El rock se escribió con mayúsculas en el cierre del BBK Live 2011
- The Black Crowes fueron la gran atracción del tercer día
- También destacaron Jack Johnson, Seasick Steve, Les Savy Fav o M-Clan
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El último día de BBK Live fue una especie de homenaje al rock más clásico. Sin contar la juvenil actuación de los californianos 30 Seconds to Mars, la del sábado fue la jornada más madura en cuanto a sonido e incluso calculando la edad media de los asistentes.
La banda del también actor Jaret Leto cumplió con su papel de hacer suspirar al público más joven que subió este sábado a Kobetamendi. Se trata de un grupo con grandes aspiraciones y un desarrollo del sonido épico, que puede hacer pensar que en un futuro quieran ser Muse. Por lo pronto son una versión aniñada de estos.
No le quitemos mérito a Leto, que sabe cómo conectar con su público: canta entre ellos y hasta sube a unos cuantos fans al escenario. Saben cómo explotar el fenómeno, sin desmarcarse de la ambición de llegar a ser mucho más tomados en serio (a pesar de su versión del Bad romance de Lady Gaga).
Los reyes de la noche
Es difícil ser respetado por la otra cara de la moneda: los seguidores de The Black Crowes, que desde primera hora esperaban el concierto de la banda. La espera llegó a su fin sobre la medianoche y los hermanos Robinson no decepcionaron, algo que rara vez ocurre tratándose de ellos.
En este BBK Live quedó demostrado que The Black Crowes son una garantía de buen sonido, grandes canciones y una actuación que podemos catalogar de exhibición de gusto, elegancia y magia. Porque lo que la banda hace con sus instrumentos es digno de parapsicología.
Impecables y con ganas de demostrar lo que saben hacer, los sureños dispararon una tralla de clásicos que incluía Jealous again, Hard to handle, Thorn in my pride, Poor Elijah, Good Morning captain o Remedy.
El buen rollo como mantra
Tan sólo una hora antes, salía a escena el hawaiiano Jack Johnson para ofrecer un concierto que resume las máximas de lo que podemos denominar "rock de hoguera". Sobre todo explotado en las playas californianas, esta especie de subgénero ha basado su inspiración en tonos coloridos (y soleados), en la amabilidad y sobre todo en el amor.
Si se le pone un poquito de azucar a Ben Harper, se encuentra el camino. O mejor aún, si retratamos a Johnson damos con la clave de canciones relajadas e interpretadas con una delicadeza que tiene mucho que ver con la alegría de amar, y la filosofía playera de vivir y disfrutar.
A ritmo de piano, guitarra, acordeón e incluso ukelele, el músico y su banda han deslumbrado por la sencillez de su propuesta, que incluyó canciones como You and your heart, Sitting, waiting, wishing, Taylor, Banana pancakes o el emotivo cierre final con su canción más conocida, Better together.
Mucha actitud sobre el escenario
La tarde abría con las canciones de un veterano músico llamado Seasick Steve. El californiano debutó en la música a los 63 años y aún se mantiene en forma cinco discos después. Nadie diría que en la actualidad sobrepasa los 70 años viendo la fuerza que transmite sobre el escenario.
Esta maravilla del blues no sólo sorprende por sus composiciones. Uno de sus grandes atractivos es que toca con guitarras fabricadas por él mismo: cada una de ellas las presenta a medida que avanza su actuación, y están hecha en base a materiales atípicos como latas de maíz, destornilladores, etc.
Soprendentemente, y dejando los prejuicios atrás, también hubo mucho blues en el concierto de M-Clan. Justo ese es el camino del más reciente disco de la banda, Para no ver el final. Este trabajo fue el núcleo de una actuación impecable por parte de Carlos Tarque y los suyos, que reconocieron durante su concierto la clara influencia de The Black Crowes.
Dejando atrás su batería de éxitos radioformuleros, la banda nacida en Murcia, incorporó una sección de vientos que dio bríos a los nuevos temas y cambió la perspectiva de otros viejos conocidos como Maggie despierta, Roto por dentro o Miedo. M-Clan tiene buenas referencias musicales y eso se nota en constantes homenajes a bandas como Los Rodríguez o incluso a The Who, a los que incluso se atreven a reinterpretar.
Han sido tres días que sobre todo se han saldado con un eclecticismo excepcional, que ha derribado fronteras entre estilos y formas de vida. Ese ha sido el gran triunfo de un BBK Live que en 2011 ha vuelto a ser una de las mejores ofertas de música en directo del país.