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EN PRIMERA PERSONA

La melodía de la tartamudez, a escena

Nos colamos en el ensayo de la 1

Por
vidas melodicas

Esta semana "En Primera Persona" nos colamos en el ensayo de "Vidas Melódicas", la primera obra de teatro protagonizada y escrita por personas tartamudas. Hombres, mujeres y jóvenes adolescentes que se suben por primera vez a un escenario para contarle al mundo sus problemas de comunicación. "Nos van a aplaudir por hablar con nuestra tartamudez y eso es algo inédito, nunca visto", cuenta con pasión el pianista de cantantes Gonzalo Redondo que junto con Abel, ambos tartamudos, han hecho este sueño realidad.

Tras muchas dificultades iniciales porque nadie creía en el proyecto, consiguieron que el director de teatro Bertus cogiera las riendas de la obra y pusiera a todo el equipo a trabajar. "Un reto que ha valido la pena desde el principio, aunque sólo sea por la experiencia vivida", coinciden tanto la soprano Delia como Bertus. Delia es una soprano profesional que ha descubierto el mundo de la tartamudez de la mano de Gonzalo, su pianista en el Liceo. "Al principio no me lo creía que Gonzalo fuera tartamudo, no se le nota nada", comenta Delia.

Y es cierto, a muchos no se les nota porque se concentran en estar tranquilos, hablar lentamente y controlar la respiración. Tácticas que funcionan en muchos casos para controlar la tartamudez. Pero hay muchos tipos de tartamudez y resulta muy difícil evitarlo en todo momento, además de ser agotador para ellos. Gonzalo, por ejemplo, se refugió en la música para comunicarse y ahora su música habla por él, aunque ahora se puede comunicar sin problemas.

En "Vidas Melódicas" vemos diferentes momentos complicados en las vidas de las personas con tartamudez, marcados por la sociedad desde que son pequeños. En el colegio, a la hora de buscar trabajo o en las relaciones personales, su tartamudez siempre está presente. Se sienten solos, discriminados, y ello les lleva a aislarse en sí mismos, a no hablar, incluso, cuando lo único que necesitan y reclaman a gritos en esta obra es TIEMPO para ser escuchados.

Algo que los actores no tartamudos de esta obra ya han aprendido y ahora también reclaman desde el escenario.