prácticamente obligatoria merece Pedrito Fernández, protagonista de ese primer canto desesperado por la del pupitre de al lado, ahora convertido en cantante de rancheras. ¿Premonición? Casi.
Así comenzaron grandes estrellas
En muchos casos, verles de pequeños, ya presagiaba que podrían convertirse en algo muy grande. Sólo hay que comprobar 4 nombres que confirman esta teoría: Herbie Hancock, Gladys Knight, Stevie Wonder o ese pequeño que deslumbraba a todos cuando los Jackson 5 subían al escenario. Y es que en Motown había un buen oído, el de Berry Gordy: el que hizo famosa a Knight a los 22, a Wonder a los 11 y al propio Michael Jackson -y hermanos- con tan sólo 10 años.
Si ya hasta en los videojuegos se ha colado la música, no parece nada descabellado que los pequeños desarrollen inquietudes por aprender a interpretarla, sobre todo en países donde la enseñanza de esta disciplina está mucho más desarrollada y existe una mayor cultura musical. Ese es el punto principal y primordial, el que sigue haciendo que nuestro país tenga como niño prodigio musical a Raulito, aquel niño que probablemente nunca madure en el mundo de la música al nivel de los anteriormente mencionados.