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Neon Indian baila solo en el frío de Madrid

  • Alan Palomo presenta en España su segundo álbum, Era extraña
  • Su música de sintetizadores no consigue llenar la sala Kapital

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neon indian madrid
Neon Indian en la Sala Kapital, Madrid.

Alan Palomo estaba emocionado por tocar ante un público de habla hispana. Tan joven y guapo como es, demostraba con cada salto o cada mueca exagerada que la de ayer debía ser una noche para el recuerdo.

Tejano con origen en México, el alma de Neon Indian se calzó unas buenas botas y un look entre un Prince imberbe y un bajito héroe de telenovela. Así tomó la pista de baile donde otros cuatro músicos se movían de forma descontrolada, como ensimismados en su propio talento.

Es curioso: las canciones de Neon Indian brillan cuando cabalgan sobre melodías de sintetizadores, pero sufren cuando el grupo saca su (timidísimo) lado rockero.

Poco público

En la cita madrileña, en una sala Kapital semivacía, la banda se mostró eufórica pero en pocas ocasiones logró conectar con un público a veces pasota y otras osado hasta el punto de protagonizar una improvisada invasión de escenario (fallida).

Se esperaba que la presentación de Era extraña, el segundo álbum de Neon Indian, fuera una fiesta. El grupo puso todo su empeñó, pero la tecnología no acompañó (hubo varios fallos de sonido en el micrófono y en el bajo) y, en cierta manera, la sala les vino algo grande.

Las nuevas canciones de Alan Palomo, una voz perdida en medio de un torrente de sonido con sintetizadores analógicos como base, encontraron su mejor defensa en “Polish girl” y “Hex girlfiend”, momentos estelares de un repertorio breve (apenas 50 minutos) pero suficiente para animar a chasquear los dedos a un público frío en una noche fría en Madrid, organizada por el Heineken Music Selector, y de ésas que no se recordarán para siempre. Quizá como un trago algo insípido.

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