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Architecture In Helsinki, frenesí en directo desde las antípodas

  • Los australianos presentaron en Madrid su nuevo disco, Moment bends
  • El concierto estuvo lleno de guiños a España, en su primera visita a la capital

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De Architecture In Helsinki nos gusta todo. Nos encanta su look de banda sueca, su electrónica ochentas y su maravilloso sentido del ritmo.

Los bailes sincronizados están permitidos en su primera visita a Madrid desde su formación en 1999. También vale un peinado rasta tan de otra época como las gafas de la graciosa cantante suplente: Kellie Sutherland, una Beth Ditto de tamaño estándar con una envidiable capacidad para magnetizar al público.

Están bien tres sintetizadores, está bien que el cantante sea un mix entre el Bowie más afeminado y cualquier miembro de Spandau Ballet.

Está perfecto que el grupo haga sonar la Moby Dick madrileña como si estuviéramos ante una escucha del disco, sólo que a mil revoluciones pop.

Moment bends

Este álbum es el más extraño de su carrera. Moment bends (2011, Modular / V2)no escupe la misma urgencia que los anteriores trabajos de los de Melbourne, seis sobre el escenario anoche, ocho en su momento de formación hace ya más de una década.

En el centro comparten voz y protagonismo Kellie y el líder Cameron Bird, refugiado tras unas gafas de sol de corte John Lennon. Cameron es el rey del fraseo y del baile y un osado agitador de masas.

Frenesí desde las antípodas

Entre temas movidos mezclados con otros más espídicos todavía, el concierto fluyó mucho más ameno que cualquier show a base de luces y pirotecnia.

Seis australianos apelotonados sobre un escenario se bastan de sobra para animar a un público que optó por dejarse llevar por el frenetismo en una noche de jueves.

Quizá es por eso que Cameron (que nos deleitó con un "Amigos para siempre") siente una especial predilección por nuestro país. Las dos dedicatorias de la noche fueron para lo más español que uno se encuentra por las calles, digamos, de la zona sur de Madrid: un niño y un vicio, o, al revés, el Museo del Jamón y Fernando Torres, dos amores.

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