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Diez años después

Por
La banda sonora del 11-S

Recuerdo el día en que todo aquello ocurrió. Recuerdo dónde estaba, y qué hice, además de ver la televisión. Recuerdo que buscaba las noticias no sólo en la prensa española o americana, sino, sobre todo, europea. Recuerdo que estudié un curso de árabe en la Facultad, pero apenas me sirvió para leer los titulares de la prensa árabe.

Más que las informaciones, digamos, occidentales, hoy mismo sigue interesándome, sobre todo, cómo fue recibido el "ataque" más allá del Mediterráneo. De hecho, es lo único que me interesa. 

A pesar de la relevancia de este acontecimiento, no creo que cambiara nuestra vida, como tanto se repite ahora. Salvo (y no quiero parecer cínico) para hacer pesadísimos los trámites en los aeropuertos. 

Claro que cambió la vida en los Estados Unidos. Claro que cambió la vida en algunos países árabes. Pero no la nuestra (debatiría largo y tendido sobre ello con cualquiera).

Desastres y excusas

El pesar mayor: cómo nació una tradición tenebrosa, con un terrible hito madrileño (recordad, fue el de 11 de marzo de 2004). 

El pesar mayor: las muertes de quienes siempre mueren en uno y otro bando: los no culpables, los ajenos a las decisiones y los despachos gubernamentales; en realidad, siempre los mismos (y no quiero parecer ingenuo).

Recuerdo las imágenes de algunas televisiones árabes: a las multitudes celebrando el nuevo Pearl Harbour. Y mi tristeza por aquellas muertes, por aquellos vítores. Mi tristeza porque la soberbia estadounidense había provocado todo aquello y ahora, una vez más, se servía del desastre para justificar lo injustificable.

Playlist

Recuerdo ahora, al pensar en Radio 3, tres de las mejores canciones (y muy distintas entre sí, algún verso ni lo comparto) que se han escrito en torno al 11-S: "On That Day", de Leonard Cohen, "Jesse", de Scott Walker, y "Let's Roll", de Neil Young.

Tres de los grandes maestros de la última mitad del siglo XX pensando , precisamente, en el final de esa era, dominada y agotada, hasta la extenuación, por su propio país.

Julián Rodríguez es, además de escritor, director literario de la editorial Periférica y director artístico de la galería de arte Casa sin fin. Por su obra (tanto de ficción como autobiográfica), ha obtenido los premios Nuevo Talento FNAC y editorial PeriféricaCasa sin finOjo Crítico

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